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Opinión 20 de junio de 2016

Este libro es el primero de una serie de tres proyectos de investigación y de edición emprendidos hace diez años. Habiendo tenido que partir del país, he llevado a cabo investigaciones en Mauritania gracias al apoyo del Instituto de Estudios para el Desarrollo (IUED, Ginebra) y luego en el marco de la preparación de mi tesis doctoral (Escuela de Altos estudios en Ciencias Sociales, Paris). Con posterioridad a un período de investigación documentaria, retomé mis trabajos de campo en 2008 entre los Ashaninka del Río Tambo y del Río Perené (Satipo), con el apoyo del doctor Salomón Lerner Febres y del IDEHPUCP. Fue evidente, sin embargo, que era necesario contextualizar su situación en el marco regional y nacional. Por esta razón, decidí escribir un libro sobre el tema, para poder compararlo más tarde con la situación de violencia política vivida en Mauritania entre 1986 y 1992.

Este es la primera de una serie de tres publicaciones que se complementan y se enriquecen mutuamente. Esta versión en francés tuvo como motivación central el hecho que en Francia y los países francófonos se conoce muy poco sobre el período de violencia que vivió nuestro país. De esta manera, se trata de llenar esta laguna académica y estimular el interés de muchos jóvenes que podrían estudiar este tema y hacerlo accesible a los colegas que trabajan en los países del Norte de Africa, en particular Argelia, cuyo contexto de violencia tiene muchas similitudes con el caso peruano. En el futuro cercano, tengo previsto presentar un segundo libro sobre La violencia política en la selva central. Los campos de internamiento senderistas y las secuelas de la guerra civil entre los pueblos arahuac (Ashaninka, Nomatsiguenga, Yanesha y Matsiguenga), que pienso publicar en Lima (2017). Finalmente, elaboraré un texto comparativo sobre La violencia de masas en el Perú y en Mauritania. Guerra interna, racismo y Estado militarizado (Francia, 2018).

El libro La violencia política en el Perú 1980-2000 trata de presentar una síntesis crítica de los hechos conocidos a partir del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, los mejores trabajos sobre el tema (en especial, los de Carlos Iván Degregori), el análisis de las ideologías senderistas y mis trabajos de campo en la selva central (realizados en estadías anuales desde 2006). He recogido también mucha información documental en el Centro de Documentación de la Defensoría del Pueblo, gracias al apoyo de Ruth Buendía y de Karina Fernández. Los principales hallazgos son los siguientes:

