Edición N° 39 08/05/2023 Artículo

¿Democracia resiliente o camino al autoritarismo?

Katherine Zegarra Diaz

Por: Katherine Zegarra Diaz

Politóloga.

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La democracia es un concepto complejo y discutido ampliamente por las ciencias sociales. Existen diversas perspectivas de lo que es la democracia. Hay autores que la relacionan con las elecciones, como Schumpeter (1983), quien señala que la democracia es el “arreglo institucional para llegar a las decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el poder de decisión mediante la lucha competitiva por sus votos”. Mientras que hay otros autores que toman en cuenta otros elementos liberales como O’Donnell (2010), quien indica que es necesario garantizar una serie de protecciones a la ciudadanía para que puedan participar y votar con libertad. En este artículo, se analizará la situación democrática peruana, tomando datos del V-DEM y considerando los últimos sucesos sociales y políticos. Sin embargo, antes de iniciar con ello, se considera importante indicar que la democracia es mucho más que un concepto.

Como indica PNUD (2004), la democracia es, también, el “resultado de una intensa y denodada experiencia social e histórica que se construye día a día en las realizaciones y frustraciones, acciones y omisiones, quehaceres, intercambios y aspiraciones de quienes son sus protagonistas: ciudadanos, grupos sociales y comunidades que luchan por sus derechos y edifican de manera incesante su vida en común” (p.5). En este sentido, hay que comprender que la democracia es un régimen político vivo que se presenta en “principios, reglas e instituciones que organizan las relaciones sociales, [en] los procedimientos para elegir gobiernos y [en] los mecanismos para controlar su ejercicio. También es el modo como la sociedad concibe y pretende hacer funcionar a su Estado” (p.53). Es necesario que la democracia sea, también, celebrada y defendida por la ciudadanía, entendiéndose no sólo como un concepto de las ciencias sociales, sino también como un régimen que brinda a la ciudadanía una serie de derechos y libertades. 

Existen diversas organizaciones que buscan medir el estado de la democracia en el mundo. Por ejemplo, se encuentra el proyecto V-DEM que las analiza tomando en cuenta diversos aspectos que las construyen. Asimismo, tiene una base de datos abierta al público e información desde el año 1789. Este será tomado como referencia para analizar el estado democrático peruano y, así, intentar respondernos la siguiente pregunta: ¿el Perú cuenta con una democracia resiliente o va camino al autoritarismo? 

En primer lugar, es necesario saber los elementos que constituyen la democracia en el V-DEM. Este se centra en el Índice de Democracia Liberal, el cual combina aspectos centrales de la democracia electoral con la dimensión liberal. Asimismo, observa las restricciones al ejecutivo por parte del poder legislativo y judicial,  el Estado de Derecho que garantiza el respeto de las libertades civiles, entre otros. En este sentido, V-DEM distingue cinco principios básicos de democracia: electoral, liberal, participativo, deliberativo e igualitario (Papada et al. 2023: 14).  En el 2022, el Perú contó con la siguiente calificación sobre cada uno de los índices de democracia (ver Tabla N° 1). Es importante señalar que esta se hace a partir de una escala de menor a mayor, que va entre 0 a 1. Como se observa, el Perú se destaca en contar con un puntaje relativamente alto en el índice de democracia electoral; mientras que, en el otro extremo, contamos con los componentes deliberativos e igualitarios por debajo de 0.5. 

                                                             

Por otro lado, como se puede ver en el gráfico N° 1, desde el retorno a la democracia, el Perú muestra una disminución en todos los índices. El declive más evidente se presenta en el índice de democracia deliberativa que, como se ha señalado, evalúa el proceso deliberativo en el que el razonamiento público, centrado en el bien común, motiva las decisiones políticas. Es decir, lo que se encuentra con esta caída es que las autoridades priorizan sus agendas particulares, en lugar de representar los diversos intereses de la ciudadanía. Esto puede responder a diversas razones, entre las que destacan los pocos incentivos de los políticos a desarrollar una larga carrera política y profesionalizarse, originados por la prohibición de la reelección inmediata. En las siguientes líneas, se desarrollará, a profundidad, la situación de la democracia peruana tomando en cuenta cada uno de los índices del V-DEM, con énfasis en los últimos sucesos que la vienen afectando. 

