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Opinión 15 de diciembre de 2016

Luego de la gran convocatoria que tuvo la marcha Ni Una Menos, la cual posicionó la violencia contra la mujer como un problema real y constante, este resultado no debe sorprender. Es más, el 84.3% de las personas encuestadas indican conocer o haber oído de la marcha, y de este grupo, el 91.9% estaba muy de acuerdo o de acuerdo con su realización.

A pesar que estas cifras son alentadoras, lo cierto es que es necesario seguir trabajando. Por ejemplo, en el mismo estudio, el 56.9% de las personas encuestadas declararon estar muy de acuerdo o de acuerdo con que los problemas de violencia entre una pareja son un asunto que solo deben resolver entre ambos. Es decir, existe aun la percepción de que la violencia es un asunto privado, a pesar de los resultados que se obtuvieron al preguntar por la marcha.

Si bien no es una contradicción per se – en tanto, por ejemplo, una persona puede estar en contra de la violencia contra la mujer pero aun así creer que no debe ser un problema público -, estos resultados muestran más sobre el discurso que cada persona maneja sobre el tema, y los roles que se asignan a hombres y mujeres.

Por ejemplo, el propio estudio indica que el 94.8% de las personas encuestadas están muy de acuerdo o de acuerdo con que tanto el hombre como la mujer deberían contribuir a los ingresos familiares. Sin embargo, el 49.5% indica estar muy de acuerdo o de acuerdo con que, cuando la mujer tiene un trabajo a jornada completa, la vida familiar se perjudica; y el 37.5% afirma que “(e)l trabajar está bien, pero lo que la mayoría de las mujeres realmente quiere es formar un hogar y tener hijos”.

Por otro lado, el 12.6% de las personas encuestadas cree que se justifica que el esposo golpee a su esposa si esta le fue infiel (siendo el 13.6% hombres y el 11.7% mujeres). Es decir, se sigue manteniendo la imagen de una mujer sumisa, y aunque se cree que tanto hombre como mujer pueden, y deben, contribuir a los ingresos familiares, la ausencia de la mujer en el hogar puede afectarlo.

Es por eso que, con miras al próximo año, es necesario el fortalecimiento de políticas públicas que  protejan a las mujeres, niñas y adolescentes, de los diferentes tipos de violencia a la cual están expuestas. Se debe mantener el esfuerzo por tratar el problema de la violencia como un problema público, que involucra a la sociedad en su conjunto.

Por tanto, también son necesarias políticas que busquen incidir en la percepción que se tiene del rol de las mujeres en la sociedad en general; políticas y espacios que permitan el desarrollo de mujeres de manera independiente, tanto personal como económicamente, así como educación basada en el respeto, que contribuyan a la construcción de una sociedad más equitativa para todos y todas.

Escribe: Vanessa Cuentas, asistente de investigación del Proyecto Anticorrupción del IDEHPUCP

(15.12.2016)