La vida difícil de Sacsamarca y sus desplazados por la violencia
Por: Jacqueline Fowks
Periodista
Un balance a 40 años de la primera batalla que un pueblo ganó a Sendero Luminoso con la ayuda de cinco policías.
La población de Sacsamarca (provincia de Huanca Sancos, Ayacucho) y cinco policías combatieron, el 21 de mayo de 1983, contra cientos de terroristas de Sendero Luminoso y los derrotaron, aunque la batalla terminó con once comuneros y el joven policía Telésforo Dueñas fallecidos. Cuarenta años después de esa gesta, los sacsamarquinos que se desplazaron forzosamente a otras regiones debido a la violencia, con la que aún lidian con el Estado para ser reconocidos como organización y recibir reparaciones, retornan, a veces, para ayudar al distrito. Pese al tiempo transcurrido, civiles y policías aún sienten dolor por los familiares y compañeros que perdieron y recuerdan duras vivencias de maltrato o indiferencia de entonces. El que Sacsamarca haya sido reconocido por ley, en junio de 2021, como “Pueblo benemérito que luchó contra el terrorismo para la pacificación nacional”, no se expresa en suficientes acciones de los poderes del Estado a su favor.
Las reparaciones colectivas
De acuerdo a la ley de reparaciones, aprobada en 2005, las comunidades y las víctimas de desplazamiento forzoso -que hayan formado organizaciones con ciertos parámetros- pueden inscribirse en el Registro Único de Víctimas como afectados por la violencia de 1980-2000 y solicitar una reparación colectiva por una sola vez.
Katherine Valenzuela, secretaria ejecutiva de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN, una dependencia del Minjus), informó, para este reportaje, que, desde 2007, 5.717 comunidades y 180 organizaciones de desplazados han sido registradas como víctimas, pero ninguno de los 38 grupos organizados de desplazados de las regiones de Ica y Lima -donde vive la mayoría de sacsamarquinos- proceden de dicho distrito ayacuchano.
Valenzuela reporta que, hasta el momento, la CMAN -encargada de gestionar y coordinar las reparaciones- ha atendido las reparaciones para 4.498 colectivos y están pendientes 1.399; es decir, la entidad ha cumplido con el 76% de los proyectos de reparación colectiva desde 2007.
«Los dirigentes de Sacsamarca han gestionado, además, reparaciones simbólicas a las que tienen derecho y que administra la CMAN.»
El distrito de Sacsamarca está formado por el centro poblado del mismo nombre y por cuatro anexos -Asca, Colcabamba, Putaccasa y Pallcca-. Los cinco se inscribieron como comunidades afectadas por la violencia y, entre 2007 y 2010, las municipalidades de esas jurisdicciones recibieron, cada una, 100.000 soles del MEF para desarrollar proyectos productivos o construir infraestructura. Sacsamarca puso una contrapartida de más de 22.000 soles para rehabilitar la línea de conducción de agua potable y Colcabamba, más de 19.000 soles para construir un reservorio nocturno. Asca, Putaccasa y Pallcca desarrollaron proyectos productivos de crianza de ganado y de camélidos.
Los dirigentes de Sacsamarca han gestionado, además, reparaciones simbólicas a las que tienen derecho y que administra la CMAN. Una de ellas fue el acto público de reconocimiento a Sacsamarca, una placa develada en la plaza de armas y las disculpas públicas del viceministro de justicia a las víctimas en la ceremonia del 21 de mayo de 2018. El mismo año, se dió un concurso de historietas de memoria y derechos humanos que incluyó la realización de talleres de creación -para alumnos y profesores- en un colegio de Sacsamarca y otro de Pallcca.
Sin embargo, una obra de reparación simbólica inaugurada en diciembre de 2018, el Santuario Ecológico de la Memoria en Calvariopata -un espacio elegido por la comunidad para recordar su defensa contra los subversivos- fue destruida en 2021.
