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Opinión 24 de diciembre de 2017

Es altamente probable que el Presidente Pedro Pablo Kuczynski sea vacado de su cargo en breve tiempo. Un grupo de parlamentarios de diversas organizaciones políticas ha sacado adelante una propuesta de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente. Para nadie es un secreto que el fujimorismo es el partido que ha asumido con mayor entusiasmo este controvertido proyecto. Es sumamente probable que los líderes de Fuerza Popular estén tentando la posibilidad de propiciar un adelanto de elecciones, en circunstancias en las que los partidos de dos potenciales candidatos a la Presidencia de la República no han logrado todavía su inscripción electoral.

El Presidente Kuczynski ha sido acusado de mentir sobre la relación de sus empresas con Odebrecht en tiempos en los que ejercía la función pública. Se trataría de una relación cuestionable que pone en conflicto sus intereses como agente privado y los intereses del país que él debía defender en su calidad de funcionario del Estado. Dicha relación no ha sido esclarecida en profundidad por el Presidente de la República, aunque parece que a sus enemigos políticos les importa poco la verdad del asunto. Da la impresión de que ya han decidido de antemano vacarlo.

La idea de que este lamentable proyecto de vacancia contra Pedro Pablo Kuczynski constituye la crónica de una muerte anunciada se sostiene en el hecho de que se está promoviendo una suerte de destitución presidencial gestada en una semana. En la mente de los artífices de esta propuesta parece no importar en absoluto el debido proceso y la investigación sobre la verdad de la responsabilidad de Kuczynski ante los hechos que se le imputan. Ni siquiera se le concede al Presidente un tiempo razonable para hacer sus descargos y aclarar los hechos en discusión. El fujimorismo sólo quiere sacarlo del cargo, y otros grupos políticos se han prestado para concretar este propósito.

La tesis de “incapacidad moral permanente” como causa de vacancia presidencial merece una discusión de carácter conceptual. Los actores políticos que están aderezando este proyecto político no se han detenido a examinar esta idea, sólo la emplean como un recurso instrumental para llevarlo a cabo. La “incapacidad moral permanente” parece aludir a alguna situación de carácter corporal, intelectual o actitudinal que suspende indefinidamente la capacidad de deliberar y tomar decisiones en términos morales. No está en absoluto claro que esta situación guarde relación con los argumentos esgrimidos por los fujimoristas para destituir a Pedro Pablo Kuczynski de la Presidencia de la República.

La propuesta de vacancia presidencial no ha sido sustentada adecuadamente por sus promotores, ni se ha considerado el cumplimiento de los tiempos y los procedimientos que exige el debido proceso. No se le ha facilitado al Presidente las condiciones para el ejercicio de su defensa. Se pretende sacar adelante un proceso sumario, de carácter esencialmente político. Por supuesto que las imputaciones hechas al Presidente son graves y deben ser esclarecidas, pero todo ello debe hacerse en el marco del debido proceso.

Estas circunstancias que vivimos son sumamente críticas y comprometen severamente no sólo la economía del Perú, sino también la institucionalidad democrática. Esta amenaza a la democracia converge plenamente con las acciones de este grupo contra la fiscalía de la Nación y contra el Tribunal Constitucional. Los ciudadanos debemos defender la institucionalidad por la que tanto hemos luchado.