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7 de febrero de 2023

Fuente: Martín Mejía/AP.

Por Gerardo Caballero Rojas (*)

Uno de los mayores referentes del periodismo mundial, como fue el polaco Ryszard Kapuściński, dejó en 1999 una de las reflexiones más importantes y citadas sobre la conducta de quienes ejercen esta profesión: «Creo que para ejercer el periodismo ‒dijo Kapuściński‒, ante todo hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias» (Kapuściński, 2014, pág. 38).

Por eso genera preocupación y desconcierto ver que los comentarios editoriales y el contenido informativo relacionados con la crisis política y la ola de protestas desatadas tras la asunción de Dina Boluarte como presidenta de la República han estado mayoritariamente orientados a expresar la preocupación de los periodistas por las veredas destruidas, los adoquines arrancados y las carreteras bloqueadas. No obstante, ha sido poco lo que han dicho en los medios tradicionales limeños sobre los 47 civiles fallecidos por impacto de armas de fuego en enfrentamientos con la Policía Nacional del Perú y el Ejército del Perú (Defensoría del Pueblo, 2023). Ante esa constatación es inevitable preguntarse cómo pueden los periodistas de los medios peruanos más importantes carecer aparentemente de esa empatía que Kapuściński consideraba indispensable para el ejercicio de la profesión.

Para responder a esta pregunta, en primer lugar, debemos tener en cuenta que los periodistas se encuentran insertos como asalariados en una estructura burocrática y jerarquizada, como son los medios de comunicación (Rojo Villada, 2003, pág. 100). En segundo lugar, hay que recordar que, al menos en las grandes ciudades, ya no encontramos empresas estrictamente periodísticas: lo que llamamos medios de comunicación son megaconglomerados de medios en los cuales el periodismo es simplemente una de las actividades (Pena de Oliveira, 2009, pág. 105), que se encuentran en manos de grandes ejecutivos y hombres de negocios con intereses de distinto tipo, y que buscan promover lo que Noam Chomsky y Edward S. Herman (1995) llamaron “ideología anticomunista”.

Por lo general, los periodistas buscan cumplir con su misión de informar con objetividad, imparcialidad, rigor y apego a criterios éticos y noticiosos. Sin embargo, al encontrarse dentro de estos conglomerados mediáticos, el trabajo del periodista se encuentra sujeto a los intereses de sus dueños, de los anunciantes, de las presiones políticas, y de las necesidades de la producción de la empresa (Reig, 2011, págs. 43-44).

Distinta es la situación en los llamados medios nativos digitales, aquellos que se diferencian de los medios tradicionales por haber nacido en Internet, por ser gestionados en su gran mayoría por los propios periodistas y por no tener a la publicidad como principal fuente de ingresos.

Durante las semanas de crisis política y de protestas en el Perú, han sido medios digitales independientes ‒como Ojo Público, La Encerrona, Epicentro, Wayka, Salud con Lupa, La Antígona, entre otros‒ los que han informado con orientación ética y apego a criterios noticiosos sobre los abusos y excesos de la policía y el ejército al reprimir las manifestaciones en distintas partes del Perú. Por ejemplo, son los medios independientes los que han revelado que una importante proporción de los civiles fallecidos recibieron, por la espalda, impactos de bala de armas de guerra. Son los medios independientes los que han encontrado que 50 peruanos recibieron balazos en tórax y abdomen. Son los medios independientes los que se han atrevido a desmentir las inconsistentes versiones policiales sobre un incendio producido en el Centro de Lima. Son los medios independientes los que revelaron que Víctor Santisteban, el primer manifestante fallecido en Lima Metropolitana, había muerto luego de que un policía le lanzara una bomba lacrimógena en la cabeza desde corta distancia.

La razón para ello resulta obvia: desprovistos de las limitaciones y presiones que afectan el trabajo periodístico al interior de los conglomerados mediáticos, los periodistas pueden efectuar una labor con apego a su compromiso ético y social de informar a la sociedad de manera correcta, sin que intereses económicos, comerciales, políticos, ideológicos o de otro tipo acaben infiltrando lo que deben ser decisiones estrictamente noticiosas. Eso es a lo que podemos llamar independencia periodística.

Sin embargo, la sostenibilidad económica de los medios independientes continúa siendo incierta, por lo cual es necesario que, como sociedad, tomemos conciencia de que nuestro derecho a informarnos debidamente pasa necesariamente por contribuir a que estos periodistas emprendedores encuentran nuevas y más seguras fuentes de financiamiento. Solo así conseguiremos que el periodismo peruano informe debidamente sobre el acontecer nacional, con ética y empatía por el dolor de las personas, es decir, que sea un periodismo hecho por buenas personas.

Referencias:

Chomsky, N., & Herman, E. S. (1995). Los guardianes de la libertad: propaganda, desinformación y consenso en los medios de comunicación de masas. Barcelona: Grijalbo Mondadori.

Defensoría del Pueblo. (5 de Febrero de 2023). Reporte diario de crisis política y social. Recuperado el 6 de Febrero de 2023, de Sitio web de la Defensoría del Pueblo: https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2023/02/ReporteDiario522023_13-horas.pdf

Kapuściński, R. (2014). Los cínicos no sirven para este oficio: Sobre el buen periodismo. (M. Nadotti, Ed.) Barcelona: Anagrama.

Pena de Oliveira, F. (2009). Teoría del Periodismo. Ciudad de México: Comunicación Social.

Reig, R. (2011). Los dueños del periodismo: Claves de la estructura mediática mundial y de España. Barcelona: Gedisa.

Rojo Villada, P. A. (2003). Tecnología y contextos mediáticos. Condicionamientos socioeconómicos y políticos de la comunicación de masas en la Sociedad de la Información. Sevilla: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.

(*) Licenciado en Periodismo y Magister en Sociología por la PUCP. Docente contratado en Departamento Académico de Comunicaciones – Sección Comunicación.