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Entrevista Revista Memoria N°44

“La Conferencia AHRI es un espacio fundamental para dotar de legitimidad al discurso de los derechos humanos”

Kathy Subirana

Por: Kathy SubiranaPrensa IDEHPUCP

Este 2025 el IDEHPUCP se prepara para ser sede de la conferencia anual de la Association of Human Rights Institutes (AHRI), una red global que congrega a más de 80 instituciones dedicadas a la investigación y educación en derechos humanos en más de 30 países. La Conferencia AHRI 2025 se realizará en el campus PUCP del 11 al 13 de septiembre y su tema central será: Protegiendo los derechos humanos ante la expansión global del crimen organizado.

Para hablar de la experiencia de organizar una Conferencia AHRI ―tan demandante como enriquecedora― convocamos a dos renombrados académicos hispanohablantes: Felipe Gómez Isa, catedrático de Derecho Internacional Público en la Universidad de Deusto (Bilbao, España) e investigador del Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe, quien fue responsable de la organización de la conferencia del año 2023; y Alejandro Fuentes, catedrático de origen argentino, especialista en leyes e investigador principal del Raoul Wallenberg Institute of Human Rights and Humanitarian Law (RWI), de la Universidad de Lund (Suiza), quien fue responsable de la organización de la conferencia del año 2024.

En esta entrevista, ambos académicos abordan tres puntos centrales y vinculantes. Primero, comentan sobre su experiencia como organizadores de un evento internacional de gran envergadura. Segundo, hablan de la necesidad de que la Academia mire en distintas latitudes, dado que es la primera vez que la AHRI Conference se realiza en el continente americano. Por último, reflexionan sobre la urgencia de que el saber académico se proyecte más allá de sus límites tradicionales, con el fin de generar un impacto positivo en la ciudadanía mundial.

¿Cómo podrían definir la experiencia de organizar una conferencia AHRI?

Felipe Gómez (FG): Fue una experiencia muy enriquecedora, tanto desde el punto de vista académico como desde el punto de vista humano. Lo digo, sobre todo, por el tema que abordó la conferencia, que fue el tema de defensores de derechos humanos y defensores ambientales, quienes se encuentran bajo mucha presión y bajo amenazas directas en muchos países. Entonces, el dedicar la conferencia a este tema y sobre todo abrirla a la participación de defensores y defensoras ambientales, defensores y defensoras de derechos humanos ―logramos que venga una delegación―, la verdad es que fue una experiencia muy, muy enriquecedora.

Alejandro Fuentes (AF): La experiencia realmente fue maravillosa desde el punto de vista organizativo, pues trabajamos de forma conjunta con la Facultad de Derecho de la Universidad de Lund y creo que fue la conferencia más grande que se ha realizado en Lund desde el punto de vista jurídico. Además, se realizó en el marco de los 40 años del Instituto Raoul Wallenberg, que se cumplieron el año pasado, así que fue un evento que ha marcado nuestra historia y que realmente nos ha dado enormes satisfacciones.

Sobre la Conferencia AHRI 2023, es interesante que el tema central (La defensa de los DDHH en el punto de mira) haya abordado el problema de las y los defensores, asumiendo la globalidad del problema. ¿Considera que la Conferencia AHRI es un espacio que puede ir más allá del debate académico?

FG: Primero me gustaría reconocer que América Latina, Centroamérica y Asia son, fundamentalmente, las regiones donde este problema es más acuciante y donde la situación de defensores y defensoras es más complicada, pero claro que estamos ante un problema global. En ese sentido, es nuestra ambición y nuestro objetivo ir más allá de los muros de la Academia, tanto en el debate como en las diferentes acciones. Y esto tratamos de hacerlo de varias maneras. En primer lugar, en cada AHRI Conference se aprueba una declaración final. Aquí aprobamos la Bilbao Human Rights Defenders, la Declaración de Bilbao sobre Defensores de Derechos Humanos. En ella hay un llamado a diferentes actores y a diferentes niveles para que se tomen en serio la protección y la defensa de los defensores y defensoras de derechos. Asimismo, y siempre buscando abrir el debate más allá de la Academia, tuvimos a más de 100 defensoras y defensores de derechos de diferentes organismos y organizaciones que se dedican a la defensa de los derechos humanos y ambientales; e incluso, antes de la conferencia, hicimos dos encuentros ―uno en español y otro en inglés― que eran fundamentalmente de defensores y defensoras para discutir sobre sus problemas. Estos encuentros de defensores y defensoras que se tuvieron acá, en la Universidad de Deusto, fueron parte de un proceso que culminó al siguiente año, en mayo de 2024, cuando se aprobó una declaración de todas estas organizaciones de la sociedad civil para alertar una vez más sobre la situación urgente y la situación de dificultad que enfrentan los defensores y defensoras de derechos a nivel global. Estos solo son dos de los factores y dos de los elementos de las vías por las cuales pretendemos, como digo, tener un impacto más allá de la Academia, a nivel local, a nivel regional y también a nivel global, porque no olvidemos que AHRI es una de las redes globales más importantes en el ámbito de los derechos humanos.