La secretaria ejecutiva de la CMAN indica que, en una reunión en abril, las autoridades distritales y comunales se comprometieron a convocar a una asamblea comunal para decidir la permanencia del santuario en Calvariopata -con permuta de otros terrenos comunales, y/o pago por el terreno- o su cambio a otro espacio.
“La propietaria del terreno, Nemesia Janampa de García y su hija, Bertha García, refirieron que no se oponen a mantener el Santuario en el terreno, y que los daños debieron ser ocasionados por personas con comportamiento delictivo”, explicó Valenzuela.
Sacsamarca y el Congreso
En 2017, la, entonces, congresista ayacuchana Tania Pariona elaboró un proyecto de ley para que Sacsamarca y sus anexos sean declarados ‘Cuna de la rebelión contra el terrorismo, para la pacificación nacional’ y lo presentó al Legislativo en 2018. “Sacsamarca tuvo la valentía de organizar a su pueblo y enfrentar rotundamente a Sendero Luminoso, poniendo su vida y sacrificando enormes sueños de la población que luego tuvieron que migrar y desplazarse a diferentes lugares”, dijo la parlamentaria en la comisión de Justicia y Derechos Humanos al sustentar su iniciativa en diciembre de 2018.
Pariona destacó, aquella vez, que Sacsamarca aspira a ser una comunidad con derecho a “justicia, justicia social, vivienda, educación, salud y todo lo que hace falta”. La norma planteó que el 15 de febrero fuera incluido entre las fechas emblemáticas de los héroes de la democracia y que los ministerios de Justicia y Derechos Humanos, de Cultura, y del Interior, además de las autoridades regionales y locales de Sacsamarca realizaran, anualmente, un homenaje al pueblo sacsamarquino ese día.
Citando el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el proyecto de ley recordaba que, luego de juicios populares que realizaron los líderes senderistas entre noviembre de 1982 y febrero de 1983 para castigar y amedrentar a Huanca Sancos, Lucanamarca y Sacsamarca, esta última decide levantarse contra los terroristas. SL saqueaba las casas comerciales del distrito y había asesinado a un profesor que no se sometía a los subversivos.
El 15 de febrero de 1983, la comunidad se levantó contra los mandos de Sendero Luminoso, aprovechando que algunos de ellos se habían embriagado por el carnaval, y los mataron. Pero luego, los senderistas detuvieron a 40 comuneros que participaron en esa rebelión y decidieron ejecutar a 14.
Huanca Sancos y Lucanamarca emularon la rebelión de los sacsamarquinos y, en venganza, los terroristas cometieron la masacre de Lucanamarca el 3 de abril y asesinaron, con crueldad, a 69 personas. Lo mismo planeaban en Sacsamarca el 21 de mayo, pero la población se volvió a organizar y los enfrentó con ayuda del mayor de la Guardia Civil Fernando Muñoz y cuatro sinchis, es decir, los suboficiales de la policía formados en Mazamari (Junín) para acciones contrasubversivas.
Sin embargo, el proyecto de ley que hubiera merecido un rápido consenso tuvo que esperar tres años hasta ser aprobado. El general PNP en retiro Carlos Morán, ministro de Interior en 2018, emitió una opinión desfavorable, alegando que los actos de terrorismo no afectaron solo Ayacucho y que, al reconocer a Sacsamarca como la cuna de la pacificación, excluirían a otros distritos y provincias que también padecieron la violencia terrorista, así como a policías, ronderos y militares, “hecho que, eventualmente, podría considerarse trato discriminatorio”. Asimismo, el funcionario rechazó que el Ministerio se encargara, anualmente, de las actividades de homenaje a los sacsamarquinos que lucharon contra los senderistas.
En mayo de 2019, la Comisión de Defensa debatió el proyecto de ley y el fujimorismo votó para derivarlo a un cuarto intermedio. Pariona denunció que fue una manera de retrasar el que sea debatido en el pleno.