                                                               

Democracia electoral

En primer lugar, se encuentra el índice de la democracia electoral. Este busca evaluar un valor fundamental en democracia, el que los gobernadores respondan a la ciudadanía a través de una competencia electoral, en la cual las diversas organizaciones políticas y de la sociedad civil puedan operar de manera libre; las elecciones sean limpias y no estén empañadas por fraude o irregularidades sistemáticas; el sufragio sea amplio; y las elecciones afecten la composición de los poderes públicos (legislativo y ejecutivo). Asimismo, el índice toma en cuenta la existencia de la libertad de expresión y la capacidad de los medios independientes para poder presentar puntos de vista alternativos sobre asuntos de relevancia política (V-DEM, 2023: 53). 

«La narrativa del fraude está siendo empleada por algunos políticos, a pesar de que diversos observadores internacionales han respaldado la labor de los organismos electorales. Este tipo de narrativas son peligrosas porque ponen en tela de juicio el resultado»

Desde el 2001, el Perú ha incrementado sustancialmente este índice; desde el 2002 hasta el 2020 se ha situado alrededor del 0.8; en el 2022 se encontró en 0.74. Sin duda, es el elemento democrático más fuerte que el Perú posee. Recordemos que sin elecciones no hay democracia. Sin embargo, a pesar de ser un elemento fundamental, no es suficiente. Lamentablemente, en los últimos meses, los organismos electorales se han visto atacados. Muestra de ello es que se generó una comisión investigadora de las Elecciones Generales 2021 en el Congreso de la República, la cual indicaba la existencia de fraude electoral. Sin embargo, al no encontrar pruebas de ello, el informe final se archivó (Infobae, 16 de junio de 2022). La narrativa del fraude está siendo empleada por algunos políticos, a pesar de que diversos observadores internacionales han respaldado la labor de los organismos electorales. Este tipo de narrativas son peligrosas porque ponen en tela de juicio el resultado -sin pruebas-, desinformando a la ciudadanía y generando desconfianza en sus autoridades electorales y en la democracia. 

Por otro lado, respecto a la libertad de expresión, el último informe de Human Rights Watch (2023) indica que los ataques y el acoso contra la prensa se incrementaron durante las protestas de diciembre de 2022 y febrero de 2023. Según la Asociación Nacional de Periodistas del Perú y la Oficina de Derechos Humanos de Periodistas, se han documentado 155 casos, incluyendo acoso, amenazas, golpes y detenciones arbitrarias, desde el 7 de diciembre hasta enero de 2023. En la mayoría de los 59 casos producidos en diciembre, los agresores eran manifestantes. Mientras que en más del 70% de los 96 casos en enero, las agresiones fueron producidas por las fuerzas del orden. El informe destaca algunos casos, dentro los cuales se encuentran los siguientes:

  • El 7 de enero de 2023, la policía amenazó de muerte al fotoperiodista Aldair Mejía (24 años) mientras él tomaba fotos de un arresto en Juliaca. Los oficiales lo golpearon con un escudo y trataron de arrebatarle su credencial de prensa. Él huyó. Horas después, mientras él continuaba cubriendo las protestas, un proyectil no identificado le rompió la tibia derecha.
  • El 04 de febrero de 2023, un oficial de la policía golpeó a la periodista Paola Ugaz (49 años) en el pecho. Ugaz estaba cubriendo las protestas en Lima, cuando un grupo de policías la acorraló y golpeó, a pesar de que mostró su credencial de prensa. Hay un documento médico, revisado por Human Rights Watch, en el que se muestra que la periodista sufrió una contusión torácica. (Human Rights Watch, 2023:77-78)

                                                             

Democracia liberal

En segundo lugar, se evalúa el índice de democracia liberal, el cual indica la protección de derechos individuales y de las minorías contra la tiranía del Estado y la tiranía de la mayoría. Asimismo, recoge información sobre los métodos horizontales de rendición de cuentas, es decir, que existan instituciones más o menos igualitarias que puedan garantizar controles y equilibrios efectivos entre instituciones.Esto se consigue mediante un Estado de Derecho fuerte, libertades civiles protegidas por la Constitución política, un poder judicial independiente y un poder legislativo fuerte que pueda exigir cuentas al Ejecutivo y limitar sus poderes (Papada et al. 2023: 54).

