No se trata de retornar por retornar: por qué, cómo y qué educación queremos al volver a las escuelas
Por: Carla Gamberini Coz
Directora ejecutiva y cofundadora de MásEducaciónPe
La educación de calidad es un derecho fundamental y su acceso debe estar garantizado para todas y todos con especial énfasis en niñas, niños y adolescentes (en adelante, NNA). La pandemia ha puesto en evidencia la falta de priorización de la educación en el Perú. Hoy, con la mayoría de escuelas cerradas por veinte meses, los aprendizajes y la salud mental de los NNA se deterioran cada vez más. Indudablemente, es urgente acelerar la reapertura de escuelas, pero no solo hay que entender por qué es necesario apresurar las acciones de retorno, también debemos hablar sobre cómo lograrlo considerando la diversidad de escenarios educativos de nuestro país. Asimismo, toca reflexionar sobre qué educación queremos brindar a los NNA en modalidad semipresencial. En este artículo desarrollo los porqués, cómo y qué.
¿Por qué es urgente volver a las escuelas?
En el 2020, organizaciones internacionales como UNICEF, UNESCO y el Banco Mundial llegaron al consenso de que el impacto negativo por el cierre de escuelas sobre la salud y aprendizaje de las y los estudiantes es mucho más alto que los beneficios que brinda.
De acuerdo a evidencia recogida por estudios del European Centre for Disease Prevention and Control (en adelante, ECDC), el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y el Registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas (REACH), las escuelas no son focos de contagio como sí lo pueden ser mercados, bares y unidades de transporte público sin aforo controlado ni protocolos. Por tanto, no sirve mantener las escuelas cerradas para reducir los contagios. Así, «la decisión de cerrar las escuelas para controlar la pandemia Covid-19 debería ser el último recurso»[1]. A la vez, desde el ámbito educativo, varios estudios han confirmado que el impacto negativo del cierre de escuelas en los NNA podría llegar a ser irreversible, especialmente en regiones como Latinoamérica donde ya vivíamos una crisis del aprendizaje antes del Covid-19.
De acuerdo al Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2018 , en Latinoamérica la mayoría de estudiantes accedían a educación, pero menos del 50% estaban aprendiendo en el nivel que deberían estar para su edad. Y, quienes aprendían menos eran los estudiantes de áreas rurales y vulnerables. Si bien Perú había subido 13 puestos desde la evaluación anterior, en el 2018 se ubicaba en el puesto 64 de 79 países.
Después de 20 meses 106,290 centros educativos de un total de 111,640 que existen en Perúsiguen cerrrados. La reapertura beneficia solo a 219,289 de los más de 8 millones de niñas, niños y adolescentes.
El cierre de escuelas debido al Covid-19 aumentó la crisis de aprendizaje a pesar de los grandes esfuerzos realizados por las y los docentes en la educación a distancia. Si bien Perú no ha conducido evaluaciones, tenemos evidencia de países como Chile donde la educación a distancia solo logró que los NNA aprendieran 12% del año escolar con diez meses de escuelas cerradas. Y, en el caso de estudiantes con menos recursos económicos, solo aprendieron 5% de lo esperado en un año escolar. Es decir, los NNA están perdiendo hasta 95% de aprendizajes que son esenciales para su desarrollo personal y profesional futuro[2]. Asimismo, el Banco Mundial ha publicado cifras muy alarmantes para la región: el porcentaje de estudiantes de diez años incapaces de leer y entender un texto simple ha aumentado de 51% a 62.5% en Latinoamérica[3].
Ahora bien, la pérdida de aprendizajes no es el único impacto negativo para los NNA. Su salud mental se ha visto afectada también. Una encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo (en adelante, BID ) a cuidadores de niños y niñas entre cero a siete años concluye que en Perú el 70% de niños y niñas presentó algún tipo de angustia, cerca del 50% están preocupados o sufren de tensión y 30% presentan tristeza e insomnio[4].
Por último, el impacto más preocupante es el incremento de la deserción escolar y los riesgos a los que los NNA están expuestos. El Ministerio de Educación (MINEDU) estima que 705,000 NNA han interrumpido sus estudios o están en alto riesgo de hacerlo[5]. La deserción más alta se da en adolescentes de secundaria con énfasis en mujeres. A la vez, el Ministerio de Salud (MINSA) indicó hace unos días que la violencia contra los NNA aumentó un 50% en Lima durante la pandemia. Este porcentaje incluye agresiones, trastornos clínicos y conductas violentas intrafamiliares[6].
