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Entrevistas 17 de noviembre de 2017

A pocos días de la marcha nacional «Ni Una Menos», recordamos la entrevista a Pamela Villalobos, Oficial Superior de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), realizada en la Revista Memoria, edición Nº 23. Escribe Gabriela Quevedo, periodista del Idehpucp.

Si hay un entorno en el que la desigualdad entre hombres y mujeres se exacerba, ese el de la pobreza. Para la Oficial Superior de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Pamela Villalobos, esto se hace patente en el incremento de la “femineidad de la pobreza” al mismo tiempo en el que la pobreza retrocede en la región. “Si la población general avanza, las mujeres no necesariamente lo hacen en la misma proporción”, es el mensaje reiterativo de Villalobos desde hace varios años.

La Cepal ha declarado a Latinoamérica como la región más desigual del mundo, evidenciado en la ausencia de más de la mitad de su población femenina del mercado laboral. Situación que se agrava en el caso de las mujeres rurales y en sectores tan específicos como el de las mujeres indígenas o las mujeres afro en la región.

La trayectoria de Pamela Villalobos, quien cuenta con dos masters, en Suecia y Reino Unido, respectivamente, así como con una maestría en Flacso Chile, la ha consolidado como una de las voces más autorizadas en materia de género en la región. Antes de ingresar a la Cepal, Villalobos lideró en Chile el proceso de transversalización de género[1] e integración de mujeres a una de las instituciones más duras en los sistemas de gobierno como lo son las Fuerzas Armadas. Se desempeñó también como Jefa de Relaciones Internacionales del Servicio Nacional de la Mujer de Chile, institución antecesora del actual Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género.

A continuación, una entrevista a Pamela Villalobos para comprender a detalle la posibilidad de aplicar el enfoque de género como una perspectiva que viabilice la igualdad y acorte las históricas brechas sociales que nos frenan ante el desarrollo.

¿Cómo recuperamos el tiempo de las mujeres? O en su defecto, ¿cómo hacemos rentable el tiempo invertido en actividades no remuneradas, como las tareas domésticas?

Lo que se puede hacer no es recuperar este tiempo, sino que más bien liberar el tiempo de las mujeres en el futuro, la forma más importante desde el estado es generar sistemas integrales nacionales de cuidado que ofrezcan servicios públicos de calidad para los niños, para las personas dependientes y adultos mayores. Indudablemente, se necesita también una redistribución de todas estas responsabilidades familiares, de esta carga de trabajo de cuidado dentro de los hogares entre hombres y mujeres. Culturalmente, se nos transmite la idea de que las mujeres son responsables de esta carga.

¿Cuál es el origen de la brecha económica que se refleja en el pago desigual incluso por realizar la misma actividad? ¿Cómo se manifiesta en nuestra región?

Para comenzar este es un fenómeno global. No existe ningún país en el mundo que trate de igual manera a sus hombres y mujeres. En América Latina, en particular, existe una brecha salariar, existe un problema mayor aun que se acumula con este, y es que una de cada tres mujeres no tiene ingreso. Y de las mujeres que participan el en sistema laboral de trabajo remunerado, 8 de cada 10 están en sectores de baja productividad. Entonces, las mujeres también se concentran en la economía informal y en los sectores que son los más vulnerables a las crisis económicas. Más allá de esos componentes estructurales, hay un elemento cultural muy fuerte que se refleja en el empleo formal, en empresas incluso dentro del sector público, donde si uno pone la lupa en cuánto ganan hombres y mujeres, también puede encontrar diferencias inexplicables con factores estrictamente de productividad o laborales o de preparación porque las mujeres de las generaciones actuales son comparativamente más educadas que los hombres. La mayoría de los universitarios graduados en la región son mujeres, pero eso no necesariamente se refleja en sus condiciones laborales.

Pero esto no se refleja aun o podría ser cuestión de tiempo…

Podría ser, pero es una apuesta riesgosa. Más bien me parece que es necesario tomar algunas medidas desde el Estado que es el que tiene que garantizar los derechos de las personas, con medidas tales como las leyes de igualdad salarial que existen en algunos países de la región. Hay otras iniciativas que están dentro del ámbito de posibilidades de acción pública, como todas las medidas que tienen que ver con mayor transparencia en las contrataciones públicas, con las compras públicas. Ello favorece a poder tener un diagnóstico más claro de cuánto ganan hombres y mujeres, de quienes acceden a los distintos cargos públicos o, en el caso de las compras públicas que hay en algunos países, para promover que se genere una verdadera competencia en los distintos puestos que sean asignados de acuerdo a la preparación y a la productividad.

¿En qué etapa del desarrollo de la mujer se inician estas brechas?

Hay varios estudios que muestran que ya a nivel de la educación primaria, las niñas en el sistema educativo formal empiezan a percibir los estereotipos de género, de esta manera entonces, ellas reciben el mensaje de que las mujeres no son buenas para las matemáticas y las ciencias y que los hombres tienen más “habilidades naturales” para esas asignaturas. Estos mensajes son muy tempranos que ya en el primer ciclo de la educación primaria están instalados. Entonces, en la medida de que esas niñas van creciendo y pasan a la educación secundaria, cuando puedan optar por ciertas especializaciones dentro del sistema educativo, optan por aquellas en forma mayoritaria que reproducen los roles de género más tradicionales, y todas aquellas que están vinculadas a las tecnologías y ciencias se concentran mucho más los estudiantes hombres. El problema con esto es que finalmente empujan a las mujeres a seguir concentrándose en los sectores feminizados de servicios, que son los de baja productividad y de mayor vulnerabilidad frente a los ciclos económicos, lo que las deja fuera de los sectores de alta productividad, de alto uso de tecnología y donde está potencialmente la generación de nuevos puestos de trabajo.

(…)
Lea la entrevista completa en la Revista Memoria Nº 23


[1] Villalobos. P. Fundación Chile21. PNUD. Participación de las Mujeres en las Fuerzas Armadas y de Orden. Recuperado de: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0066456.pdf