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Opinión 5 de mayo de 2017

Escribe: Mariella Villasante Cervello, investigadora asociada del IDEHPUCP.

En Francia, como en el resto del mundo, los partidos políticos tradicionales están en vías de desaparición. Sin poder explicar en detalle esta situación inédita de “postpartidos”, se puede considerar que la mundialización ha traído consigo la transformación del marco tradicional de la democracia, tal y como existía después de la Segunda guerra mundial. En Francia, esta elección ha hecho evidente el proceso de debilitamiento general de los partidos, y hasta la distinción tradicional entre la “izquierda” y la “derecha”. Emmanuel Macron no pertenece a ningún partido político, y ha realizado su campaña a partir de una posición “independiente”, afirmando además que su movimiento “En marcha” (En marche) “no es ni de izquierda ni de derecha”. Dicho esto, Macron es un social-demócrata, reformista y progresista que ha sido Ministro de Economía del presidente François Hollande, y se considera cercano al Partido socialista que gano las elecciones de 2012. (aricampanimalhospital.com) Sin embargo, el Partido socialista (PS) y la corriente de la derecha tradicional representada por el Partido Los republicanos (LR) han demostrado un gran debilitamiento, que los llevará probablemente a la desaparición cercana. Esta restructuración general del mundo político es la gran novedad de la coyuntura actual en Francia.

Delante de miles de personas reunidas la noche del domingo delante del Museo Louvre, Emmanuel Macron ha prometido “reunir y reconciliar los franceses”; y ha declarado: “yo conozco las divisiones de nuestra nación, que han conducido a ciertas personas a un voto extremista; conozco las cóleras, las dudas, la ansiedad que algunos han sentido. Voy a luchar contra las divisiones que nos acaban.” (Le Monde del 8 de mayo).

El nuevo presidente realizará la toma del poder el domingo 14 de mayo. El lunes 8 de mayo, François Hollande y Emmanuel Macron han participado, conjuntamente con el ex presidente Nicolás Sarkozy, en la conmemoración de la Liberación de Francia, que marcó el fin de la Segunda guerra mundial, el 8 de mayo de 1945. La ceremonia ha sido muy emotiva dado que Hollande y Macron se conocen y se estiman. El nuevo gobierno será conocido el lunes 15 de mayo, pero ya se sabe que tendrá sólo 15 ministros.

Emmanuel Macron, economista y alto funcionario formado en la prestigiosa Escuela nacional de administración (ENA), donde se formó también François Hollande, es el presidente más joven de Francia. Una de las primeras medidas anunciadas es la moralización de la vida pública, que ha estado en el centro de la campaña electoral con el descubrimiento de faltas graves del candidato François Fillon (LR), quien había dado empleos ficticios en el Parlamento a su esposa y a dos de sus tres hijos. Los otros puntos centrales del programa de Macron son: la reforma de la Ley de trabajo, la afirmación de la laicidad en tanto valor republicano, y el reforzamiento de la Unión europea. Durante su campaña, Macron ha prometido disminuir la deuda pública, crear nuevos empleos y reducir los gastos del Estado (supresión de 120,000 puestos de funcionarios, inversión en la energía ecológica). Otros temas prioritarios son la reforma de la educación primaria, la lucha contra la discriminación de jóvenes de clases populares, la instalación de una célula de coordinación de los servicios de inteligencia de la Policía y de las Fuerzas Armadas para luchar contra el terrorismo.

La primera visita al extranjero llevará el presidente elegido Emmanuel Macron a Berlín, donde deberá coordinar con la Canciller Angela Merkel el reforzamiento de la alianza franco-alemana. Para Macron es fundamental concretizar el acercamiento de las esferas de la Unión europea a todos los ciudadanos.

El lunes 8 de mayo el movimiento “En marcha” ha adoptado el nuevo nombre de “La República en marcha”, que será utilizado en las elecciones legislativas tendrán lugar el 11 y el 18 de junio de 2017 para elegir a los representantes de 577 circunscripciones electorales. Estas elecciones locales son muy importantes para poder asegurar al poder ejecutivo su capacidad de aplicar los programas prometidos. Actualmente hay cuatro grupos políticos que se afrontarán en junio: la izquierda (dividida en tres grupos), el centro-liberal de Macron, la derecha de Fillon y la extrema derecha de Le Pen. Aun cuando el presidente elegido Macron tiene buenas posibilidades de obtener la mayoría de representantes locales, Le Pen sigue siendo una amenaza para la vida política francesa y europea en general. Lo más inquietante de esta campaña ha sido en efecto constatar que las ideas de la extrema derecha: contra los migrantes extranjeros, contra la Unión europea, y por el repliegue identitario, por el cierre de fronteras, y por el proteccionismo económico, —es decir todo lo que ha hecho ganar a Donald Trump la presidencia de los Estados Unidos, y lo que ha conducido al Brexit en el Reino Unido—, se expresan como ‘banalidades’ por personas de todas las clases sociales, incluyendo los más instruidos, y sobre todo por los grupos sociales más pobres y excluidos de Francia.

Las tareas que esperan a Emmanuel Macron son pues inmensas. Tendrá que calmar, convencer, reunir y conquistar a los ciudadanos franceses rápidamente para evitar que el populismo de Le Pen siga avanzando en Francia. Para ello es indispensable que Macron combata las causas que alimentan este avance: el desempleo, la corrupción, la distancia entre el pueblo y el gobierno, el miedo de los extranjeros pobres y sobre todo de los musulmanes que están siendo asimilados a los “terroristas”. En esta tarea ardua y compleja, el nuevo y joven presidente de Francia tendrá que contar con el apoyo de todas las fuerzas progresistas y humanistas no sólo de Francia sino de toda Europa, pues lo que sucede en Francia es el reflejo del cambio profundo de todos los países europeos en estos primeros años del siglo XXI.

(08/05/17)