Edición N° 43 23/09/2024 Entrevista

Corina Yoris, excandidata presidencial de Venezuela: “El sueño de Bolívar fue en realidad un delirio”

Kathy Subirana

Por: Kathy Subirana

Prensa IDEHPUCP

“Yo he tenido una libertad muy grande en mi país”, dice con nostalgia Corina Yoris Villasana (Caracas, 17 de marzo de 1944), excandidata presidencial de la oposición venezolana, filósofa, académica y docente de la Universidad Católica Andrés Bello. Nos dice que hablar en pasado es doloroso, pero que en este momento le da fuerza para luchar por su país en las complejas circunstancias en la que vive. “Yo he hecho lo que he querido en mi vida, he tenido una libertad muy grande en mi país, estudié lo que quise, he viajado, entrado, salido…entonces, yo digo ¿por qué no luchar por el país que me dio tanto?

“Hay que trabajar para devolverle la dignidad a Venezuela, porque en mi país han llegado al extremo de desconocer que la persona tiene dignidad”, dijo en la conversación que sostuvimos durante su visita al Perú. Corina Yoris nos visitó entre el 5 y el 7 de junio de 2024, cuando el Instituto de Democracia y Derechos Humanos (IDEHPUCP) albergó el Seminario Regional de COMIUCAP (Confederación Mundial de Facultades de Filosofía de Universidades Católicas), dedicado al tema “La filosofía frente a los derechos humanos hoy”, coorganizado con el Centro de Estudios Filosóficos y el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP. El Seminario reunió a trece filósofos de la región latinoamericana, entre ellos Corina Yoris, y al presidente de COMIUCAP, el padre y profesor Joao Vila-Chã.

Las últimas elecciones en Venezuela han estado llenas de polémica, de escándalo, de gritos de fraude…¿cómo lo vive la oposición?

El mismo 28 de julio, día de las elecciones, supimos que el triunfo había sido nuestro y con diferencia apabullante…pero la represión empezó a hacerse cada vez más fuerte. Unos días después de las votaciones apresaron a Freddy Superlano, un exdiputado venezolano. Y sigue preso. O como decimos nosotros: secuestrado. Es que no hay orden de detención ni nada, simplemente un grupo de personas armadas se presentan en el sitio que estés y te llevan. Nosotros ahora tenemos dificultades para saber bajo qué condiciones está. Y así también han detenido niños, adolescentes, mujeres y varios de los líderes que han podido secuestrar en las calles, como es el caso de Perkins Rocha, abogado y asesor legal personal de María Corina Machado, que lo secuestraron saliendo de la farmacia. A los dos los han acusado de delitos de odio, asociación ilícita para delinquir, terrorismo y no sé qué otra cosa. Eso es impresionante y la situación para nosotros es muy estresante. Hemos perdido la libertad, no podemos movernos libremente. Quizá uno de los días más fuertes de la semana fue cuando el presidente electo, Edmundo González Urrutia, fue obligado a salir del país a España. Es un clima de mucha tensión, y cuando nos preguntan si tenemos o no tenemos miedo, la respuesta es que sí tenemos miedo. Todos lo tenemos, pero la valentía no es no tener miedo, sino seguir adelante y poder hacerle frente a todas estas situaciones. Yo me siento muy triste por los amigos que están en prisión. El centro de reclusión es espantoso. Hacemos nuestras actividades con mucho cuidado, pero también con mucho miedo.

Venezuela nos reclama. Venezuela necesita de su gente. Y yo pensé que tendría que devolverle al país un poco de lo que el país me ha dado. Por eso yo no quise salir nunca de Venezuela”.

Llama la atención que una persona con un perfil tan académico como el suyo haya asumido en un momento el reto no solo de postular a la presidencia de Venezuela, sino de ejercer una firme oposición a Nicolás Maduro. 

Se ha publicitado mucho mi perfil académico porque enseño en la universidad, investigo y tengo una vida académica, pero yo siempre he tenido mucha actividad política. Yo desde estudiante pertenecí a movimientos estudiantiles, fui lideresa estudiantil, fui delegada en los consejos en la universidad. Yo nunca estuve alejada de las actividades que me podían vincular con el ejercicio de la ciudadanía, y lo digo en esos términos para no decir política, porque siempre que se habla de política se tiende a identificarla con la política partidista y yo creo que ahí es donde vienen las confusiones. Por otra parte, toda mi vida como profesora he dado clases de filosofía política, de manera que teóricamente yo tengo mucho bagaje ahí. Además, te cuento algo, hice la tesis doctoral en Historia abordando el golpe de estado que se dio en Venezuela en 1945. Fue un golpe realmente absurdo ―aunque todos los golpes son absurdos― y esto me lleva a estudiar el militarismo en América Latina; de manera que cuando Chávez dio el golpe, en el año 1992, yo estaba en ese tema. Por aquél tiempo también escribía en un diario en Venezuela que se llama El Nacional. Ahí tocaba temas culturales, literarios y filosóficos, pero inmediatamente me puse a escribir en contra del golpe de Estado y empecé a participar de diversas actividades. Pero yo nunca quise pertenecer a ningún partido político, y tal vez por eso salió con tanta facilidad mi nombre para formar parte de la Comisión Nacional de Primarias.