En el camino, el nombre y el tenor de la ley cambiaron para que las bancadas conservadoras del Congreso permitieran que pase a la votación en el pleno. El 28 de mayo de 2021, cuando Mirtha Vásquez era la presidenta del Parlamento, la norma aprobada se denominó ‘Ley que declara el distrito de Sacsamarca pueblo benemérito que luchó contra el terrorismo para la pacificación’. El texto, además, eliminó a los ministerios como las entidades organizadoras del homenaje anual del 15 de febrero al pueblo sacsamarquino y delegó la responsabilidad a “las autoridades civiles, militares y policiales del departamento de Ayacucho”. Finalmente, como el, entonces, presidente Francisco Sagasti no promulgó la ley, lo hizo Vásquez el 22 de junio de 2021.
Para mayo de 2023, cuando se cumplen los 40 años de la batalla, dos congresistas ultraconservadores, Roberto Chiabra y el presidente de la comisión de Defensa, Diego Bazán, han organizado una ceremonia de reconocimiento al distrito de Sacsamarca, “donde comuneros y policías sacsamarquinos enfrentaron al grupo subversivo Sendero Luminoso”, dice la invitación. Sin embargo, los policías no eran de Sacsamarca.
Los tiempos del Estado
Máximo Fernández Huamaní tiene 75 años, cinco hijos y estudios universitarios inconclusos de ingeniería administrativa. En la pared más visible de la sala de su casa, frente a la televisión y una pequeña biblioteca, ha colocado un afiche de un paisaje andino que dice “Sacsamarca, cuna de la pacificación nacional, por ley 31230. Conmemoración: Mártires 21 de mayo de 1983”.
Fernández llegó durante el período de la violencia a Lima, para tener alguna oportunidad de estudios y trabajo pues, luego de la rebelión, la situación se agravó -explica-. En la capital ya se había establecido su hermano mayor, mientras otros compoblanos se fueron a Huamanga o Ica al haber perdido la seguridad en su comunidad.
“Teníamos que trabajar como servidumbre, en los mercados como despenseros o en los restaurantes, porque no teníamos alguna especialidad”, relata entrevistado para este reportaje.
El ciudadano asegura que luego de 1983 ya no hubo armonía en Sacsamarca. “Con la situación vivida la gente era diferente, ya no había familiaridad como antes: había indiferencia o no te prestaban atención”, describe.
Fernández ha emprendido un largo trámite en 2021 para que el Consejo de Reparaciones inscriba, en el Registro Único de Víctimas, al colectivo que preside: un grupo organizado de desplazados por la violencia, llamado Grupo organizado de la pacificación nacional. Una vez que logren su inscripción, el objetivo es presentar a CMAN un proyecto para ampliar el local institucional y que sea financiado como una reparación colectiva.
En octubre de 2021, presentó un documento a la Presidencia del Consejo de Ministros para pedir apoyo en la ampliación del local de desplazados y la entidad derivó la consulta en noviembre al Ministerio de Vivienda y al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. El mismo mes, la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales respondió un oficio con un informe. Luego la PCM envía otro oficio al Minjus pidiendo le den una cita al presidente del Grupo Organizado de la pacificación nacional. En diciembre, el Ministerio de la Mujer se dirige al Consejo de Reparaciones para comunicarle que un significativo número de miembros del colectivo de desplazados que encabeza Fernández no están inscritos en el Registro de Víctimas.
La ruta de los trámites y requisitos que deben cumplir la reciben en marzo de 2022, firmada por el Consejo de Reparaciones. Al colectivo de desplazados le toma tres meses inscribirse en los Registros Públicos y elaborar un acta de constitución para hacer su solicitud, en julio de 2022, de inscripción en el Registro de Víctimas. La respuesta toma seis meses, así que en mayo sabrán si fueron admitidos. “Nos piden un montón de cosas, como el certificado de víctimas, pero todos hemos vivido ese mismo trance: la causa es la misma para todos, nos afectó el terrorismo”, agrega el presidente del colectivo.