Tal como se puede observar en el gráfico N° 3, desde el 2001, tanto el índice de democracia liberal como los componentes del índice liberal, (igualdad ante la ley y las libertades individuales, limitaciones judiciales al ejecutivo y las limitaciones legislativas al ejecutivo) se han incrementado de manera importante. Sin embargo, a partir del 2020, hubo un pequeño decrecimiento en el índice de democracia liberal y el índice de limitaciones judiciales al ejecutivo. Para el 2022, Perú tenía 0.63 en su índice de democracia liberal, posicionándose, aún así, por encima del promedio de América del Sur (0.52). Genera preocupación que, en la región, no se le dé la debida importancia a la protección de los derechos individuales y de las minorías. 

Por otro lado, se destaca el alto puntaje en el índice que mide las limitaciones legislativas al ejecutivo (Legislative constraints on the executive index). Esto quiere decir que la legislatura y las agencias gubernamentales (Contraloría General, Fiscalía o Defensoría del Pueblo) son capaces de cuestionar, investigar y supervisar al ejecutivo. Este puntaje no es de extrañar, puesto que se ha mostrado la fortaleza del Congreso de la República y la alta vulnerabilidad de los presidentes sin mayoría: hubo 6 jefes de gobierno en menos de 7 años. El promedio latinoamericano es 0.71 en el índice de restricciones legislativas sobre el ejecutivo, mientras que el Perú cuenta con 0.97. 

                                                                     

Democracia participativa

En tercer lugar, se presenta el índice de la democracia participativa, el cual hace referencia a la participación activa de la ciudadanía en los procesos políticos, electorales y no electorales. Este principio está motivado por la inquietud sobre una práctica fundamental de la democracia electoral: delegar autoridad a los representantes. Por lo tanto, se prefiere el gobierno directo de los ciudadanos, es decir, que exista, en la medida de lo posible, una mayor participación de la ciudadanía en las decisiones políticas. El indicador del V-DEM toma en cuenta cuatro aspectos de la participación ciudadana: las organizaciones de la sociedad civil, los mecanismos de democracia directa,  la participación y representación a través de los gobiernos locales, por un lado, y de los gobiernos regionales, por otro. (V-DEM, 2023:56).

Como se observa en el gráfico n°4, el Perú muestra cifras heterogéneas respecto a la capacidad de participación de la ciudadanía. Se destaca la alta puntuación en el Índice de gobierno local y regional (0.98 ambos). Estos miden si existen gobiernos locales o regionales, si estos cuentan con poder relativo y si son elegidos. Les sigue el índice de participación de la sociedad civil con 0.69 y, con la menor puntuación, se encuentra el índice de voto popular directo con 0.27. En este sentido, se requiere incluir a la ciudadanía en el proceso de creación, ejecución y evaluación de las políticas públicas. En cada vez, más países, se está buscando que haya un mayor involucramiento ciudadano con el Estado, tendencia que no se está presentando en el Perú. Las cifras también indican que es necesario fortalecer a la sociedad civil.

                                                                       

Democracia deliberativa

En cuarto lugar, se encuentra el índice de la democracia deliberativa. El cual mide hasta qué punto se cumple el principio deliberativo de la democracia; es decir, evalúa si las decisiones políticas están motivadas por el razonamiento público (centrado en el bien común)en contraste a las apelaciones emocionales, los apegos solidarios, los intereses parroquiales o la coerción. En este sentido, este índice evalúa el proceso por el que se toman las decisiones en un sistema político, entendiendo que la democracia requiere más que la agregación de preferencias existentes, sino también  un diálogo respetuoso en todos los niveles entre participantes informados y competentes, que se encuentren abiertos a la persuasión, desde la formación de preferencias hasta la decisión final (V-DEM, 2023: 57).