Entonces, cambio la pregunta: Si nunca quiso hacer política partidaria, ¿por qué aceptó representar a la oposición como candidata?

Porque Venezuela nos reclama. Venezuela necesita de su gente. Y yo pensé que tendría que devolverle al país un poco de lo que el país me ha dado. Por eso yo no quise salir nunca de Venezuela a pesar de que mis hijos no están en Venezuela, mis tres hijos están fuera del país. Cuando me postularon en la Comisión Nacional de Primarias acepté y de ahí en adelante empecé a hacer más vida política activa sin ser partidista, porque yo sigo sin pertenecer a ningún partido.

Pero pertenece a la oposición. ¿No habría posibilidad de que la oposición en Venezuela se una en un partido?¿Tal vez así se animaría a pertenecer a uno?

No, yo no quiero pertenecer a un partido. Todo lo contrario. Yo me animé a participar en política porque significaba representar a todos los partidos. Uno de los grandes pasos que se dio en el movimiento opositor venezolano fue la conformación de una plataforma en la que se juntaron 10 partidos políticos con todos sus defectos. El segundo paso fue aceptar la propuesta de unas elecciones primarias. Se redactó un reglamento que tuvo muchas discusiones y se decidió que la sociedad civil postulara a los miembros de la Comisión Nacional de Primarias, y así me postularon. Nadie apostaba por las elecciones primarias y logramos un éxito que nadie se imaginaba. Entonces ahí vino un proceso que nos dio mucha esperanza, pero el régimen se encargó de boicotearlo al prohibir la candidatura de María Corina, por ejemplo. Cuando ella vio que no se podía postular buscó a alguien en quien ella creyera y que fuese de su confianza. Ahí me propuso que sea yo la candidata. Yo acepté, ella llevó esa propuesta al seno de la de la plataforma y en la plataforma aceptaron por unanimidad mi postulación.

Entonces usted prefiere identificarse con una tendencia antes que con un partido.

Sí, porque yo tengo una tendencia liberal en términos generales. Yo creo en la democracia, y creo en el libre mercado. A nosotros la experiencia de estos 25 años nos ha mostrado que todo lo que sea socialismo no funciona. Mira lo que nos ha traído: nos destrozó el país. Nosotros éramos un país, con todos sus defectos, pero éramos un país. Yo no soy de las que romantizan el pasado, pero es cierto que éramos un país con mucha riqueza, un país en donde tenías oportunidades de estudio. Teníamos libertades, había libertad de prensa, había libertad de movimiento…con todos sus defectos. Mira, que haya llegado el chavismo al poder no fue de casualidad, no salió así como así, como una hierba debajo del piso. El chavismo fue una consecuencia de una política partidista equivocada y de una profunda crisis de los partidos políticos ―que incluyó una campaña de publicidad y propaganda en contra de ellos― que dieron como resultado la antipolítica, la no creencia en los partidos y eso trajo como consecuencia que la figura de Chávez se transformara en un fenómeno porque no estaba representando esa política partidista. Si tienes personajes equivocados en la dirigencia de un partido el culpable no es el partido, son los dirigentes. Pero los partidos se acabaron en Venezuela y con eso perdimos las instituciones. Cuando pierdes la institucionalidad pierdes una cantidad de cosas. Nosotros ahora no tenemos división de poderes, desde la televisora estatal se le dan órdenes al Poder Legislativo, al Poder Judicial, al Poder Electoral.

La verdad es que en Venezuela no hemos tenido partidos liberales, ni de derecha, ni de ultraderecha. Más bien, siempre ha habido una tendencia socialista. Mira, hay gobiernos de derecha que son abominables y hay gobiernos de izquierda que son abominables en todo el mundo, lo que tienen en común es que los derechos humanos no son su prioridad”.

¿Pero ese es un problema del socialismo o es un problema de un gobierno que interpreta el socialismo de determinada forma?

