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Notas informativas 10 de diciembre de 2019

Por: Déborah Delgado Pugley, investigadora invitada

En la puerta de la “Feria de Madrid” hacen fila por igual representantes de pueblos indígenas de todo el mundo, coloridos jóvenes activistas, diplomáticos, representantes de Estados y comisionados de Naciones Unidas. La 25 Conferencia de las Partes firmantes de la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas se reúne en la capital de España, bajo la presidencia de Chile, para avanzar con la agenda climática. Hoy en día reconocida como una crisis global, la alarma sobre sus efectos crece en las calles y campos de todo el mundo.

Este año el Perú tiene una delegación oficial particularmente numerosa. Cuenta con 150 representantes que vienen de diferentes Ministerios y organizaciones dedicadas a la acción climática. Hace 4 años, en la COP21, el Perú se comprometió a reducir el 30% de sus emisiones calculadas para el año 2030. Sin embargo, los compromisos asumidos en el marco del Acuerdo de París no están a la talla de la escala y rapidez del avance de la crisis ambiental. La Ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, responde a esta situación con el planteamiento de una revisión completa del plan de acción climática, la identificación de nuevas medidas de mitigación, y apostar a una reducción del 35% de las emisiones calculadas para el año 2024 o 2025 (Miranda, 2019). De esta manera, el compromiso del Perú se acerca a la recomendación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), el cual señala que los países deberían reducir sus emisiones en un 45% para el año 2030 para evitar cruzar el umbral de 1.5° C de calentamiento. En el 2018, los principales científicos climáticos del mundo señalaron que, de no respetar dicho umbral, millones de personas sufrirían inseguridad alimentaria y hasta 200 millones de personas podrían verse obligadas a migrar para el año 2050 (Lickel y Lennon, 2019). Así el Perú defiende un acercamiento balanceado y ambicioso de la acción climática. Al mismo tiempo que replantea sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), buscando que la implementación de estas se den respetando un enfoque de género, y asegurando la participación de los pueblos indígenas.

El fortalecimiento de las reglas que sostienen los acuerdos a tomar en Madrid es esencial para evitar el riesgo de socavar el Acuerdo Climático de París. Más que solo la construcción de nuevos acuerdos, es necesario garantizar que tanto los derechos humanos como la integridad ambiental estén en el centro de la acción climática (Lickel y Lennon, 2019). De no respetar de manera estricta los diferentes reglamentos, corremos el riesgo de repetir el daño generado a comunidades y pueblos indígenas por falta de provisiones que protejan derechos, como ocurrió bajo el Protocolo de Kioto​.

La falta de ambición de los países es preocupante. Las organizaciones de la sociedad civil  manifiestan que esto iría en contra de los derechos humanos de los ciudadanos a nivel global.

Las manifestaciones callejeras han acompañado siempre a las negociaciones climáticas. La COP de Cancún en el 2010, alejó a los marchistas del sitio de las negociaciones. Hoy en día más bien, la marcha se lleva organizadamente al centro de Madrid. La marcha climática de Madrid congregó a 500,000 personas y el movimiento climático mundial de jóvenes se ha vuelto el más presente en las calles.

Muchos analistas reconocen que en varios sentidos 2019 demostró lados extremos del cambio climático. Los jóvenes salieron a las calles en números sin precedentes marchando para exigir acciones climáticas. Esta es una inyección de energía al movimiento ambiental de base, liderado por comunidades y pueblos indígenas que durante siglos demuestra preocupación e indignación frente a la degradación ambiental. Al mismo tiempo, los eventos climáticos extremos se han hecho más evidentes. Los mortales huracanes en el Pacífico, se han acompañado por olas de calor y temperaturas récord en Europa, por ciclones e inundaciones en Mozambique y masivos incendios forestales en los Estados Unidos, Australia, Brasil y Bolivia.

Frente a todo esto, la falta de ambición de los países es preocupante. Las organizaciones de la sociedad civil  manifiestan que esto iría en contra de los derechos humanos de los ciudadanos a nivel global. Como señalan los representantes indígenas frente a la plenaria de los países al iniciar la segunda semana: “Su falta de acción pone en riesgo todo eso y crea más condiciones para el catastrófico apartheid climático”. Asimismo, como señala la representante de los jóvenes, Sara Conunch de Costa Rica, los jóvenes “heredarán el mundo en las condiciones en las que se están negociando” y por ello “nuestros insumos y aportes deben ser incluidos”.

Más trabajos de la autora sobre el tema:

Delgado, D. Diciembre, 2019 La participación de los pueblos indígenas en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. De actores “tradicionales” a actores frente al Antropoceno

Referencias:

Miranda, O. (08 de Diciembre, 2019). Perú: Contra la emergencia climática. La República. Recuperado de: https://larepublica.pe/domingo/2019/12/08/peru-contra-la-emergencia-climatica/

Lickel, S. y Lennon, E. (09 de Diciembre, 2019).  OPINION: Carbon markets headed for insanity at Madrid climate talks. Thomson Reuters Foundation News. Recuperado de: http://news.trust.org/item/20191208195054-5pf1d