Actualmente, siguen cerrados después de 20 meses 106,290 centros educativos de un total de 111,640 que existen en Perú[7]. Es decir, la reapertura beneficia solo a 219,289 de los más de 8 millones de NNA. ¿Mantener los centros educativos está cumpliendo con el objetivo de cuidar a los NNA? La respuesta es un no radical, pues ya existe suficiente evidencia que permite concluir que el impacto es altamente negativo para ellos y que las escuelas no son focos de contagio.
¿Cómo volver a las escuelas?
Tomando decisiones basadas en evidencia y priorizando el bienestar de los NNA, la mayoría de países de la región han reabierto sus centros educativos. En Chile, el 70% de las escuelas están abiertas, la asistencia es voluntaria y se ofrecen diversas modalidades de aprendizaje. En Costa Rica y Uruguay, el 100% de escuelas están abiertas y ofrecen modalidades combinadas de aprendizaje. En México y Argentina, se ha dado autonomía a los Estados o ciudades para planificar el retorno seguro a las aulas y hoy la mayoría de escuelas están abriendo.
En Perú cerca de 70 mil centros educativos (adicional a los 5,350 que ya están abiertos en modo semipresencial) están habilitados para la reapertura[8]. Más aún, los centros que no contaban con acceso a agua ya han ejecutado el 98% de los recursos financieros que les fueron asignados para adquirir e instalar lavamanos portátiles. Asimismo, se encuentran ejecutando el 44% del presupuesto asignado para la compra de mascarillas (que ha demorado por los cambios en las especificaciones técnicas)[9]. Esto significa que los centros educativos se están preparando y muchos de ellos ya están listos para recibir a sus estudiantes y velar por su bienestar.
La recomendación para la región es que el modo presencial se priorice para horas de fortalecimiento de aprendizajes y soporte emocional con docentes y estudiantes.
Sin embargo, desde ciertas autoridades nacionales, aún se comunica de manera errada que es muy riesgoso el retorno a escuelas, porque aumentarían los contagios, ya que los colegios no están aún listos. Igualmente, algunos medios de comunicación difunden información falsa sobre contagios en escuelas y critican a padres que promueven el retorno. Todo esto contribuye a incrementar el miedo entre familias y docentes en lugar de animarlos a organizarse para lograr un retorno seguro.
El retorno a escuelas es semipresencial, seguro y voluntario. No se trata de retornar por retornar, por lo que es fundamental entender y comunicar de manera acertada qué significan cada uno de estos tres elementos[10].
Primero, la modalidad semipresencial significa que se realicen algunas actividades en modo presencial y otras continúen en modo virtual. La recomendación para la región[11] es que el modo presencial se priorice para horas de fortalecimiento de aprendizajes y soporte emocional con docentes y estudiantes. Se recomienda que las demás actividades que no son horas pedagógicas (como la administración y reuniones entre adultos) continúen a distancia. La presencialidad total no se recomienda aún.
Segundo, el retorno seguro significa garantizar las medidas necesarias para disminuir los contagios entre estudiantes, docentes y personal de la escuela. De acuerdo a la Doctora Angela Uyen, especialista internacional en infecciones, las medidas indispensables son ventilación, control del aforo, distanciamiento y mascarillas[12].
Para controlar el aforo, hay que reorganizar las clases en grupos pequeños que asistan presencialmente en días diferenciados (de acuerdo al espacio) respetando el distanciamiento. Por otro lado, para incrementar la ventilación, se recomienda aprovechar áreas abiertas dentro del colegio (patios, jardines, etc.) para realizar las clases o coordinar con autoridades locales para usar espacios abiertos cercanos a las escuelas (parques, plazas, etc.). En muchos países del mundo, los espacios públicos han sido destinados al bienestar de los NNA y su educación. El éxito de estas estrategias radica en el liderazgo de la gestión de la escuela y las autoridades locales.