El presidente de la Coordinadora Nacional de Desplazados y Comunidades en Reconstrucción del Perú (Condecorep), Teófilo Orozco, consultado sobre la dificultad de los trámites para desplazados, plantea que el Consejo de Reparaciones ha aumentado la cantidad de filtros para asegurar que los inscritos como víctimas realmente lo sean. Asimismo, se ha hecho para asegurar que en los proyectos de reparación colectiva cofinanciados haya un documento formal de compromiso de la ONG o institución que aportará la contrapartida.
Orozco tiene más de dos décadas defendiendo los derechos de los desplazados. Una dificultad que ha notado, para quienes tramitan su registro como víctimas de desplazamiento forzado y que no tienen documentos porque desaparecieron o se quemaron, es que se encuentran con la renuencia de las autoridades actuales a emitir un documento para que obtengan un eventual beneficio.
“Les dicen ‘en los momentos más difíciles nos has dejado y ahora quieres un documento para beneficiarte? Los chantajean, les preguntan ‘ya, cómo es’ y, mientras tanto, los solicitantes gastan tiempo, pasajes y recursos”, revela Orozco.
«Mi pueblo, para ser reconocido y reivindicado como defensores de la democracia, ha pasado mucho tiempo, casi cuatro años. Yo asistí a dos plenos del Congreso para seguir la discusión» comentó Fernández
¿Por qué no hay inscritos grupos sacsamaquinos víctimas de desplazamiento forzado si es una de las poblaciones que, desde 1983, tuvo que dejar su tierra para salvar su vida?. Fernández refiere que, en parte, se debe al desconocimiento de las gestiones y a la falta de personas con capacidad de hacer pedidos y relacionarse con la burocracia estatal. “A veces las autoridades no lo logran por falta de interés, por eso hay tantas necesidades: la vía a Sacsamarca es penosa, la posta médica es carente de personal de salud y faltan medicamentos”, denuncia.
“Mi pueblo, para ser reconocido y reivindicado como defensores de la democracia, ha pasado mucho tiempo, casi cuatro años. Yo asistí a dos plenos del Congreso para seguir la discusión”, anota el veterano dirigente sacsamarquino.
La hija del héroe
El día de la batalla, que duró desde la madrugada hasta casi las cuatro de la tarde, fallecieron, en combate, once comuneros de Sacsamarca: entre ellos, Dacio Cayampi Sulca. Su hija, Osmaldina Cayampi Auccasi, tiene 43 años y dos hijos. Reside en una asociación de vivienda en San Juan de Lurigancho junto con otras 30 familias de pallccinos, indica Rudy Aucassi, un líder sacsamarquino que, siendo menor de edad, tuvo que viajar a la capital para sobrevivir.
Cuando Dacio Cayampi murió, su niña tenía nueve años. La madre decidió mandarla a Lima para que no la maten o sea reclutada por los senderistas. “Vine con la esposa de un tío. A los nueve años me pusieron a trabajar vendiendo kerosene o, en La Parada, a vender tomate a las
4 a.m. como ambulante. No, no recibía un sueldo”, responde.
“Me pusieron varios nombres porque yo no tenía documento ni partida, me decían que no debía hablar con desconocidos porque me podrían llevar. No tenía comunicación con mi mamá y mis dos hermanos, creían que me había vuelto loca o me había muerto. En ese tiempo la única comunicación era por carta”, cuenta y sus ojos se aguan.
Una prima de Sacsamarca la vio por casualidad en la calle, pero la llamó por un nombre que no reconocía, Osmaldina. Quienes la obligaban a trabajar a cambio de un techo le decían Marisol. Su pariente la siguió hasta llegar a la casa de la persona con quien vivía. Entonces, pudo dejar ese lugar y un tío le trajo varias partidas de nacimiento para que pudiera tramitar sus documentos.
