Edición N° 32 14/10/2020 Artículo

La fuerza laboral de las mujeres al límite. Consecuencias del COVID-19 en las trabajadoras urbanas del Perú

Jessica K. Maeda Jerí

Por: Jessica K. Maeda Jerí

Abogada PUCP LLM con especialización en Derecho Internacional Público por la Universidad de Leiden.

De acuerdo con el Centro Johns Hopkins de Ciencia e Ingeniería de Sistemas,[1] actualmente existen más de 35 millones de casos de coronavirus en el mundo y más de 1 millón de muertes por la enfermedad. La magnitud de la pandemia requirió que los gobiernos pusieran en marcha diversas medidas para frenar la propagación del virus a nivel global y muchos de ellos, incluido el del Perú, optaron por la cuarentena. Este contexto ha traído como consecuencia la mayor crisis económica y social en décadas, con efectos negativos en el empleo, combate de la pobreza y reducción de la desigualdad.[2]

En el Perú, las repercusiones del coronavirus han afectado desproporcionalmente a las mujeres, profundizando las desigualdades de género existentes. Incluso antes de la pandemia, las mujeres ganaban y ahorraban menos dinero y tenían puestos de trabajo más precarios, así como mayores probabilidades de ser empleadas en el sector informal. Ello se traduce a un acceso más limitado a las protecciones sociales. Adicionalmente, ellas conforman la mayoría de los hogares monoparentales y concentran la mayor cantidad de trabajos de cuidados no remunerados.[3]

El objetivo del presente artículo es entender cuáles han sido los efectos diferenciados del COVID-19 en las trabajadoras urbanas del Perú y cómo estos tienen su origen en nuestras normas sociales. De igual modo, se busca identificar los desafíos pendientes que no han sido abordados en las políticas económicas y sociales adoptadas por el gobierno, a fin de contribuir a la construcción de condiciones más favorables para las mujeres que trabajan.

Repercusiones económicas del COVID-19 en las trabajadoras urbanas del Perú

En 2019, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) exploró los factores que evidencian la desigual participación de la mujer en la economía peruana. Para empezar, la brecha salarial ascendía a S/. 641.50 soles, es decir, que las mujeres ganaban en promedio 31.8% menos que sus pares hombres, con una diferencia que equivale a casi el 70% del salario mínimo de ese año.[4] Adicionalmente, 7 de cada 10 mujeres trabajaba en el sector informal y solo 34.7% de las trabajadoras tenía acceso al sistema de pensiones, es decir, casi 15 puntos porcentuales menos que los varones en el sector urbano.[5]

Esta participación desigual se ha visto magnificada en los últimos meses. Tan solo en Lima Metropolitana, la población de mujeres económicamente activa ha disminuido 52.3% en el segundo trimestre del año, 4.6 puntos porcentuales más que la población económicamente activa de hombres.[6]

las mujeres se ubican principalmente en trabajos que, debido a sus características, han sido más afectados por los efectos de la pandemia.

Esto se debe, en primer lugar, a la segregación ocupacional. Los sectores productivos más expuestos a riesgos de pérdida de empleo tenían una presencia mayoritaria de mujeres (55.9%).[7] Dos de ellos, servicios y comercio, concentraban a 4 de cada 5 trabajadoras urbanas, y han tenido una disminución de la población ocupada de 56.6% y 54.5% respectivamente.[8] Adicionalmente, se estima que estos dos sectores sufrirán impactos serios a mediano plazo.[9]

Asimismo, las mujeres se ubican principalmente en trabajos que, debido a sus características, han sido más afectados por los efectos de la pandemia. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el segmento informal, que concentra a casi el 70% de las trabajadoras del sector urbano, ha sido especialmente vulnerable al impacto negativo del COVID-19. Estas trabajadoras carecían de las protecciones básicas que los empleos formales suelen ofrecer, entre ellas, licencia de enfermedad con goce de sueldo, cobertura de la seguridad social, protecciones contra el despido, y acceso al servicio de salud.[10] Por ejemplo, el 92% de las trabajadoras del hogar trabajaba en la informalidad, y 70% de ellas han sido despedidas en los últimos meses.[11] Adicionalmente, la gran mayoría trabaja en (i) empleos de tiempo parcial, (ii) autoempleo, (iii) empleos a plazo fijo de menor duración y (iv) empleos en firmas de menos de 5 trabajadores (es decir, con menor productividad),[12] los cuales son más vulnerables a los efectos de las recesiones económicas.

