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Notas informativas 8 de marzo de 2019

Querida defensora de la tierra y territorio:

Hoy que conmemoramos un año más el Día Internacional de la Mujer, quisiera dirigirme a ti. Desde hace un tiempo vengo, como investigadora joven, mujer y feminista, trabajando por los derechos de las mujeres, en distintos contextos y escenarios. Uno de los escenarios más convulsionados sobre el cual he podido trabajar e investigar, es en el que están ubicadas las defensoras de la tierra y territorio frente al incremento de la industria extractiva, y de distintos sectores, que vienen generando perjuicios y conflictos de gran escala. Este escenario está causando un impacto diferenciado y poco visibilizado respecto a las mujeres, y por eso quiero dirigirme a ustedes, quienes vienen alzando la voz para posicionar sus demandas y garantizar sus derechos.

Para empezar, quisiera hacer un recuento de algunos avances en la materia que he podido identificar: El Plan Nacional de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para los años 2018 al 2021, incluye en el diseño y ejecución de políticas a favor de los grupos de especial protección a las defensoras y defensores de derechos humanos, señalando a la Guía de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos de debida diligencia para la participación significativa de las partes interesadas del sector extractivo como instrumento útil para incorporar sus perspectivas en la pauta de las empresas extractivas. Asimismo, el mismo Plan dispone la implementación de estándares internaciones sobre empresas y derechos humanos- contenidos en los Principios Rectores de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos- como un lineamiento estratégico a ser incluido, estableciéndose como meta el tener una propuesta de Plan Nacional de Acción en Empresas y Derechos Humanos para este año.

Pero este avance resulta tímido cuando miramos el camino que queda por recorrer. Por eso, HOY #8M ponemos luz en aquello que falta ver o incluso aquello que aún ni siquiera es perceptible como situación injusta y sobre lo cual necesitamos hablar más, profundizar más, denunciar más, discutir más, para seguir moviéndonos en el camino hacia la equidad.

Ustedes, defensoras, siguen viviendo en un peligro constante, incluso a costa de sus vidas. Sobre esto último, no podemos olvidar a Olivia Arévalo, una lideresa shipibo-conibo quien fue asesinada el año pasado, en un contexto de agresiones sistemáticas a activistas indígenas que se enfrentaban a taladores ilegales y cultivadores de aceite de palma en sus comunidades.  Sumada a esta situación, muchas de ustedes viven sometidas a múltiples manifestaciones de violencia: actos de hostigamiento, estigmatización, criminalización, violencia doméstica, violencia sexual, violencia económica, repercusiones negativas en sus actividades económicas y de subsistencia. Todo eso, bajo la falsa idea de que son débiles, poco objetivas, o que carecen de legitimidad para luchar por sus intereses.

Debido a ello- y hoy más que nunca- yo, Andrea Carrasco Gil, investigadora del Área Académica y de Investigaciones del IDEHPUCP, sigo aquí trabajando por hacer visibles nuestros derechos humanos, inspirada en la fuerza de las mujeres que defienden su vida y territorio.