“En ese tiempo Sendero Luminoso entró a Pallcca; eran ocho y empezaron a quemar todo en la municipalidad: trofeos, libros de actas. Había como diez paquetes de libros de actas y se salvaron dos libros. Por eso Marisol tuvo varias partidas, porque tuvieron que volver a emitir las que se perdieron en el incendio”, explica Aucassi, quien todos los años hace colecta de libros para llevar a las escuelas de su distrito.
La mujer en cuya casa vivía y que la obligaba a trabajar no le permitió ir al colegio. Asistió, clandestinamente, a algunas clases, pero la mujer se enteró y la recriminó. Entre los 14 y los 18 años estudió primaria en el colegio Juana Alarco del centro de Lima, pero tuvo que abandonar porque debía trabajar y le faltaba apoyo para el aprendizaje. “No tenía a quién preguntarle: me gustaba leer”, agrega.
A los 18 años, obtuvo su DNI y viajó para visitar a su madre y hermanos en Sacsamarca. Fueron al cementerio, le contaron qué pasó con su padre. Ella pensaba conocer a su padre aunque sea en una foto carnet, pero como los terroristas quemaron su casa, no quedó nada.
“Ya estaba bien acabada mi mamá y no era igual, tenía temor. Ha sido muy difícil la vida para quien ha pasado el terrorismo. Yo no quisiera recordar pero he visto tantos muertos y cabezas destrozadas. Mi papá ha sido un héroe prácticamente, un valiente. Mis familiares me contaron que él avisó que los terroristas estaban matando, hizo cruzar el río a algunas personas para protegerlas en una cueva y Sendero Luminoso le disparó por atrás”, refiere.
La hija del héroe ya no tiene casa en Sacsamarca no solo porque fue incendiada, sino que quedó abandonada y sería muy costoso arreglarla. Tampoco volvería allí por el gran dolor que le causan los recuerdos de aquel tiempo.
Los otros comuneros que murieron el 21 de mayo de 1983 fueron Leandro Pumallihua Cucho, Eusebio Llacsa Gutiérrez, Irineo Alanya Janampa, Alfredo Herrera Yanqui, Julián Huaccachi Llacsa, Felicitas Yarcuri Choquehuanca, Encarnación Cuba Vilchez, Alfredo Herrera Yanqui, José Pillihuamán Cabana y Remigio Pumallihua Huamán.
Otros personajes de la batalla
Según el reporte mecanografiado del, entonces, mayor de la Policía Nacional Fernando Muñoz Schearer, el 21 de mayo de 1983, estuvieron con él, en el enfrentamiento armado, los sinchis Carlos Mendoza Torres, Jorge Luis Rodriguez Espinola, Franco Barreto Bifi y Sixto Alva Araujo, además de un chofer y un mecánico de la Land Rover en la que se transportaban. Cuando el combate estaba terminando, llegaron seis cabos y guardias del destacamento de la Guardia Civil de Huanca Sancos como personal de refuerzo.
El coronel Muñoz -fallecido recientemente- es recordado por sus excolegas y los sacsamarquinos como un policía excepcional. “Ha sido extraordinario, era muy disciplinado. Un profesional de los auténticos policías que gozaba de innumerables valores humanos, hombre ligado íntimamente con la mística policial, disciplinado, Guardia Civil que en su caminar ha escrito paginas gloriosas de arrojo y valor probado en 1983, contribuyendo a cristalizar la pacificación del país”, dice el suboficial Jorge Luis Rodríguez desde Trujillo en entrevista telefónica.
Rodriguez se retiró del servicio como suboficial superior en 1989 y trabaja, actualmente, como perito de criminalística
Entrevistado para el reportaje, contó que a Muñoz le asignaron, en Huamanga, llevar a cabo una inspección en varias dependencias por ocho días y eligió, para su equipo, a sinchis formados en la 48 Comandancia de Mazamari, Junín. “Muñoz evaluaba aspectos administrativos como si había ranchos o si los carros estaban operativos. Nosotros veíamos cómo hacían los trabajos, cuál era el riesgo relacionado con la subversión”, detalla Rodríguez Espinola, cuyo grado entonces era cabo.