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Por otro lado, a medida que las mujeres asumen mayores obligaciones de cuidado del hogar, sus puestos de trabajo también se ven afectados desproporcionalmente por los recortes y despidos colectivos.[13]

Las repercusiones económicas son aún más significativas en las mujeres en situación de pobreza. La precariedad del empleo femenino es mayor, y las brechas de ingresos entre hombres y mujeres se amplían.[14] Esto va en línea con las proyecciones mundiales de ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que muestran los efectos de la pandemia en los niveles de pobreza en general. Para 2021, por cada 100 hombres de 25 a 34 años que viven en pobreza extrema, habrá 118 mujeres, y se prevé que esto aumentará a 121 mujeres por cada 100 hombres en 2030.[15] 

Sobrecarga laboral

Más allá de los efectos económicos, la pandemia ha puesto más presión y exigencia en las trabajadoras peruanas, especialmente en las que son madres de familia. Entre las medidas de confinamiento, el Estado decretó el desplazamiento excepcional fuera del domicilio de niños, niñas y adolescentes menores de 14 años.[16] Esto trajo como consecuencia el cierre de las escuelas, por lo que muchos niños y niñas siguen asistiendo a clases virtualmente, o por radio o televisión. Sin embargo, la situación resulta especialmente problemática para las madres de menores en edad preescolar, ya que debido a su edad son mucho más dependientes y requieren de cuidados permanentes. (https://7ziphelp.com/) En muchos casos, ellos han dejado de asistir a clases por completo.[17]

Tradicionalmente, el cuidado infantil ha recaído principalmente en las mujeres, lo que ha limitado su capacidad de trabajo. En el contexto de la pandemia, el problema se agrava para las trabajadoras esenciales que tienen responsabilidades de cuidado, y para las jefas del hogar, especialmente las de hogares monoparentales.[18] En el Perú, entre 2001 y 2018, los hogares de jefatura femenina crecieron 127%[19] y casi 7 de cada 10 hogares monoparentales tiene como jefa de hogar a una mujer.[20]

Estructuras de desigualdad

El coronavirus ha ampliado las brechas que ya existían en la inserción laboral de las mujeres, exponiendo a las trabajadoras peruanas a condiciones de mayor vulnerabilidad que amenazan con frenar el lento progreso hacia la creación de la riqueza y estabilidad.

En nuestra sociedad, las mujeres siguen siendo las encargadas del trabajo reproductivo. Por ello, cuando quieren incorporarse al mercado laboral, deben resolver primero el trabajo reproductivo de sus hogares.

En este contexto, el Estado peruano está obligado a adoptar medidas urgentes que permitan aliviar estos efectos diferenciados. Así lo ha señalado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, reconociendo la necesidad de diseñar mecanismos y herramientas que atiendan las condiciones particulares de ciertas personas, grupos o poblaciones, a fin de garantizar una protección suficiente para lograr la igualdad sustantiva. Para ello, la CIDH señala que “las estrategias deben ir orientadas a transformar las causas estructurales que dan lugar a la situación de desventaja”.[21]

En este sentido, el reto del gobierno radica en identificar las causas estructurales que están detrás de las diferencias entre hombres y mujeres. En otras palabras, cambiar las normas sociales en nuestro país, basadas en estereotipos de género que se han ido construyendo, perpetuando e institucionalizando históricamente. Estos estereotipos han generado que exista una división sexual del trabajo, base de la discriminación laboral. En nuestra sociedad, las mujeres siguen siendo las encargadas del trabajo reproductivo.[22] Por ello, cuando quieren incorporarse al mercado laboral, deben resolver primero el trabajo reproductivo de sus hogares.[23]

Esto se evidencia en los cambios en las tasas de ocupación, generados por la presencia de niños menores de 6 años. En nuestro país, tener un niño o niña en el hogar amplía la brecha de empleo entre hombres y mujeres en 10 puntos porcentuales, y cada hijo adicional, en 5 puntos porcentuales.[24]

Los estereotipos de género también explican la división sexual del trabajo, los cuales influyen en los sectores, empleos y tipos de puesto que terminan desempeñando hombres y mujeres. La segregación puede ser horizontal (en grupos ocupacionales y sectores económicos) o vertical (puestos de decisión, poder y jerarquía recaen principalmente en hombres),[25] lo que a su vez ha tenido efectos en la brecha salarial.