Sí te puedo decir que es una distorsión, eso sí lo acepto, pero también te puedo decir que si te preocupas un poco por la justicia social, entonces te dicen socialista. Yo tengo una posición muy dura sobre la división de izquierda y derecha, pues creo que se trata de una obsolescencia grandísima tratar de descalificar las ideologías con esas esas categorías; pues si tú haces estudios a fondo, tanto de la derecha como de la izquierda, hay puntos en común. Entonces, ¿cómo haces la separación? ¿Ambas se disputan la defensa de la libertad y la democracia? ¿Es eso lo que estamos discutiendo? Y también el asunto de la digamos de las clases trabajadoras, las clases obreras de nuestros países. Yo no voy a hablar de Europa, voy a hablar de América Latina, de nuestros países que están sumidos en la pobreza y en carencias muy grandes, donde es necesario implementar algún tipo de política para solucionar estos problemas. La verdad es que en Venezuela no hemos tenido partidos liberales, ni de derecha, ni de ultraderecha. Más bien, siempre ha habido una tendencia socialista. Mira, hay gobiernos de derecha que son abominables y hay gobiernos de izquierda que son abominables en todo el mundo, lo que tienen en común es que los derechos humanos no son su prioridad.

Qué bueno que lo mencionas. Lo digo porque estamos viviendo una época en la que los derechos humanos se están poniendo en entredicho en diversas partes del mundo y eso hace una década parecía impensable.

Así es, y mira, ir en contra de los derechos humanos no significa solo que los gobiernos cometan agresiones, secuestros y matanzas ―que también lo hacen―, pues también se va en contra de los derechos humanos cuando le quitas a las personas el derecho a tener una vida digna.

¿Cómo definiría la situación de los derechos humanos en Venezuela?

A Venezuela le han quitado el derecho a una vida digna en todo sentido. Las organizaciones no gubernamentales sitúan los índices de pobreza alrededor del 90%. La inflación sobrepasa el 50% y eso ha traído como consecuencia un deterioro de la educación, porque los maestros ganan una miseria y se ven obligados a tener otro tipo de trabajos. Yo observo ese deterioro por mis alumnos de los primeros años de la licenciatura en la Universidad, donde les planteo ejercicios ―yo enseño Lógica― y ya ni siquiera entienden los enunciados que les planteo. La vida en Venezuela ha cambiado totalmente, pero hay que seguir luchando, no se puede tirar los brazos para abajo. Y aquí debo decir que la fuerza de las mujeres es impresionante, nosotras estamos pariendo Venezuela. Necesitamos la mano del hombre que nos acompañe en este parto, sí, pero el parto es de nosotras. Hubieras visto el fervor que despertó María Corina y el que presentó mi candidatura. Fue una cosa impresionante, y entonces tú dices ¿por qué? Porque estamos representando algo que el país necesita que es la figura de la madre, que dice “mira, ven acá, regresa”, porque con un éxodo de 8 millones de venezolanos el país está perdiendo gente y la región recibiendo migrantes que no siempre son deseados o bien recibidos. Y no siempre todos tienen el lugar que merecen. Hay mucha gente preparada que trabaja de taxista, que se va a otro país y no pueden convalidar sus títulos.

No podemos hablar de unidad latinoamericana, porque nosotros, aunque hablamos español, no nos entendemos”.

Usted viaja regularmente, ¿cómo se siente cuando se encuentra con sus compatriotas en otros países?

Bueno, hay algunas reacciones muy variadas. Recuerdo un viaje que hice a Valdivia, en Chile, para dar una ponencia en la universidad pública y fue muy controversial, porque aparecieron grupos izquierdistas y hubo gente que decía que yo estaba pagada por los Estados Unidos por hablar de las barbaridades que vivimos en Venezuela. Pero también había ahí un grupo de médicos venezolanos que se pusieron de nuestra parte. Entonces tú de ahí te das cuenta que ha salido gente buena y gente mala y eso ha también ha traído problemas en algunos países latinoamericanos que han rechazado todo lo venezolano. Pero esto es algo que ha pasado siempre, porque en otras épocas migraron los peruanos, luego los ecuatorianos, los colombianos…ahora nos tocó a nosotros.

Es cierto que han migrado todo tipo de personas venezolanas, pero el rechazo que se presenta linda con la xenofobia. Hablar de Latinoamérica unida suena tan vacío…

Sí, no podemos hablar de unidad latinoamericana, porque nosotros, aunque hablamos español, no nos entendemos. Hay un libro de Ángel Rosenblat, un famoso lingüista venezolano de origen alemán, que se llama Buenas y malas palabras y es una narración imaginaria de alguien que viaja a América Latina y empieza su camino en Argentina y va subiendo hacia el norte y se va encontrando con que hay palabras que significan algo en un país y cosas muy distintas en otro. Nosotros tenemos maneras distintas de ver el mundo. Hay partes de América Latina que no tienen, por ejemplo, los problemas que se ven tan fuertes en México y en Perú que tiene que ver con la población indígena. Entonces, esa gradación hace ver que esa unidad no existe, que puedes pedir cierta convergencia en ciertos objetivos comunes, pero ese sueño bolivariano, ese sueño de Bolívar, fue en realidad un delirio.