Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Opinión 20 de enero de 2015

“La memoria no solamente es un derecho social, sino también un deber social. En el Lugar de la Memoria se preservará el material histórico, testimonial, documental y visual sobre las violaciones de los Derechos Humanos cometidos desde todos los flancos, será sencillamente la encarnación de la verdad, que la amnesia no puede corroer con la distancia ni el tiempo. Todos los que estamos aquí, con excepción de los más pequeños sabemos lo que significa vivir tras el asecho, la amenaza, la persecución, la tortura física y psicológica, que finalmente nos llevó a aprender a convivir con la muerte de inocentes y culpables, fue una especie de necrofilia social obligada”.

El edificio de cinco pisos, realizado internamente por el equipo de la arquitecta Marisol Zumaeta, está consagrado informar sobre el período del conflicto armado interno, según lo expuesto en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, como ya hemos explicado en un artículo anterior.

Recordemos que el primer piso está consagrado a la presentación del territorio y de la historia regional, que se complementan con un auditorio  y una cafeteria. En el segundo piso se expone la historia política del Perú y la permanencia de la violencia en la vida familiar y social. En el tercer piso se encuentra una exposición fotográfica de la violencia de la guerra interna peruana, incluyendo testimonios filmados recogidos entre 2013 y 2014, mostrando también un “laberinto de la violencia subversiva” y exponiendo una gran vela en signo de duelo permanente. En este mismo nivel se encuentran otro amplio auditorio, vitrinas con objetos asociados a la violencia, una sección consagrada a la selva central y la lucha de los Ashaninka y Nomatsiguenga, un resumen de las principales masacres, y extractos del Informe Final de la CVR.

El cuarto piso cuenta con una muestra centrada en la educación y de la influencia de las ideologías en el curso del conflicto armado interno en esta región, en particular, en la Universidad Nacional del Centro y en los colegios, que fueron centros donde incursionaron los grupos subversivos y donde los estudiantes se convirtieron en blancos de las fuerzas del orden. El quinto piso expone mates burilados de Marcelino Poma, víctima de las Fuerzas Armadas, las luchas por las reparaciones, y fotografías y nombres de personas muertas y desaparecidas de la región de Junín, bajo el lema “Yo soy un ser humano”. El tema de la reconciliación es presentado a través del concepto de la celebración de “la vida que fluye como el agua”. Las ideas de la vida que continúa y de la común humanidad de las víctimas son centrales. También se han construído bibliotecas, videotecas, áreas de investigación y de documentación, sin olvidar la Plaza de la Reconciliación. (Pueden verse las imágenes de este sitio de memoria aquí).

De manera totalmente imprevista, desde inicios de enero de 2015, el Lugar de la Memoria ha sido cerrado por orden de las nuevas autoridades regionales, quienes apoyan la demanda de los nuevos miembros del Municipio de Chilca – distrito donde se ubica este sitio – que pretenden instalar sus oficinas en esta obra pública por razones oportunistas.

El colectivo “Basta de impunidad” ha hecho un pronunciamiento por la defensa de esta obra indispensable para la memoria de la violencia politica en la región de Junín que ha sido tan golpeada durante el conflicto armado interno. He aquí el texto:

«Diversas fuentes nos informan que las nuevas autoridades de la Región Junín quieren clausurar el Museo de la Memoria de Huancayo y utilizar el espacio para las oficinas del municipio de Chilca. Una hecho inaceptable. El Museo de la Memoria se implementó en la última gestión regional ante el anhelo de miles de personas que se han visto afectadas por la violencia armada y que buscan sanar ese trauma de manera colectiva para que no se vuelva a repetir. Las secuelas del conflicto político están pendientes de solución todavía. No se puede detener ese proceso iniciado en la región hace apenas seis meses. La Coordinadora Contra La Impunidad hace un llamado a todas las voluntades que bregan por justicia y contra la impunidad a estar alertas y no permitir que tremenda amenaza se concrete. Del Perú, Junín ha sido uno de los pueblos más castigados por la violencia basta mencionar a las centenares de víctimas de la Universidad Nacional del Centro y de comunidades campesinas. ¡Basta de impunidad!».

La Yalpana Wasi ha sido concebida para informar a la población de Junín y de todo el país sobre los hechos que marcaron el período de violencia y para apoyar el proceso de memoria entre los familiares de las víctimas del conflicto armado. Por ello, el 22 de diciembre de 2014, los familiares de cinco personas desaparecidas entregaron algunas pertenencias y fotos en presencia del expresidente regional Vladimir Cerrón, de representantes de organizaciones de víctimas y de otras autoridades regionales. De este modo, “las familias se involucran en un proyecto gubernamental que aporta reparaciones simbólicas y sociales sobre la violencia política. Ahora, las familias tienen un espacio público y simbólico donde guardar la memoria de sus seres queridos” [Antena Municipal, Huancayo]. El acto terminó con el estreno del documental “El proceso de desplazamiento de las víctimas de la violencia política hacia el valle del Mantaro”, con testimonios de miembros de las asociaciones de desplazados del Centro del Perú, producido por la Pastoral Social de Dignidad Humana del Arzobispado de Huancayo, el Centro de Atención Psicosocial y el Lugar de la Memoria de la región Junín.

Gracias a la presión ejercida por más de treinta instituciones de defensa de los derechos humanos locales y nacionales y la sociedad civil de Huancayo, las autoridades estan empezando a ceder desde hace unos días y comienzan a retroceder en su intento de establecer sus oficinas administrativas en el Lugar de la Memoria de Junín. Esperemos que ello se concretize rápidamente y que la Yalpana Wasi vuelva a abrir sus puertas para reafirmar el derecho a la memoria del conflicto interno peruano. 

Escribe: Mariella Villasante, investigadora asociada del IDEHPUCP

(20.01.2015)