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Notas informativas 8 de marzo de 2019

Querida mujer indígena:

Te escribe Ariana Jáuregui, una persona que también creció como mujer. Al igual que tú, lucho por la equidad de género en distintos espacios: en mi hogar, en mis relaciones, desde el trabajo que realizo. En ese proceso he comprendido que la opresión por género va de la mano con opresiones por clase, etnia, orientación sexual y otras atribuciones que residen en nuestros cuerpos, historias y culturas. Te escribo esto porque me hallo en tu diversidad y porque tengo la convicción de que el sujeto «mujer» es y debe ser plural. Me dirijo no solo a las mujeres de los 55 pueblos indígenas reconocidos por el Estado, sino también a sus ancestras y descendientes, a las que tuvieron que migrar, a las mujeres indígenas que aman a otras mujeres, a las mujeres trans y las mujeres indígenas neurodiversas y en situación de discapacidad.

Podemos decir que en el Perú hay avances. Formalmente, el Estado que gobierna nuestros territorios «reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación» (art. 2.19 de la Constitución Política) y existen múltiples leyes que prestan atención a la interculturalidad en distintas dimensiones de la vida como en la educación (Ley 27818), la salud (DS 016-2016-SA), en materia de consulta previa (Ley 29785), gestión forestal y fauna silvestre (DS 021-2015-MINAGRI) y desde hace dos años, en relación las lenguas originarias y tradiciones orales (DS 005-2017-MC). Incluso reconociendo que de la norma a la práctica hay un gran trecho, a nivel normativo el panorama es esperanzador y eso se debe a que cada vez existen más frentes desde los cuales se puede luchar. La articulación entre mujeres ha derivado en la creación de una Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú, así como la de una Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú. La voz de las mujeres indígenas se escucha cada vez más fuerte.

Pero estos avances resultan tímidos cuando miramos el camino que queda por recorrer. Por eso hoy #8M también pongo luz en aquello que falta ver o incluso aquello que aún ni siquiera es perceptible como situación injusta y sobre lo cual necesitamos hablar más, profundizar más, denunciar más, discutir más, para seguir moviéndonos en el camino hacia la equidad.

Porque sabemos que si ha sido difícil posicionar una agenda indígena, es aún más desafiante posicionar una agenda de las mujeres indígenas. Tú, mujer, aún luchas por el reconocimiento del valor de tu educación, aún sufres acoso sexual en la escuela y en los largos trayectos que debes recorrer hasta ella. Tú, mujer, aún te enfrentas a un sistema de salud que no comprende tu forma de sanar ni te garantiza la autonomía para decidir cómo parir. Todavía te ponen obstáculos para participar en la toma de decisiones, no solo en espacios nacionales y regionales, sino en tu propio hogar, en tu familia o en tu comunidad. Tú, mujer, llevas en tu cuerpo las heridas de la extracción del caucho, de los derrames de petróleo, de la violencia política.

Confío en que juntas tenemos la fuerza necesaria para sanar y para transformar los sistemas patriarcales y coloniales que nos oprimen. Hoy más que nunca, yo, Ariana Jáuregui, investigadora del Idehpucp, sigo aquí trabajando por hacer visibles nuestros derechos humanos.