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Notas informativas 2 de octubre de 2017

¿Qué mueve a las personas de edades, condiciones económicas, lugares de procedencia, o marcos culturales distintos, a unirse y participar de un voluntariado? Buscar una sola respuesta para esta pregunta resultaría bastante reduccionista. Sin embargo, es central mencionar la motivación de generar cambios positivos que los voluntarios y voluntarias buscan promover en sus respectivas realidades, invirtiendo tiempo, energía y capacidades para incidir en aquellos temas que consideran apremiantes para la construcción de una sociedad más equitativa, crítica, recíproca, participativa, y sobre todo, donde exista bienestar.

Desde construir viviendas para contribuir a una mejor calidad de vida a miles de familias, dirigir talleres de nivelación escolar, hasta convertirse en guarda parques, podemos encontrar miles de temáticas –y problemáticas- que voluntariados alrededor del mundo buscan abordar. Resulta interesante en este contexto que todas estas iniciativas vengan siendo impulsadas por distintos sectores de la sociedad: desde el mundo empresarial, las universidades e institutos superiores, las organizaciones civiles, e inclusive desde el propio Estado.

Se tiene así, por ejemplo, los esfuerzos de voluntariado corporativo que desde el sector privado y la cooperación internacional, a través de UN Volunteers Perú, se impulsan con la Plataforma de #EmpresasQueInspiran. Esta busca involucrar a los colaboradores en actividades de voluntariado, fortaleciendo su sensibilidad social y sentido de responsabilidad social[1]. Otro ejemplo relevante gira en torno al establecimiento de una Dirección General de Población, Desarrollo y Voluntariado en el MIMP, encargada -a grandes rasgos- de articular las diversas iniciativas de voluntariado que se encuentran en el país y difundirlas para que más personas se sumen a estas[2].

Esto en definitiva da cuenta del reconocimiento progresivo del valor del voluntariado, y es que este implica la generación de capital social para todo un país. Estamos hablando de personas que ejercen su ciudadanía en el día a día, que se involucran de forma proactiva en los problemas comunes y proponen alternativas de solución, poniendo a disposición de forma creativa sus habilidades y conocimientos profesionales. Al mismo tiempo, fortalecen su empatía y capacidad de diálogo con poblaciones diversas, obteniendo aprendizajes que contribuyen a su desarrollo personal. En esta línea, consideramos que ser voluntario(a) es una expresión básica de las relaciones humanas3, pues las relaciones sociales son intrínsecas a sus actividades.

Desde el 2004, el Idehpucp apuesta por este tipo de trabajo con jóvenes a través de nuestro Programa de Voluntariado. A partir del cual busca canalizar todo el compromiso social hacia acciones de incidencia pública con la finalidad de plantear soluciones a problemáticas que nos interpelan. Para ello nuestro equipo de voluntarios es capacitado en temas de realidad social nacional y de gestión de proyectos de desarrollo, para luego juntos identificar una problemática; diseñar un proyecto y ejecutarlo.

Año tras año se suman nuevos integrantes a nuestro equipo de voluntariado, que se caracteriza por ser un grupo interdisciplinario. El equipo de 2017 está conformado por 21 miembros, enfocados en el trabajo de dos proyectos de desarrollo: uno abordando el tema de fortalecimiento de la autonomía de un grupo de mujeres que ha sido víctima de violencia de género en Villa El Salvador y otro grupo promoviendo la construcción de ciudadanía en comunidades de extrema pobreza.

Es así que este año tuvimos la experiencia más retadora: acercarnos a la realidad de Cuncani, comunidad alto andina ubicada en el Distrito de Lares, Cusco, a más de 4 mil msnm, conformada por 74 familias, con la finalidad de conocer las perspectivas de desarrollo y las principales problemáticas que tienen los miembros de esta comunidad.

Para ello, doce de los integrantes de nuestro equipo de voluntariado emprendió el viaje hacia Cuncani, en donde se encargaron de la realización de talleres de diagnóstico en temas de salud, nutrición, ciudadanía e identidad comunitaria dirigidos a niños, adolescentes y adultos miembros de la comunidad. Es importante decir que tanto las temáticas como las metodologías usadas en cada actividad fueron adaptadas a las necesidades y tiempos en Cuncani. Y es que, si bien desde Lima el equipo había diseñado las herramientas de recojo de información, la realidad de la comunidad era totalmente distinta a nuestras concepciones del tiempo y del ocio. Ello conllevó a que en campo se modificaran y adaptaran las actividades.

El equipo permaneció por seis días en Cuncani, tiempo de aprendizaje y convivencia gracias a las cinco familias que hospedaron a los voluntarios en sus hogares. A partir de este trabajo el equipo del voluntariado del Idehpucp busca visibilizar a la comunidad de Cuncani produciendo un diagnóstico que será socializado con la comunidad, grupos de investigación e iniciativas vinculadas al desarrollo rural comunitario dentro de nuestra universidad.

Este trabajo  no hubiese sido posible sin la alianza establecida con la ONG Nexos Comunitarios, quienes promueven mejoras en la calidad de vida de la comunidad y acompañan el desarrollo del turismo rural comunitario en Cuncani.

Escriben: Silvana Mestanza y Marjorie Díaz, comunicadoras especializadas en Desarrollo e integrantes del equipo de Comunicaciones del Idehpucp.


[1] Empresas que inspiran: el trabajo en red para atender desafíos del voluntariado corporativo. UN Voluntarios. En: http://www.unv.org.pe/noticias_det.aspx?id=35

[2] NOSOTROS – Dirección de Voluntariado. Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. En: https://www.mimp.gob.pe/homemimp/direcciones/dv/pagina-dv.php

[3] The power of volunteerism. UN Volunteers. En: https://www.unv.org/volunteerism/power-volunteerism