  • La hipótesis central considera que, durante algunos años, las regiones que se encontraban en el epicentro del conflicto (Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Junín) vivieron una guerra civil. Las poblaciones se dividieron en dos campos enemigos y fueron también instrumentalizadas por los actores armados, el denominado Partido Comunista del Perú -Sendero Luminoso (PCP-SL), el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y por las fuerzas del orden.
  • La segunda hipótesis se vincula la violencia extrema de los militantes del PCP-SL y de las fuerzas del orden, que fueron brutales y sanguinarios. Los militares se comportaron como un fuerza armada de ocupación en país enemigo y los senderistas llegaron a organizar campos de internamiento en las alturas de Ayacucho (Chungui y Oreja de Perro) y sobre todo en la selva central (Ríos Tambo y Ene, Pangoa), donde murieron más de 6,000 Ashaninka y Nomatsiguenga. Esta realidad ha sido revelada parcialmente en el Informe Final de la CVR y necesita ser aprehendida y mejor estudiada. Los hechos registrados en el Perú pueden ser comparados con los casos de los prisioneros políticos en los países comunistas (Rusia, China, Cambodia), y los campos de concentración de Alemania nazi (Primo Levi, Tzvetan Todorov, Jacques Sémelin).
  • En tercer lugar, trato de demostrar que este conflicto se ha desarrollado en el marco de la estructura post-colonial peruana cuyos fundamentos son étnicos, violentos, racistas, racialistas y machistas. Esta situación es, a menudo, confundida con una “guerra étnica”, sobre todo en Europa y en Estados Unidos, cuando en realidad se trata de una oposición o lucha de clasamientos (Bourdieu) entre mestizos. Para comprender esta situación he analizado lo que llamo “la invención del término Indio”, a partir de los trabajos de Tzvetan Todorov, de Alberto Flores Galindo y de Marisol de la Cadena, entre otros.
  • En cuarto lugar, la violencia extrema — hecha de torturas, de masacres, de asesinatos, de violaciones sexuales cometidas por miembros del PCP-SL, las Fuerzas Armadas y de las milicias civiles—, ha sido analizada a la luz de los testimonios recogidos por la CVR y en el marco de trabajos sobre la violencia de masas, que ponen el acento sobre la racionalidad que prevalece aún en la destrucción de los seres humanos, y de las infinitas capacidades por mantener la común humanidad (Edmund Freud, Hannah Arent, Françoise Héritier, Jacques Sémelin).
  • En quinto lugar, contrariamente a lo que plantean muchos autores, considero que el sistema democrático terminó el 5 de abril de 1992, cuando el presidente Alberto Fujimori realizó su golpe de Estado con el apoyo incondicional de las Fuerzas Armadas. Entre abril de 1992 y novembre de 2000, el país tuvo un gobierno autoritario, anti democrático y extremadamente corrupto, cuyas secuelas siguen presentes en la vida política peruana pues los gobiernos ulteriores no han seguido las recomendaciones de la CVR.
  • En sexto lugar, a lo largo del libro, el caso peruano es comparado con otros casos de violencia de masas y de extrema violencia de Estados militarizados. Es fundamental en efecto dejar de tratar nuestra historia reciente como un epifenómeno, sin relación con otras situaciones similares. Los métodos terroristas del PCP-SL y el reclutamiento de jóvenes son puestos en relación con las organizaciones islamistas como Al-Qaeda y el Estado Islámico. La violencia de los militares peruanos es similar a la de los militares argelinos. En el marco de violencias latinoamericanas, el caso peruano es diferente de las dictaduras de Chile y de Argentina, las guerras civiles de Guatemala y de El Salvador y es cercano al proceso de violencia de Colombia, donde los grupos armados se aliaron con los traficantes de drogas, y donde se cultivó la terrible fuente de “combatientes” de los niños-soldados. Esta realidad que existe aún el el Perú no ha merecido la atención debida hasta el día de hoy. La violencia contra los Mayas de Guatemala es similar a la que han conocido y conocen aún los Ashaninka y otros grupos parientes en la selva central.
  • Desde el punto de vista de la metodología, he hecho hincapié en los hechos de violencia, (resumidos en el Anexo 2 del libro); en los testimonios de las víctimas; en la deconstrucción de las narraciones y de las ideologías terroristas (panfletos de propaganda senderista), de los manuales militares; y en los análisis conceptuales sobre el racismo, la violencia y la guerra.

El libro está dividido en 6 capítulos, 3 Anexos, y presenta 55 fotos, 7 mapas y 3 cuadros. Los temas serán presentados de manera más detallada en un artículo que debe ser publicado en el próximo numero de la revista Memoria. Espero publicar una versión en castellano el próximo año.

El índice del libro es el siguiente:

Capítulo 1: La problemática de los “Indios”, los movimientos sociales y el racismo contemporáneo.

Capítulo 2: La caída de la oligarquía rural, el peligro comunista y el régimen militar, 1968-1980.

Capítulo 3: El contexto político de la primera fase de la guerra: los gobiernos de Belaunde y de García.

Capítulo 4: El régimen cívico-militar de Fujimori: “pacificación y corrupción estatal, 1990-2000.

Capítulo 5: Los grupos subversivos: el PCP-SL y el MRTA.

Capítulo 6: Las fuerzas armadas y las milicias civiles: autoritarismo y violencias masivas (1982-2000).

Anexo 1: Cronología de la guerra interna.

Anexo 2: Hechos de violencia.

Anexo 3: Cuadro de masacres (58).

El libro puede ser adquirido en versión impresa o electrónica aquí.

Escribe: Mariella Villasante, investigadora asociada del IDEHPUCP