Otra medida importante para garantizar la seguridad de la comunidad educativa es contar con protocolos para hacer pruebas, rastreos y aislamiento de contagios en entornos escolares. Docentes y personal de la escuela deben estar capacitados en estos protocolos y enseñarlos al estudiant ado de manera creativa y significativa. Finalmente, la vacunación de adultos y adolescentes de la comunidad escolar contribuye a reducir los riesgos de hospitalizaciones.
Tercero, el retorno es voluntario. Cada familia ha enfrentado diferentes dificultades durante la pandemia y es importante consultar si acepta participar o no de la semipresencialidad. A las escuelas y autoridades, les corresponde informar con claridad a las familias sobre la organización, protocolos y beneficios del retorno seguro para los NNA así como preguntar a las familias. Se recomienda que las escuelas se enfoquen activamente en estrategias para el retorno de estudiantes que hayan abandonado su educación o estén en riesgo de abandonarla[13].
¿Cómo cambiará la educación en este retorno?
Algo de lo que no se habla lo suficiente es qué vamos a hacer en las escuelas una vez que se retorne a la modalidad semipresencial. Las escuelas no pueden seguir haciendo lo mismo que antes de la pandemia, pues esas estrategias no estaban garantizando educación de calidad para todas y todos, y han habido muchos aprendizajes en este tiempo que es importante incorporar.
La educación a distancia multiplataforma no ha funcionado, porque las y los estudiantes no sabían aprender a través de recursos mediáticos o digitales sin contacto permanente con docentes.»
En este sentido, propongo tres prioridades necesarias de focalizar en este retorno semipresencial: promoción del aprendizaje autónomo en estudiantes, formación de competencias digitales en docentes y fortalecimiento de competencias socioemocionales en estudiantes.
En primer lugar, es fundamental entender que las y los estudiantes necesitan aprender a aprender por sí mismos de modo que puedan enfrentar contextos de adversidad. La educación a distancia multiplataforma no ha funcionado, porque las y los estudiantes no sabían aprender a través de recursos mediáticos o digitales sin contacto permanente con docentes. Richard Gerver resalta que la educación tradicional ha enseñado a los NNA a “sentarse a esperar que las cosas sucedan”. Por ejemplo, esperan que sus docentes les expliquen todo o que les compartan materiales procesados. Sin embargo, esto no les ayuda en su desarrollo profesional ni personal. Por lo mismo, ahora que se retorna a las escuelas se debe fomentar la curiosidad, creatividad y empoderamiento de las y los estudiantes.
Ahora bien, el fomento de la autonomía no debe entenderse como un proceso solitario. El acompañamiento del docente al estudiante es clave en el proceso; por ello, hay que fortalecer a los docentes para lograrlo. Existen rutinas concretas que pueden aplicarse; por ejemplo, Johanna Catalina Harker[14] presenta tres rutinas que los docentes pueden aplicar para fomentar el aprendizaje autónomo: planeación de metas, monitoreo de estrategias y evaluación continua. Ella resalta que la autonomía se construye con confianza y acompañamiento de las familias y pares en el proceso. Cabe resaltar un ejemplo local de promoción de autonomía en una escuela en Salas Guadalupe, Ica. La profesora Victoria Huamán lideró un proceso de desarrollo de habilidades de investigación en estudiantes de primaria que, además, los vincula a la diversidad cultural de la zona. De ese modo, los estudiantes realizaban entrevistas a sus familiares sobre sus historias de migración, costumbres principales de sus pueblos originarios, cuentos tradicionales y demás. Luego, con esta información, los estudiantes creaban historias y las presentaban usando herramientas tecnológicas como Scratch[15]. La profesora Victoria logró que sus estudiantes investiguen y creen mientras fortalecían su autonomía y se vinculaban con su comunidad.
En segundo lugar, el retorno híbrido implica que los docentes lideren las modalidades presencial y virtual en simultáneo. La pandemia ha permitido que la educación peruana integre recursos mediáticos y digitales, y no podemos volver atrás. Es fundamental fortalecer a los docentes en competencias digitales y proveerles de recursos para trabajar. En algunos escenarios, se deberá empezar con alfabetización mediática básica y provisión de infraestructura tecnológica (conectividad y equipos), mientras que en otros el proceso de adopción de tecnología está más avanzado. El objetivo final es que tanto docentes como estudiantes lleguen a crear contenido con tecnología y a relacionarse críticamente con el entorno digital.
