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Notas informativas 8 de marzo de 2019

A las mujeres peruanas,

El día de hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer y, yo como investigadora joven, mujer y feminista, escribo estas líneas para contarte que diariamente busco acortar la brecha de igualdad de género desde mi línea de trabajo en el IDEHPUCP, la corrupción. Este es uno de los principales problemas en el país desde hace muchos años, la dinámica del fenómeno aún es compleja de delimitar. Sin embargo, las dificultades son más grandes cuando no conocemos el impacto real de esta problemática en casos que afectan grupos vulnerables como nosotras, las mujeres.

Existen algunos avances que permiten conocer el interés nacional e internacional por impulsar la política de igualdad de género no solo desde una perspectiva global, sino también desde cada engranaje o temática que puede afectar esta labor. Un importante acontecimiento, desde hace unos pocos años, es la visibilización de temáticas poco investigadas y que impactan en la situación de las mujeres. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) toma una iniciativa fundamental en América Latina y Central para evaluar como se relaciona la corrupción y la política de igualdad de género. Así, durante su visita al Perú del 29 al 31 de octubre se ocupó de evaluar las políticas y acciones estatales aplicadas a la problemática[1]. También, se verificó que el país ha tomado conocimiento de los efectos negativos de la corrupción en la lucha contra la violencia de género contra mujeres, niñas y adolescentes y, a la vez, ha implementado algunas acciones como establecer acciones contra la violencia de género como una prioridad. Ello se materializa en el aporte regular de una cantidad mayor de erario público a instituciones encargadas de la defensa y protección de los derechos de las mujeres[2], a la vez se continúa fortaleciendo el marco normativo de protección de los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes, y se realizan otras acciones similares[3].

Pero este avance resulta tímido cuando miramos el camino que queda por recorrer. Por eso HOY #8M ponemos luz en aquello que falta ver o incluso aquello que aún ni siquiera es perceptible como situación injusta y sobre la cual necesitamos hablar, profundizar, denunciar y discutir más, para seguir moviéndonos en el camino hacia la equidad.

Si bien la corrupción es un problema general que impacta a muchos sectores de la ciudadanía, la doble victimización que puede generar en los pocos casos denunciados o judicializados por violencia de género nos invita a preguntarnos: ¿Vale la pena denunciar?. La pregunta es: ¿La corrupción nos afecta de una forma diferenciada en nuestro pleno derecho al acceso a la justicia y al debido proceso?. Si has sido victima de violencia de género, todo es caótico sobre la forma de actuar. ¿Lo digo o no lo digo?, ¿A quién se lo digo?, ¿Y si me terminan culpando?, ¿Por qué exponerme?, ¿Y si mejor lo olvido?. Yo como mujer me pregunto: ¿Podemos olvidarlo?, ¿podemos esperar que no me vuelva a pasar?, ¿y si le pasa a otra?. Es ahí donde por los motivos que sean, lo haces, denuncias. Sin embargo, aún queda un proceso largo y con una alta probabilidad que experimentes muchas veces la corrupción. Talvez sin percibirlo, talvez normalizando, talvez solo callando.

Tomemos en cuenta que una tipología de procesos penales accionados por mujeres con mayor incidencia son casos relacionados a violaciones y/o agresiones sexuales. Cabe preguntarnos: ¿cuánta viabilidad de que prospere mi denuncia hay en un Poder Judicial como el nuestro?. Si, según Proética, el Poder Judicial sería la institución más corrupta del país para la opinión ciudadana. Ante este dato, posiblemente nos quedemos en la indiferencia, el desinterés o miedo por realizar una denuncia, ante la anticipada proyección de la impunidad.

Por ello, generar espacios de información, estudio y análisis de la corrupción relacionado a la situación de las mujeres en el país es muy importante. Evitar la revictimización es fundamental para nosotras pero, sobretodo, buscar no silenciar nuestras acciones por un sistema ineficaz y contaminado por la corrupción. Lo que dejamos hoy es lo que define el camino para nuestras hermanas, sobrinas, hijas y demás generaciones. ¿Por qué no hacer más?, por ellas y nosotras. La corrupción no solo impacta en términos económicos a la sociedad, sino también puede generar efectos a largo plazo como la desconfianza ciudadana y, sobretodo, la indefensión.

Hoy más que nunca, yo, Erika Solis Curi, investigadora del Área de Investigaciones del Idehpucp, sigo aquí trabajando por hacer visibles nuestros derechos humanos. 


[1] Tal como lo señala la entidad en: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2018/243.asp

[2] Ibidem

[3] Ibidem