Este es el índice en que se obtiene la calificación más baja (0.44) y la que más ha caído desde el retorno de la democracia. Este índice evalúa cinco indicadores: justificación razonada, bien común, respeto de los contraargumentos, alcance de la consulta y sociedad comprometida. Por un lado, los políticos y los partidos, cada vez, se esfuerzan menos para justificar sus decisiones, tanto de manera lógica, como en términos del bien común. Asimismo, hay menos lugar para los contraargumentos. Esta situación es peligrosa porque la democracia requiere diálogo y lo que se presenta es que los políticos tienen actitudes más autoritarias, populistas y polarizantes. Por otro lado, respecto a la deliberación, este indicador toma en cuenta la discusión, debate y foros públicos; aquí, se encuentra que la ciudadanía no está involucrada en la discusión de asuntos públicos ni hay un esfuerzo por parte de la élite política para involucrarla.

                                                                             

Democracia igualitaria

En quinto lugar y último lugar, se encuentra el índice de democracia igualitaria. Este se basa en que la democracia es el “gobierno del pueblo” en el que las y los ciudadanos pueden participar de diversas formas, como expresar sus opiniones, manifestarse, presentándose a elecciones, votar con conocimiento de causa, entre otros. En este sentido, el componente igualitario busca medir las desigualdades materiales e inmateriales que pueden, por un lado, inhibir el ejercicio de los derechos y libertades formales, y, por otro, disminuir la capacidad de participación de los ciudadanos de todos los grupos sociales. Asimismo, se indica que la democracia igualitaria se logra cuando, en primer lugar, los derechos y libertades de las personas se protegen por igual en todos los grupos sociales; en segundo lugar, cuando los recursos se distribuyen por igual entre todos los grupos sociales; y, en tercer lugar, cuando los grupos e individuos disfrutan de igual acceso al poder (V-DEM, 2023:55).

                                                                         

El índice democracia igualitaria es el segundo más bajo de todos los índices que evalúa el V-DEM. Esto se debe a que, por un lado, existe una alta desigualdad en el Perú. Según cifras del World Inequality Report 2022, es el cuarto país con mayor nivel de desigualdad. Francke (2023) indica que el Perú es un país con alta desigualdad en diversas dimensiones. Por ejemplo, existe una diferencia de 26% en los ingresos promedios entre hombres y mujeres; una persona afroperuana gana en promedio 500 soles mensuales menos que el ingreso nacional promedio; y apenas dos personas concentran el 15% de toda la riqueza del país. El economista indica que el Estado hace muy pocos esfuerzos para reducir esta desigualdad.

Por otro lado, respecto a la igualdad de protección que el Estado otorga, en las últimas manifestaciones, se ha evidenciado que no hay una protección uniforme de los derechos y libertades de todos los grupos sociales. La Defensoría del Pueblo ha reportado 1,327 protestas desde el 7 de diciembre de 2022 hasta el 20 de febrero del 2023, dentro de las cuales se encontraron miles de personas que participaron pacíficamente, así como protestantes que cometieron actos de violencia [1].  El último informe de Human Rights Watch (2023) señala que la respuesta del Estado peruano ante las protestas ha sido brutal.  Se indica que los policías han utilizado armas menos letales, como gas lacrimógeno y escopetas de perdigones para dispersar reuniones pacíficas, en violación a los estándares internaciones de derechos humanos. En instancias en las cuales las protestas se tornaron violentas, hubo una respuesta policial y militar indiscriminada y excesiva, así como fuerte evidencia del uso de armas de fuego prohibidas (p.5).

¿Qué podría venir en el futuro?