Como lo demuestra la historia del profesor Eliseo en Andahuaylas, Apurímac, el fortalecimiento de competencias digitales en docentes es posible en todo los escenarios. Él es profesor de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y enseña en quechua. El profesor viene capacitando a docentes de áreas rurales en el uso de herramientas básicas como Google Drive, WhatsApp y Zoom. Además, hace mucho énfasis en incentivar la curiosidad y creatividad de los docentes, lo cual ha sido efectivo para que ellos se empoderen en el uso de las herramientas digitales y las incorporen a sus prácticas[16].
Por último, el fortalecimiento de competencias socioemocionales en estudiantes es la tercera estrategia a priorizar. Dado que las y los estudiantes han visto tan afectada su salud mental, es fundamental priorizar horas de la presencialidad para atender sus necesidades socioemocionales. Para ello, los docentes deben estar capacitados en cómo brindar este apoyo a estudiantes. Asimismo, Gerver resalta que se tienen que dejar de enseñar rutinas repetitivas en las escuelas, pues todo lo repetitivo se automatizará con la tecnología[17]. Hay que pasar a desarrollar en estudiantes habilidades socioemocionales como empatía, autoestima, resiliencia, colaboración, liderazgo, entre otras.
Las estrategias deben estar contextualizadas tomando como referentes las experiencias locales que ya funcionan y concentrarse en fortalecer las competencias socioemocionales en las y los estudiantes, y enseñarles a aprender de manera autónoma.»
En Moho, Puno, el profesor Plinio Toque es un ejemplo de cómo enfocar los objetivos pedagógicos en lo socioemocional. Durante la educación a distancia, él tenía claro que lo más importante era que los estudiantes vivieran una experiencia positiva y se sintieran acogidos a que aprendieran algún contenido específico. Por lo mismo, ambientó un área de trabajo dentro de su casa con palabras positivas y motivadoras que mostraba en cámara a sus estudiantes, y trabajó con las familias para que hagan lo mismo y compartan fotos. Además, el profesor se enfocó en enseñarles cómo cuidarse, convivir en armonía y ser resilientes ante la pandemia. (creaturefacts.com) Ya en la semipresencialidad, el profesor Plinio visitó a sus estudiantes y gratamente confirmó que las familias habían armado sus espacios educativos y compartían momentos de aprendizaje conjuntamente. Las madres y padres manifiestan que los niños y niñas han logrado fortalecer su autoestima y ahora aprenden con mayor seguridad en sí mismos.
Las historias mencionadas nos permiten evidenciar que sí es posible focalizarse en estas 3 prioridades para brindar educación de calidad a estudiantes. Además, nos muestran que ya existen docentes líderes en varias regiones enfocados en lograr la educación que queremos y nos toca aprender de ellos. Finalmente, evidencian que es fundamental implementar estrategias contextualizadas en cada escenario educativo. La creación de contenido local fue una de las grandes carencias de la multiplataforma Aprendo En Casa, la cual hizo que no fuera relevante para todos los NNA. En esta etapa de retorno, es fundamental promover la creación de contenido y soluciones locales lideradas por docentes.
Conclusión
El impacto negativo de mantener la mayoría de escuelas cerradas para los NNA es mucho más alto que los beneficios. La evidencia demuestra que es un error pensar que se está protegiendo a los NNA cerrando las escuelas; por el contrario, se está afectando su salud mental y sus aprendizajes. Por lo tanto, acelerar el retorno a escuelas debe ser una prioridad, garantizando que este sea seguro, semipresencial y voluntario. Adicionalmente, no se trata de retornar a lo mismo, sino que la educación semipresencial debe tomar los aprendizajes de la pandemia. Así, las estrategias deben estar contextualizadas tomando como referentes las experiencias locales que ya funcionan y concentrarse en fortalecer las competencias socioemocionales en las y los estudiantes, y enseñarles a aprender de manera autónoma. Para ello, es fundamental fortalecer a los docentes para liderar este proceso. Citando a Gerver, “no importan tanto las calificaciones… hay que formar ciudadanos felices que estén más conectados con un futuro de retos”[18].