«El problema es que los derechos humanos se pueden ver atrapados en esa dinámica de contestación política y entonces cabe preguntarse cómo pararse frente a quienes esperan dinamitar el espectro de los derechos humanos. Es complicado, precisamente por esa fuerza que está tomando la ultraderecha a nivel global, pero es más urgente que nunca».

Felipe Gómez

Sobre la Conferencia AHRI 2024, lo interesante del tema abordado (Derechos humanos en un mundo polarizado) es que esta polarización a la que se refiere va in crescendo. ¿Considera que la Conferencia AHRI es un lugar que puede ir más allá del debate académico?

AF:  La conferencia es un ámbito de debate académico, de ideas, de posiciones, donde se exploraron distintos aspectos relacionados a los conflictos, no sólo ideológicos, sino también en materia de los derechos humanos, de protección de los derechos humanos de las poblaciones indígenas y de otras poblaciones más vulnerables; además del desarrollo sostenido de los pueblos y el uso de sus recursos naturales. Entonces, la conferencia recogió todos estos elementos relacionados a los potenciales conflictos que hay en la consecución de los derechos humanos y fue un debate muy fructífero, pero claro, la mayoría de los papers que se presentan en conferencias relacionadas a los derechos humanos tiene una carga muy positiva en relación a estos. Difícilmente se presentan papers con una carga negativa o contraria al ideal, a la filosofía de los derechos humanos. Entonces, en ese sentido, los debates más incómodos y profundos no se realizaron, aunque se exploraron. Quienes participaron no tenían posiciones tan disímiles o distantes entre ellos, pero sí exploraron puntos de quiebre en lo que puede ser el paradigma de los derechos humanos hoy en un mundo cambiante, en un mundo conflictivo, en un mundo donde los intereses cada vez se están encontrando más y donde existen tendencias doctrinarias y desde el punto de vista de los estados, que tienden a polarizar el entendimiento de los derechos humanos hoy.

Lo que hacemos en este tipo de conferencias es tratar de entender lo que está ocurriendo, que no necesariamente va a llevar a prevenirlo. Se crean herramientas interpretativas que pueden ser utilizadas por actores que están involucrados en el debate sociopolítico actual contemporáneo para entender mejor lo que está ocurriendo en sociedad, pero quienes participan en AHRI no necesariamente son actores esenciales de estos debates. Esto, por un lado, es una limitación, pero también es un punto de fuerza, porque si pensamos desde el punto de vista de la comunidad científica, la conferencia AHRI es la conferencia en materia de derechos humanos y humanitarios más importante del mundo. No existe otro ámbito donde estén presentes representantes del nivel científico de quienes participan en ARHI. Por eso las distintas conferencias tienen un foco diferente, porque tratamos de abarcar todos los aspectos relativos a la complejidad de los derechos humanos en el mundo contemporáneo, tratando de brindar una respuesta científica a esos desafíos. Y es una respuesta que es muy importante, ¿no?

En este momento, cuando los derechos humanos son un campo de disputa, me pregunto qué tan complejo o qué tan sencillo es para los espacios académicos establecer diálogos y llegar a los tomadores de decisiones, a quienes tienen el poder de ejecutar acciones.

FG: Es muy preocupante que se esté intentando dinamitar la agenda internacional de derechos humanos que ha costado tanto construir y que ha costado tanto desarrollar y consolidar. Hay algunos actores que están tratando de deslegitimar tanto a las Naciones Unidas como a la OEA o a la Unión Europea. Y lo mismo está pasando en el ámbito ambiental, en el ámbito de los derechos de las mujeres, en el ámbito de la comunidad LGTBI, en el ámbito de las personas con discapacidad. Hay un intento sistemático y consciente de dinamitar esa agenda y de convertir los derechos humanos en un elemento más de disputa y en un elemento más de esta batalla cultural contra lo woke o contra el izquierdismo radical o contra “esos zurdos de mierda” como dice Milei, ¿no?