En su informe sobre la democracia, tomando en cuenta el Indicador Regímenes del Mundo (RoW), el proyecto V-Dem también distingue cuatro tipos de regímenes: Autocracias cerradas y electorales, y Democracias electorales y liberales (Ver tabla N°1). Como se puede observar, en un proceso de democratización, un país se aleja de la autocracia y se acerca a la democracia. Sin embargo, ello no significa que un país se convierta en una democracia, y viceversa (Papada et al. 2023: 14). 

                                                                 

En el proceso de autocratización, la literatura indica que el poder se va concentrando, normalmente en el Ejecutivo, al punto que las decisiones se imponen de manera unilateral. De esta manera, se va eliminando el pluralismo y la capacidad de que exista competencia política (Dahl 1961; 1971). Sin embargo, en el caso peruano sucede lo opuesto. Barrenechea y Vergara (2023) encuentran que el deterioro democrático no responde a la acumulación del poder, sino a su disolución. Los autores indican que existe una dilución extrema del poder evidenciada en la fragmentación electoral, el reemplazo paulatino de políticos profesionales por “outsiders” y la ruptura de los vínculos entre los funcionarios electos y la sociedad. Estos tres fenómenos, señalan, convierten la política en un juego de corto plazo en el que los políticos no sienten ningún incentivo para cooperar y, en cambio, tienen fuertes incentivos para actuar de manera radical y depredadora (pp.82-83). Esto se ha evidenciado en el índice de democracia deliberativa: los políticos cada vez actúan considerando menos los intereses de la ciudadanía. 

La democracia peruana está agonizando y requiere, especialmente, de una élite política profesional y comprometida con este régimen. Se ha visto que la democracia conlleva una serie de elementos a considerar, no solo electorales, sino de participación, deliberación e igualdad de condiciones para ciudadanía. Contra todo optimismo respecto a la resiliencia de nuestra democracia, el actuar de nuestros políticos parece indicar que esta llegará a su fin pronto. Espero equivocarme. 

Bibliografía:

Barrenechea, R. & Vergara, A. (2023) Peru: The Danger of Powerless Democracy. Journal of Democracy, Volume 34, Number 2, April 2023, pp. 77-89. DOI: https://doi.org/10.1353/jod.2023.0015

Dahl, R. (1971) Polyarchy: Participation and Opposition. New Haven: Yale University Press

Dahl, R. (1961)  Who Governs? Democracy and Power in an American City. New Haven: Yale University Press.

Francke, P. (21 de febrero de 2023) Desigualdad y democracia. IDEHPUCP

Infobae (16 de junio de 2022) Pleno del Congreso archivó el informe final de comisión que investigó las Elecciones 2021. Disponible en: https://www.infobae.com/america/peru/2022/06/16/pleno-del-congreso-archivo-el-informe-final-de-comision-que-investigo-las-elecciones-2021/ 

Papada,E;  Altman, D; Angiolillo, F; Gastaldi, L; Köhler, T; Lundstedt, M;Natsika, N; Nord, M; Sato, Y; Wiebrecht, F. & Lindberg, S. (2023)  Resistencia frente a la autocratización. Informe sobre la Democracia 2023. Pontificia Universidad Católica de Chile: Instituto de Ciencia Política / Varieties of Democracy Institute (V-Dem Institute).

PNUD (2004) La democracia en América Latina: hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos.  Buenos Aires: PNUD.

Schumpeter, J.  (1942) Capitalism, Socialism and Democracy. New York: Harper and Row.

    [1] Se reportaron 153 incidentes de violencia por parte de los protestantes. Algunos protestantes han lanzado piedras a las fuerzas del orden y, en algunas localizaciones, lanzaron dispositivos caseros que combinaban explosivos con fuegos artificiales. Cientos de policías han sido heridos, especialmente con piedras, algunos miembros de las fuerzas del orden tienen lesiones graves, como daño a sus órganos. Asimismo, el reporte indica que protestantes han dañado cientos de edificios públicos y privados; y 11 personas han fallecido por no poder llegar a centros médicos o por accidentes de carros, ocasionados por el cierre de carretera de los protestantes (Human Rights Watch, 2023:4)