Una noche iban a dormir en Huanca Sancos pero no había colchonetas y, cuando pasaban por Sacsamarca, los comuneros les dijeron que pernoctaran allí, que les invitarían cena, pero también les pidieron quedarse porque sabían que podía llegar una columna de Sendero Luminoso a atacarlos, dada la matanza reciente en Lucanamarca.
“(Sabíamos que) Sendero los presionaba a que nos dieran veneno y por eso teníamos poco contacto con ellos para no comprometerlos y estábamos siempre a la defensiva. Esa medianoche yo no podía dormir, así que fui a ver cómo preparaban la comida y de dónde traían el agua, previniendo que no nos hagan daño. En eso, recibo a un señor que venía corriendo de la zona de arriba. Estaba totalmente desnudo, con sus piernas arañadas”, describe el policía nacido en Otuzco.
—Jefe, me he escapado de los terroristas que están arriba.
—Tírate al suelo: alto o disparo —replicó él—.
El suboficial afirma que llegaron cuatro pobladores más y se levantaron sus compañeros, entonces caminó hacia la zona donde estaban los terroristas y los encontró dormidos. “Para ello fue fatal que se durmieran, con tremendo poder porque tenían como 50 armas y botellas de cocteles molotov y eran cerca de 150, pero unos 80 se replegaron. Sus armas estaban en el suelo y cuando disparé explotaron sus bombas caseras”, relató. Otros 150 estaban en otra área.
Según Rodríguez, la población sacsamarquina combatió con hondas, piedras y palos en las primeras horas y, a las 9:30 am, llegaron los comuneros del anexo vecino de Pallcca. El combate se extendió hasta cerca de las 4 pm. “Sixto Alva era un extraordinario francotirador y Carlos Mendoza era quien hablaba quechua”, añade.
La victoria de los policías apoyando a los sacsamarquinos se tradujo en el ascenso al grado inmediato superior. “La variación de sueldo era como de cinco soles más en ese tiempo”, cuenta el, también, instructor de la Escuela de suboficiales en Trujillo. Y preguntado, asegura que no recibieron ningún otro beneficio a raíz de esa acción distinguida. “Es más, nosotros teníamos que poner nuestro granito de arena para repatriar los restos de nuestros compañeros, el Estado no ponía ni un sol. Había desinterés, sin embargo no me arrepiento de haber dedicado mi juventud a ese servicio, con mística y valentía. Yo me he hecho policía basado en las virtudes con las que me criaron en casa”, anota.
El policía -junto con Muñoz y Mendoza- participó en el homenaje, realizado en mayo de 2019 por el Centro Social Palllcca (Lurín, Lima), a todos los familiares muertos y desaparecidos entre 1980-2000, y el reconocimiento a él y sus colegas que combatieron el 21 de mayo de 1983. Ese día llegó con una guitarra y una letra recién compuesta que interpretó con mucho sentimiento. Esta es la letra.
Tributo a Sacsamarca
Si para darles vida
Es necesario que muera
En nombre de la esperanza
Viva el 21 de mayo
Terroristas asesinos
Violaban derechos humanos
Los cerros y las estrellas
Día y noche agonizaban
Senderistas genocidas
Mataron a mis hermanos
Acaso era la hora
Murieron con Dueñas Ramirez
Sucedió en abril y mayo
Causando dolor y llanto
Expresando condolencias
Tengo el alma adolorida
Por la sangre derramada
Con un abrazo infinito
Agradezco este homenaje
Y un 21 de mayo
Se rebeló Sacsamarca
Junto a sinchis valientes
Vencimos a senderistas
Para Rodríguez Espinola, es necesario aclarar que el verso que dice Los cerros y estrellas, nombra a los menores de edad como estrellas y que, en el último párrafo, se refiere a los graves hechos de violencia de abril y mayo, los más sangrientos en Santiago de Lucanamarca; pero, después del 21 de mayo, SL masacra a la población del distrito de Acocro, anexo de Matará, población de Ccuisa donde mata a 21 ciudadanos. Y, aunque no los menciona por nombre, se conduele por los que murieron con el policía Dueñas cuando señala: “mataron a mis hermanos”.