El problema es que los derechos humanos se pueden ver atrapados en esa dinámica de contestación política y entonces cabe preguntarse cómo pararse frente a quienes esperan dinamitar el espectro de los derechos humanos. Es complicado, precisamente por esa fuerza que está tomando la ultraderecha a nivel global, pero es más urgente que nunca. Entonces, yo creo que hay que tener dos tipos de estrategias. Seguro que hay más, pero hay dos que me parecen estrategias importantes. La primera es una estrategia de carácter legal-institucional. Es decir, tenemos que recuperar la legitimidad del discurso de los derechos humanos, un discurso que está anclado en obligaciones internacionales que tienen los estados, que ya han asumido los estados. Ese es un primer elemento importante; y una segunda batalla es una batalla de carácter político, es decir, tenemos que recuperar esa legitimidad y contribuir a que la agenda de los derechos humanos no se vea como un peligro, no se vea como algo que pretende acabar con ciertos valores que esa ultraderecha pretende representar o imponer. El concepto de derechos humanos se ha convertido en un elemento de esa guerra cultural y es complicado sacarlo de ahí, pero creo que deberíamos hacer un esfuerzo para que esto vuelva a ser de sentido común.

AF: Creo que depende de la realidad de cada país, pues si lo pensamos desde el punto de vista global, la Academia sí tiene un peso en los sistemas de gobernanza. Por ejemplo, si miramos Naciones Unidas, por lo general más de la mitad de los miembros de los comités son representantes de la Academia. Son comités técnicos que no son representados por políticos o diplomáticos, sino por académicos que han desarrollado una carrera específica en esa materia, ya sea el derecho de los niños, de las mujeres, de las personas con discapacidad, etcétera. A nivel subregional, si pensamos en el Consejo de Europa, en la Organización de las Américas, en la Unión Europea, la Academia tiene un rol esencial y es escuchada en las ocasiones en las que la contribución científica es requerida. A nivel nacional este panorama cambia, pues depende de las tradiciones de cada país, de la manera en que los gobiernos se perciben a sí mismos, del rol que le dan a su Academia.

Aquí en Suecia, donde vivo y trabajo hace 15 años, hay una puerta abierta de forma permanente para las contribuciones científicas en todo ámbito, incluido el de los derechos humanos, lo cual no quiere decir que las decisiones se tomen siempre en base a las recomendaciones que la comunidad científica le brinda a los gobiernos. Muchas veces son decisiones que se toman en base a cuestiones meramente políticas. Entonces, el diálogo existe, especialmente las democracias liberales

¿Qué papel pueden jugar en esa disputa instituciones como AHRI y espacios como la Conferencia AHRI 2025?

FG: Yo creo que es un espacio fundamental para dotar de legitimidad al discurso de los derechos humanos, para ver que no es un discurso ideológico ni político ―aunque hay elementos políticos e ideológicos, es cierto―, sino que estamos hablando de cómo los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales son pilares esenciales para la protección y la promoción de la dignidad, tanto de personas individuales como de grupos, como los pueblos indígenas, como los afrodescendientes o como cualquier otro colectivo.

AF: Yo creo que, de nuevo, depende de las dinámicas nacionales. Por ejemplo, en cada país donde se organiza la conferencia AHRI, los organizadores tienen un gran margen de maniobra para incluir dentro de la conferencia autoridades y sectores de la sociedad relacionados con la temática específica que se va a tratar. Por ejemplo, nosotros trabajamos codo a codo en la conferencia con el Instituto de Derechos Humanos de Suecia, que tiene por mandato monitorear los derechos humanos en Suecia, pero que a su vez se encuentra relacionado con entidades hermanas en Europa y en el mundo. Entonces, para nosotros era importante tenerlos presentes, para que ellos puedan incorporar parte de las discusiones de la conferencia en la metodología interna que aplican en la ejecución de sus propios mandatos. Cada organizador puede tener una visión específica de a qué sector de la sociedad, ya sea público o privado, quiera impactar con la conferencia, y el evento se vuelve una caja de resonancia cuya voz puede ser orientada a ese sector en particular para generar un efecto multiplicador.

En ese sentido, me parece interesante que este año la apuesta haya sido realizar la conferencia por primera vez en América Latina.

FG: AHRI nace en los países nórdicos, en Noruega, Finlandia, Suecia, Holanda y hasta ahora ha sido una organización básicamente liderada por instituciones del ámbito europeo, pero sobre todo del norte de Europa, pero desde hace ya unos años hubo una una ampliación del foco, muchos institutos de derechos humanos de países de Europa del Sur, de Italia, de España, de Francia, de Grecia, ingresaron, por lo que el siguiente paso fue convertir AHRI en una organización de carácter global. Es muy bueno que este año la conferencia se realice en el Perú, en el IDEHPUCP, el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en Lima. Sabemos que es un gran trabajo, es un enorme esfuerzo, pero es un esfuerzo que merece la pena. Y también me parece importante dignificar el español. Cuando la conferencia se realizó en Bilbao, la hicimos tanto en español como en inglés y también utilizamos el euskera, la lengua vasca, en la ceremonia de apertura. O sea, por primera vez en la historia de AHRI hubo una ceremonia trilingüe. Eso es importante y lo queríamos reivindicar, porque supuso dar voz a muchas personas y muchas organizaciones que, de haberse hecho la conferencia solo en inglés, no hubieran participado. En ese sentido, nosotros tuvimos claro desde el principio que la prioridad tenía que ser dar voz a organizaciones de América Latina, de África, de Asia. De hecho, entonces participaron casi 120 personas de América Latina.

