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Opinión 2 de junio de 2018

Hoy,  como tema de esta columna,  quisiera mostrar simplemente algunas citas del Informe Final de la CVR relativas a la Casa Rosada. Ello es pertinente habida cuenta del último film que rodara antes de morir el cineasta ayacuchano Palito Ortega.

“Desapariciones, Torturas y Ejecuciones Extrajudiciales en la base militar de Los Cabitos (1983-1985)»

Ante el incremento de la actividad del PCP-SL en el departamento de Ayacucho, el 31 de diciembre de 1982 el gobierno decidió la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la subversión.

Las denuncias sobre violaciones de derechos humanos se incrementaron desde que el Ejército asumió el control de la zona.  La CVR ha constatado 138 casos de personas que fueron secuestradas, torturadas o asesinadas por las fuerzas del orden entre 1983 y 1984 en la provincia de Huamanga.  En todos ellos, se puede apreciar la existencia de un patrón de conducta por parte del personal militar y policial, caracterizado por seguir las siguientes fases: detención arbitraria, conducción a una instalación militar, tortura, liberación selectiva, ejecución extrajudicial y desaparición.

En el caso de las detenciones arbitrarias, los agentes no se identificaban al momento de realizar las intervenciones y, posteriormente, negaban haberlas perpetrado.  Para realizar las detenciones, se emplearon tres modalidades: rastrillaje, las redadas y las detenciones selectivas.

Los captores actuaban sin orden judicial, sin participación del Ministerio Público ni otra autorización que evidenciara un procedimiento regular de detención.  Según versión de algunos oficiales que actuaron en aquella época, los lugares donde  estas personas permanecían irregularmente detenidas fueron el Cuartel 51, Los Cabitos, y, excepcionalmente, el inmueble conocido como “Casa Rosada”.  Este último habría servido como centro de operaciones del área de inteligencia.

Las torturas solían producirse cuando los detenidos  eran interrogados, tanto en la “Casa Rosada” como en el Cuartel 51, Los Cabitos.  Los detenidos que se encontraban con los ojos vendados, solían ser forzados a desnudarse y con las manos amarradas hacia atrás eran sometidos a diversos tipos de tortura mediante los cuales eran obligados a proporcionar información.

Respecto de las libertades selectivas, en algunos casos, los detenidos recobraban su libertad sin mediar explicaciones…. Algunos eran amenazados para que no denunciaran los hechos y se les decía que iban a ser seguidos y vigilados.  

Con relación a las desapariciones, los perpetradores negaban la detención ante los familiares y el Ministerio Público.  En ciertos casos, el detenido era trasladado de un centro de detención a otro para impedir su ubicación.

Sobre las ejecuciones extrajudiciales, es preciso señalar que muchas de las personas detenidas no resistían las torturas y fallecían exhaustas, y que otras eran asesinadas directamente cuando, según el criterio de sus victimarios, se demostraba su responsabilidad.  Algunos cadáveres eran enterrados en fosas clandestinas; otros cuerpos eran abandonados en lugares como Puracuti e Infiernillo.  Por estas razones, es presumible que las personas dadas por desaparecidas, en su gran mayoría hayan sido ejecutadas extrajudicialmente…”

Los peruanos debemos conocer nuestra historia. Tomar conciencia del carácter criminal de la ideología senderista pero también aceptar que, muchas veces, no se la supo combatir.