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Migrantes caminan por la poco transitada carretera federal 15D hasta llegar a algún peaje y pedir a los camiones que los lleven a su próximo destino.
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Caravana de migrantes viajan en la plataforma de un camión de carga entre Irapuato y Guadalajara. Esta es la forma más común para transportarse.
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Migrantes viajan dentro de un camión de ganado hacia la salida de Querétaro, ciudad ubicada a 2807 kilómetros de Tijuana, el destino final de la caravana en México.
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Un niño viaja con su familia en una grúa hacia la salida de Querétaro. Usualmente, los y las migrantes evitan movilizarse en camiones cerrados por seguridad.
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Autoridades mexicanas de la ciudad La Concha, en Sinaloa, ordenan a los migrantes para que puedan subir a los buses que los llevarán hasta Tijuana.
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Dos pequeñas hermanas, que son parte de la caravana de migrantes, viajan dentro de un remolque de ganado hacia el norte de México.
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Migrantes en la ciudad La Concha, ubicada Sinaloa, uno de los estados más peligrosos de México
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Cientos de migrantes esperan en la estación Tacubaya del Metro de la Ciudad de México el tren que los llevará gratuitamente hasta la estación Cuatro Caminos, al norte de la ciudad, gracias al apoyo de las autoridades mexicanas.
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Familias enteras de migrantes salen de la estación Cuatro Caminos, ubicada al norte de la Ciudad de México, para continuar su trayecto hacia Querétaro.
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Cientos de personas descansan dentro del auditorio Benito Juárez, en Zapopan, Guadalajara; la noche del 12 de noviembre de 2018, para luego seguir su viaje hacia Estados Unidos.
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Mujer migrante se cubre con una frazada en los exteriores del estadio La Corregidora en Querétaro, lugar en el que se instaló un albergue improvisado.
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Una familia migrante duerme en las afueras del complejo fronterizo El Chaparral, en Tijuana.
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Dos migrantes observan a través del muro fronterizo entre Tijuana y San Diego, en la zona de playas de Tijuana.
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Militar norteamericano resguarda el muro fronterizo entre Tijuana y San Diego. El 25 de noviembre, cientos de migrantes trataron de cruzar ilegalmente, pero fueron repelidos por la Border Patrol.
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Militar norteamericano resguarda el muro fronterizo entre Tijuana y San Diego. El 25 de noviembre, cientos de migrantes trataron de cruzar ilegalmente, pero fueron repelidos por la Border Patrol.
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Militar norteamericano observa desde el lado de Estados Unidos, el muro fronterizo entre Tijuana y San Diego.

Artículos

Portafolio Revista Memoria Nº28

Huir o morir

Por: Sebastián CastañedaFotoperiodista

La región de Centroamérica no se salvó de los sanguinarios ochentas que convulsionó a prácticamente toda América Latina. Desde entonces, y por miles, hondureños, guatemaltecos y salvadoreños han migrado p’al norte en búsqueda del sueño americano. Pero muchos se han quedado en el camino… había que “cruzar el infierno para llegar al cielo”: México. Un país con inmigrantes, emigrantes, migrantes internos y una violencia que azota a propios y extraños con más de 40 mil desaparecidos y una tasa de homicidios en aumento. La tierra azteca, se había convertido hasta hace poco en el guardián de la frontera sur de Estados Unidos. Con diferentes planes y financiamientos como el Plan Mérida o el Plan Frontera Sur, recibía entrenamiento y equipamiento para reforzar también su frontera. México deportó más centroamericanos que Estados Unidos y se dedicó a hacer el ‘trabajo sucio’.

Los cambios en las olas migratorias no siempre son claros; tras el huracán Mitch que azotó Centroamérica, el número de hondureños aumentó drásticamente. En 2014, se dio un brusco aumento de niños no acompañados viajando hacia Estados Unidos como consecuencia de un rumor generado por coyotes según el cual el gobierno estadounidense otorgaría una amnistía especial migratoria.

De ahí que sorprendiera tanto la caravana de octubre del 2018. Tuvo tantas aristas como artistas: que si Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, desviaba la atención de la represión en su país financiándola, que si Estados Unidos estaba ejerciendo presión para las elecciones de medio término, o si Maduro también tenía alguna jugada política, o si el propio presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) intentaba demostrar algo.

El punto es que el éxodo de Los Nadies, como los llamaba Eduardo Galeano, dejó en evidencia que el Triángulo Norte sigue viviendo en un infierno peor que el que tienen que atravesar. Huir o morir. El norte de Centroamérica sigue siendo uno de los lugares más mortíferos en el mundo. Según la Oficina de las Naciones Unidas contras la Droga y el Delito, la tasa de homicidios a nivel mundial es cinco por cada 100,000 habitantes. Pero tan solo la de El Salvador es de 51 comparado con 7.8 en Perú.

“Las personas se van orillados por la violencia, pero la realidad es más complicada, y es una mezcla de falta de oportunidades, de desastres naturales y ganas de ser alguien más en la vida. Son tales las carencias, que cruzan todo eso para tentar la suerte. La esperanza te da vida, de ahí que había tantas familias, niños o gente en sillas de rueda”, explica Sebastián Castañeda, autor del portafolio fotográfico.

Por eso cruzan dos o tres o cuatro fronteras para llegar a un país donde continuamente les dicen que no los quieren y que habrá tolerancia cero si llegan a cruzarlo. Y qué mejor que hacerlo en mancha, tratando de evitar violaciones, las fosas comunes, los balazos, o las extorsiones policiales, porque es un éxodo en avalancha. Con niños, mujeres y todo aquél que pueda sostener tremenda travesía de cerca de 4,400 kilómetros como nos muestra Castañeda en sus fotografías.

Que migren en grandes cantidades no es nuevo. Se calcula que en La Bestia, un tren de carga que une las frontera sur y norte de México, viajan gran parte de los casi 500,000 centroamericanos que cruzan México al año. Que lo hagan en mancha sí. En la primera caravana, la que salió de San Pedro Sula, Honduras, habían más de cinco mil personas.

En la frontera sur de México pasaron como si no existieran límites. Llegaron a Tijuana, a unirse a los haitianos que desde hace un par de años están varados en la frontera con Estados Unidos. Y ahí empezó a desquebrajarse el sueño. Sin trabajo, con poca ayuda y crecientes sentimientos anti-migrante, el final del embudo los hacía ver su suerte.

Han salido más caravanas. Han repetido la fórmula evidenciando la falta de estrategia del gobierno de AMLO. Un día crea una visa humanitaria, a los pocos días hay 13 mil solicitudes, deciden suprimir la petición, y así se va en un vaivén de decisiones que vulneran a una población ya trasgredida.

Lo que está claro es que la migración a nivel mundial seguirá retando a los gobiernos a replantear sus políticas internas y a los organismos internacionales a evolucionar. Pero sobre todo, nos pone a prueba a todos como humanos porque, por la razón que sea, nadie está exento de tener que dejar su país mañana.

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Resumen

Periodista por oficio, especializada en temas de migración, trata, derechos humanos e igualdad de género. Graduada en 2007 de la carrera de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey. Empezó su carrera como periodista en la revista Reporte Indigo en 2008.

Desde que emprendió su carrera como independiente en el año 2015 ha colaborado con distintos medios como The Guardian, Thomson Reuters Foundation, World Politics Review, Horizontal.MX, Foreign Affairs, y Vogue Latinoamérica. Recientemente, recibió la BECA DAFO del Ministerio de Cultura de Perú en la categoría de Nuevos Medios para realizar un WebDoc que cuente historias sobre las rutas migrantes venezolanos a Perú.

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