Por ello, corresponde al Estado peruano adoptar medidas orientadas a dar solución de corto y mediano plazo que permitan sobrellevar los efectos diferenciados del COVID-19. Una estrategia efectiva debe incluir acciones orientadas a erradicar los estereotipos de género, para así eliminar las diferencias en la inserción laboral entre hombres y mujeres. 

Políticas adoptadas por el Estado peruano

El Perú ha adoptado una serie medidas orientadas a aliviar el impacto diferenciado de la pandemia en las trabajadoras peruanas:

  • El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha elaborado diversos materiales de información y ha realizado una campaña comunicacional sobre igualdad de género y corresponsabilidad de los cuidados, en el contexto de la Emergencia Sanitaria.[26]
  • Decreto Legislativo No. 1499, mediante el cual se establecen medidas para garantizar y fiscalizar la protección de los derechos sociolaborales de las trabajadoras y trabajadores del hogar en el marco de la emergencia sanitaria por el COVID-19. El Ejecutivo, así, establecía que las trabajadoras y los trabajadores del hogar debían contar con un contrato escrito, remuneración justa y equitativa, y tener 18 años como mínimo.[27] Estas disposiciones se han visto reforzadas con la adopción de la Ley No. 31047, Ley de las Trabajadoras y Trabajadores del Hogar, en septiembre del presente año.
  • Subsidio monetario complementario en el marco de la emergencia sanitaria por COVID-19. El subsidio monetario excepcional, que asciende a S/. 380.00 soles, se otorga a los hogares vulnerables ante el riesgo de propagación del COVID-19. Es importante señalar que se ha asignado a las mujeres como perceptoras del bono.[28]

Temas pendientes

Las medidas adoptadas por el gobierno peruano tienen como objetivo (i) lidiar con el problema de la sobrecarga laboral de las mujeres, (ii) proteger a las trabajadoras más vulnerables (como es el caso de las trabajadoras del hogar) y (iii) realizar transferencias en efectivo a mujeres jefas de hogares en situación de vulnerabilidad. Estas resultan necesarias para aliviar los efectos de la pandemia, pero pueden resultar insuficientes para construir una economía más equitativa e inclusiva.

Las mujeres que trabajan y tienen hijos en edad preescolar necesitan un sistema de cuidado infantil que cumpla con todos los estándares de prevención del COVID-19.  La creación de centros de cuidados para menores podría contribuir a aliviar la desproporcionada carga que recae sobre las madres. Por otro lado, y teniendo en cuenta el alto número de desempleo de mujeres, el gobierno debería adoptar una estrategia de capacitación laboral femenina. Adicionalmente, se deberían priorizar subsectores que son fuentes de empleo para mujeres, y establecer lineamientos para su pronta reactivación.[29]

el gobierno debería apostar por hacer extensivas las protecciones sociales que correspondan a quienes trabajan en la economía informal.

En esa línea, y tomando en consideración la fuerte participación de las mujeres en el sector informal, el gobierno debería apostar por hacer extensivas las protecciones sociales que correspondan a quienes trabajan en la economía informal.[30] Asimismo, y en coordinación con las organizaciones de la sociedad civil y redes de mujeres, podría promover sistemas de microcréditos y promoción del ahorro.[31]

Resulta necesario que todas las evaluaciones nacionales que se están realizando para entender la repercusión del COVID-19, integren una evaluación de género, para entender los efectos diferenciados en mujeres y niñas.[32]

De manera paralela, se debe fortalecer la campaña para erradicar los estereotipos de género que viene implementando el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Dicha campaña debe ser masiva, por lo que su difusión tendría que ser por diversos medios y con cobertura a nivel nacional. Más aún, toda estrategia orientada a la construcción de una sociedad inclusiva debe incluir el rol de la educación. Por ello, la estrategia del gobierno durante la pandemia debe incluir acciones del Ministerio de Educación que busquen reforzar el enfoque de género, a través de herramientas educativas especiales durante la pandemia.


[1] Las cifras al 4 de octubre de 2020 son: 35 075 423 personas infectadas y 1 036 095 de muertes. El Perú es el sexto país con mayor número de casos, con 821 564. Center for Systems Science and Engineering (CSSE) at Johns Hopkins University. COVID-19 Dashboard. Fecha de consulta: 4 de octubre de 2020. Recuperado de: https://www.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6

[2] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2020). Informe sobre el impacto económico en América Latina y el Caribe de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45602/1/S2000313_es.pdf

[3] Organización de las Naciones Unidas (2020). Un Secretary-General’s policy brief: The impact of COVID-19 on women. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://www.unwomen.org/-/media/headquarters/attachments/sections/library/publications/2020/policy-brief-the-impact-of-covid-19-on-women-en.pdf?la=en&vs=1406

[4] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2019). Perú. Brechas de Género 2019. Avances hacia la igualdad de mujeres y hombres. Lima: INEI.