Desaparecidos y otras afectaciones
El Registro Único de Víctimas -que elabora el Consejo de Reparaciones, una dependencia del Ministerio de Justicia- ha inscrito a 872 personas de Sacsamarca, de las cuales, la mayoría —458—, tienen dirección actual en la región Ayacucho, 229 en Ica y 157 en Lima. La mayor cantidad de afectaciones (23) fueron registradas en 1983, el año del levantamiento y el combate contra Sendero Luminoso, pero es importante y grave señalar que, en todos los años entre 1980-2000, hubo víctimas de ese distrito.
De los 872 inscritos, 319 varones y 241 mujeres son víctimas, y 132 varones y 180 mujeres son familiares. Cabe mencionar que, en algunas afectaciones como fallecimiento y desaparición forzada, la ley de reparaciones reconoce a los familiares directos —cónyuge, conviviente, padres e hijos— como víctimas con derecho a una reparación.
Del total, 372 víctimas están registradas por fallecimiento: 74 varones y 18 mujeres como víctimas directas, y 119 hombres y 161 mujeres inscritos como familiares de aquellos. Según el Registro Único de Víctimas hay 21 casos de desaparición forzada: 5 varones con afectación directa y 16 familiares. Aunque, de acuerdo a datos de fin de abril de la Dirección de Búsqueda de Personas del Minjus, la cifra es de 27 personas desaparecidas. La misma entidad reporta que, en Sacsamarca, hay 65 sitios de entierro registrados.
En el caso de desplazamiento forzoso, son 269 víctimas: 151 mujeres y 118 varones.
Además, el Registro ha determinado que 95 hombres y 52 mujeres de Sacsamarca sufrieron tortura: 147 personas en total; asimismo, ocho mujeres y un varón fueron víctimas de violación sexual.
Hace más de una década, la palabra terrorista es utilizada, en el Perú, con extrema facilidad para insultar y descalificar al contrario. Antes, eran, principalmente, los políticos de Fuerza Popular quienes incurrían en esa mala práctica. Actualmente, más sectores se han sumado al terruqueo, incluida la Policía Nacional, que, a brigadistas mujeres de primeros auxilios en las manifestaciones en Lima, las agraviaba diciéndoles terroristas. Conocer y recordar el padecimiento que han vivido y siguen viviendo los sacsamarquinos y los miles de sueños que no pudieron ser, debería ser un antídoto contra el agravio equivocado. “Está mal que digan eso sin saber cómo son las personas”, refirió Osmaldina Cayampi cuando fue consultada sobre el terruqueo. Rudy Auccasi recordó que, desde que llegó muy pequeño a Lima, una mujer adulta de una galería donde él trabajaba como cargador en los almacenes, también lo estigmatizaba de terrorista.
El alcalde de Sacsamarca, Hernán Auccasi, ha logrado sanear el terreno donde estaba localizado el Santuario de la Memoria de Calvariopata y con motivo de los 40 años de la batalla del 21 de mayo, inaugurarán una ruta de la memoria. “El terreno ya es de la Municipalidad, tenemos todos los papeles en orden. La cruz que habían dañado y lanzado al barranco la hemos recuperado, está pintada y nuevamente colocada en el lugar de memoria. Va a haber una señalización y un camino de herradura”, informó para este reportaje.
Auccasi viajó a Lima la segunda semana de mayo para comprometer la participación de autoridades de los ministerios del Interior, de Cultura, y de Justicia, quienes asistirán a la conmemoración en la plaza de armas de los “40 años de la rebelión de Sacsamarca contra el terrorismo de Sendero Luminoso”, indica la invitación de honor entregada a alcaldes, funcionarios del Ejecutivo y el gobernador regional de Ayacucho, entre otros.