Fruto de la conferencia hubo oportunidad de publicar textos académicos en español y en inglés en la revista que tiene el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto, y ahora estamos terminando un proceso de edición de dos libros. Y nos gustaría presentar en la conferencia de Lima por lo menos uno de los volúmenes que ya está bastante avanzado. Qué mejor que presentarlo en un país de América Latina, que lamentablemente es la región del planeta con más ataques contra contra los defensores y defensoras de derechos humanos.

AF: Para mí es un orgullo. Primero, porque conozco a los colegas de la PUCP y sé que están haciendo un trabajo maravilloso, me llena de orgullo que puedan lograr este hito de cooperación internacional. Lo mismo ocurrió en el 2022, cuando AHRI tocó suelo africano y realizó la conferencia con la Universidad de Pretoria, en Sudáfrica. Entonces, esta incorporación de otros continentes a lo que originariamente fue una organización netamente europeísta ―AHRI se fundó por instituciones de derechos humanos noreuropeos, incluido el Instituto Raoul Wallenberg, el cual represento―, ha enriquecido enormemente el debate académico y la caja de resonancia de la academia, y ha colocado a AHRI como un actor mundial, no ya sólo como un actor europeo.

«Es mucho más fácil incorporarse en el debate global desde Europa o desde países de habla inglesa. Entonces, llevar AHRI a América Latina permite el contacto con un ambiente académico que, de otra manera, no tendría acceso a AHRI. No solo en el Perú, sino en países limítrofes o en la región».

Alejandro Fuentes

Para América Latina, yo creo que es esencial que se realice este evento. En mis años jóvenes de académico en la Universidad Nacional de Córdoba, el debate académico se restringía solamente a las fuentes o nacionales o regionales en español. La incorporación de fuentes y de contribuciones en inglés o en otros idiomas eran realmente raras, pues la Academia no maneja otros idiomas. Y claro, nuestros territorios son tan vastos que el español nos permite una internacionalización regional muy rica, pero esto significa que solo pequeños sectores han alcanzado una actividad global. Es mucho más fácil incorporarse en el debate global desde Europa o desde países de habla inglesa. Entonces, llevar AHRI a América Latina permite el contacto con un ambiente académico que, de otra manera, no tendría acceso a AHRI. No solo en el Perú, sino en países limítrofes o en la región.

¿Podríamos decir que esa también fue una forma de hacer que el compromiso de AHRI se vuelva más global?

FG: Cuando empezamos a soñar la conferencia en Bilbao, también tuvimos claro ―sobre todo por el tema― que teníamos que abrir la participación a las organizaciones que se dedican a la defensa de los derechos humanos. Por ello más de 50 becas para que puedan viajar de América Latina fundamentalmente, pero también de Asia y África; para que la conferencia no fuera solo un gran ejercicio académico. La Academia tiene mucho que decir y puede aportar a que la reflexión sea una reflexión informada, que tenga ansias de cambiar las cosas y de colaborar y abrir espacios para esa colaboración con los otros actores de la sociedad civil, del mundo empresarial, de las instituciones que son clave precisamente para esa labor de defensa de los derechos humanos.

AF: Claro que sí. Siendo parte del Comité Ejecutivo de AHRI, puedo dar fe que hemos hablado sobre este punto. América Latina tiene una tradición jurídica enorme. Pensemos que cuando el sistema de derechos humanos moderno actual fue creado en 1948, y después, con la Declaración Universal de Derechos Humanos, los países latinoamericanos ya eran países independientes. La contribución de los países latinoamericanos en el desarrollo del derecho internacional ha sido decisiva, ha sido enorme, han sido una voz esencial en las discusiones de los distintos tratados internacionales en materia de derechos humanos. Dejar fuera de esa contribución a la Academia me parece un error histórico. Sin embargo, es cierto que para ser parte de la comunidad científica global, no es suficiente con el español. Cualquiera que quiera ser parte de los debates en América Latina tiene que hablar español porque es el idioma que compartimos de Norte a Sur, pero, para ser parte de la comunidad global, para llevar la voz de las comunidades científicas de nuestros países, es necesario desarrollar competencias idiomáticas. La necesidad de globalización también debe de ser atendida por nosotros como comunidad académica latinoamericana.

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