[5] Ibid.

[6] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2020). Informe Técnico de la situación del Mercado Laboral en Lima Metropolitana. Trimestre móvil: Abril, mayo, junio 2020. Lima: INEI.

[7] Organización Internacional del Trabajo (2020). Panorama Laboral en tiempos de la COVID-19. Nota técnica país. Perú. Impacto de la COVID-19 en el empleo y los ingresos laborales. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/documents/publication/wcms_756474.pdf

[8] Ibid.

[9] Jaramillo, Miguel y Hugo Ñopo (2020). Impactos de la epidemia del coronavirus en el trabajo de las mujeres en el Perú. Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y PNUD. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://www.pe.undp.org/content/peru/es/home/library/democratic_governance/impactos-de-la-epidemia–del-coronavirus-en-el-trabajo–de-las-m.html

[10] Organización Internacional del Trabajo (2020). Op.cit.

[11] Gestión (2020). El 70% de trabajadoras del hogar fueron despedidas debido a la crisis económica por el COVID-19. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://gestion.pe/peru/el-70-de-trabajadoras-del-hogar-fueron-despedidas-debido-a-la-crisis-economica-por-el-covid-19-nndc-noticia/

[12] Jaramillo, Miguel y Hugo Ñopo (2020). Op.cit.

[13] Naciones Unidas (2020). Op.cit.

[14] Jaramillo, Miguel y Hugo Ñopo (2020). Op.cit.

[15] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2020). Covid-19 ampliará la brecha de pobre entre mujeres y hombres, según los nuevos datos de ONU Mujeres y el PNUD. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://www.undp.org/content/undp/es/home/news-centre/news/2020/_COVID-19_will_widen_poverty_gap_between_women_and_men_.html

[16] Esta es una medida de protección en la escuela dictada en el marco del Estado de Emergencia, dispuesto en el Decreto Supremo No. 044-2020-PCM y extendido por los Decretos Supremos No. 051-2020-PCM, No. 053-2020-PCM, No. 094-2020-PCM, No. 110-2020-PCM y No. 116-2020-PCM.

[17] UNICEF (2020). COVID-19: 40 millones de niños sin educación infantil en el mundo. Fecha de consulta: 12 de octubre de 2020. Recuperado de: https://www.unicef.es/noticia/covid-19-40-millones-de-ninos-sin-educacion-infantil-en-el-mundo

[18] Naciones Unidas (2020). Op.cit.

[19] Jaramillo, Miguel y Hugo Ñopo (2020). Op.cit.

[20] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2018). Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza. Lima: INEI.

[21] Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2018). Políticas públicas con enfoque de derechos humanos. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: OEA/Ser.L/V/II. Doc. 191. http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/PoliticasPublicasDDHH.pdf

[22] El trabajo reproductivo se refiere al tipo de trabajo destinado a satisfacer las necesidades de la familia. Su desarrollo ha quedado circunscrito al marco privado, primordialmente a la esfera doméstica. Larrañaga, Isabel, Begoña Arregui y Jesús Arpal (2004). El trabajo reproductivo o doméstico. En: Gaceta Sanitaria, vol. 18, No. 4.

[23] Organización Internacional del Trabajo (2014). Igualdad de género y no discriminación en la gestión del empleo. Guía para la acción. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/—sro-san_jose/documents/publication/wcms_326274.pdf

[24] Jaramillo, Miguel y Hugo Ñopo (2020). Op.cit.

[25] Organización Internacional del Trabajo (2014). Op.cit.

[26] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2020). COVID-19 Observatory in Latin America and the Caribbean. Economic and social impact. Follow-up of the evolution of COVID-19 Measures. Fecha de consulta: 3 de octubre de 2020. Recuperado de: https://cepalstat-prod.cepal.org/forms/covid-countrysheet/index.html?country=PER&theme=8

[27] Ibid.

[28] Ibid.

[29] Jaramillo, Miguel y Hugo Ñopo (2020). Op.cit.

[30] Naciones Unidas (2020). Op.cit.

[31] Ibid.

[32] Ibid.

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