Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Notas informativas 12 de febrero de 2015

A continuación, presentamos los aspectos más importantes que encierra este delito, al cual el Estado ha puesto en la mira.

  • Son tres los elementos que configuran la existencia de la trata de personas: la acción (captación, transporte y recepción de la víctima lejos de su lugar de origen), el medio por el cual se subyaga la voluntad de la persona (que suele ser el engaño o la violencia) y la explotación como fin (es decir, que se busque obtener un beneficio de la víctima mediante la esclavitud, prostitución forzada, mendicidad, extracción de órganos, etcétera).
  • Muchas veces se capta a las víctimas por la fuerza. Este es el caso de niños, niñas y adolescentes  que son secuestradas para luego obligarlas a prostituirse o a realizar trabajos en condiciones de esclavitud.
  • Una forma bastante común en el Perú es el engaño, por ejemplo mediante las falsas ofertas de trabajo. Usualmente se colocan avisos para ofrecer empleo como mesera, bailarina, modelo o anfitriona, en sitios fuera del lugar de origen. Suelen aceptar estos empleos las jóvenes, que piensan que cumplen con todo el perfil, y terminan en sitios de minería informal obligadas a ejercer la prostitución en condiciones paupérrimas.
  • Otro es el caso del padrinazgo, que se da cuando los propios padres o tutores entregan a sus hijos a parientes o a sus “padrinos”, quienes prometen darle un futuro mejor en la capital al menor. Los padres no siempre saben que sus hijos terminan siendo forzados a trabajar o a ser mendigos.
  • Las víctimas menos visibles en nuestra sociedad son las empleadas del hogar. Muchas llegan por “padrinazgo” y son forzadas a trabajar, incluso siendo menores de edad, sin derecho a remuneración ni estudios. Otro es el caso de las mafias que obligan a los niños a mendigar o a trabajar: a veces éstas chantajean a sus padres, pero también sucede que los padres entregan voluntariamente a sus hijos. Finalmente, en situaciones como la prostitución forzada o el trabajo forzado, se somete a hombres y mujeres a trabajar sin su voluntad, y muchas veces bajo la amenaza de hacerle daño a sus familias.
  • En el Perú, según los estudios existentes,  las víctimas de trata tienen, en su mayoría, entre 14 y 30 años.

La trata de personas usualmente traslada a las víctimas fuera de su lugar de origen, por lo que se puede hablar de “rutas” de trata de personas. En el Perú existen las siguientes: las rutas Costa Norte (Chiclayo, Amazonas, San Martín, Cajamarca, Piura, La Libertad, Ucayali), Selva Norte (con ciudades de origen en Iquitos y San Martín para destinos en todo el país), Costa Sur (Arequipa, Lima, Tacna), Sierra Sur (Cusco, Puno, Arequipa como puntos de origen) y Selva Sur (mayormente ciudades de destino en los departamentos de Madre de Dios y Ucayali); y, finalmente, la ruta Lima, que es uno de los puntos más importantes para la trata de personas, pues llegan víctimas de todas partes del país.

El Estado puede prevenir este delito a través de campañas de información a los alumnos de colegios, universidades e institutos sobre cuáles son las modalidades más comunes de trata por engaño para que no caigan en ellas. También haciendo visitas no programadas a centros laborales, clubes nocturnos, centros de esparcimiento, entre otros, para detectar que no se esté dando ningún tipo de explotación laboral o sexual. Asimismo, es importante también realizar estudios sobre la trata de personas para la elaboración de políticas públicas.

La pobreza es un factor importante, y no solo la referida al dinero sino a derechos como la salud o la educación. Al no contar con estos recursos en varias partes del país, mucha gente cree que lo mejor es entregar al hijo para que tenga “un mejor futuro” en otro lugar.

Una vez que se realiza una denuncia, el Estado debería poder judicializar, investigar y sancionar los casos de trata de personas. Sin embargo, existen serios problemas respecto de la identificación de un caso de trata de personas; por ejemplo, se suele imputar el delito de proxenetismo (obligar a alguien a prostituirse) y no el de trata. Por otro lado, se debe proteger a las personas que denuncian los casos de trata de personas, pues pueden ser amenazadas.

Desde el año pasado tenemos en Perú centros especializados de atención a mujeres, jóvenes y niños víctimas de trata de personas, creados por el Ministerio de la Mujer. La idea es que acudan a estos centros mientras dure el proceso, y luego sean devueltos a sus familias o ayudados a salir adelante.

Las penas actuales para el delito de trata de personas van desde los 8 a 15 años de cárcel, con agravantes como la muerte de la víctima, el ejercicio de funciones públicas por parte del perpetrador, la menoría de edad de la víctima, entre otras. En la propuesta preliminar de modificación del Código Penal, las penas son mayores.

Las personas que conozcan un caso de trata, deben denunciarlo ante la Policía Nacional en cualquier comisaría o a través de la Línea contra la trata de personas (0800-2-3232). Cabe señalar que la PNP cuenta con una dirección especial para la trata de personas (la Dirección de Investigación de Delitos de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes). Desde el año pasado, además, hay una fiscalía especializada en el mismo delito.

Por otra parte, también se puede hacer la denuncia en los Centros de Emergencia Mujer (CEM), en las Defensorías Municipales del Niño y Adolescente (DEMUNA), en la Defensoría del Pueblo y sus oficinas provinciales, o través de la Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.

Escribe: Valquiria Ramos, integrante del área de Comunicaciones del IDEHPUCP, en colaboración con Chiara Marinelli, investigadora de nuestro Instituto.

(12.02.2015)