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13 de marzo de 2018

Abordar la temática de los pueblos indígenas dentro del Plan Nacional de Derechos Humanos (PNDDHH) exige pensar al Perú como un país pluricultural, con un Estado capaz de trabajar para garantizar los derechos de estos pueblos y sus condiciones de vida. En otras palabras, nos plantea entender que la diversidad cultural si bien es el eje central de la forma cómo somos, requiere pensar en clave de interculturalidad la actuación estatal. El reto por ello está en entender este tema dentro del Plan como la necesidad por trabajar para generar aquellas condiciones que permitan que los derechos colectivos de estos pueblos se ejerzan cada vez más y de forma adecuada. Es reconocer la diversidad en clave de inclusión.

El PNDH recientemente aprobado en materia de pueblos indígenas refleja continuidad en el trabajo estatal en esta materia si lo comparamos con el anterior. Con mayor detalle que el anterior y reconociendo la necesidad de trabajar más derechos, el contenido de este plan resulta más amplio. Pero, a su vez, resulta aún insuficiente, dada la dimensión de la materia.

Por un lado, en el contenido encontramos el reconocimiento de un conjunto de derechos colectivos, los que plantean acciones concretas que esperan ser cumplidas para alcanzar los indicadores establecidos. Pero nos deja la sensación de que, a pesar de los avances, sigue resultando poco el compromiso estatal hacia los pueblos indígenas en el país. Entiendo que aún falta mucho por avanzar en materia de pueblos indígenas. Y que no tiene más de 6 años la actuación estatal en este sector. Antes de eso, las entidades encargadas de cumplir con las obligaciones estatales en materia de pueblos indígenas, hicieron poco o nada para ello. El discurso oficial llegó a negar su existencia, a considerarlos ciudadanos de segunda clase, invisibilizarlos. En 6 años se ha avanzado más que en los años anteriores. Pero ello, a pesar de los esfuerzos, resulta insuficiente. Si bien es innegable que la temática de los pueblos indígenas ya es parte de la agenda pública. Es válido preguntarnos, ¿se está trabajando para alcanzar la agenda que los pueblos indígenas plantean? Y es que, una cosa es lo que los líderes indígenas demandan, y otra lo que el Estado puede hacer en esta materia. El PNDH es reflejo de este péndulo.

Sumemos además la poca capacidad de numerosos funcionarios y funcionarias, así como de gran parte de la ciudadanía, de entender que vivimos en un país donde habitan pueblos indígenas. La poca capacidad por entender que pensar de forma homogénea daña, invisibiliza, limita el adecuado desarrollo de la identidad cultural, el ejercicio de derechos, generando que las culturas se pierdan, olviden. El PNDH debe mostrar que hay un compromiso por cambiar eso, por apuntar a vernos como diversos culturalmente y discutir la necesidad de trabajar en clave intercultural. Ese es el problema que vemos cuando se lee que el principal indicador de impacto del Objetivo Estratégico[1] en materia de pueblos indígenas es seguir reconociendo medidas de consulta previa, y no vernos como un país que garantiza los derechos de los pueblos indígenas hacia el bicentenario.

Qué podemos resaltar en este nuevo plan:

  • Se sigue trabajando en materia de consulta previa. Pero se limita a reconocer aquellas medidas posibles de ser consultadas. El ejercicio está en identificar medidas, pero sobre todo en mostrar qué funciona. Esta labor es de todos, no solo del Estado. Y respecto a identificar medidas, queda pendiente establecer de qué manera se van a consultar los Estudios de Impacto Ambiental (EIA).
  • Lo intercultural se centra en salud y educación. Es donde más se ha avanzado. Pero, hay otros espacios y sectores en los que es necesario incorporar este enfoque, como justicia, programas sociales, acceso a la información, entre otros.
  • Para garantizar las condiciones de vida de los pueblos indígenas en situación de aislamiento, se señala crear más puestos de control, contratar más agentes de control y categorizar 8 reservas. Esto implica un aumento del presupuesto para el sector, y la necesidad de contar con una autoridad mucho más fortalecida.
  • Los derechos lingüísticos se están limitando al acceso a la justicia y a la educación bilingüe. Teniendo ya una Política Nacional de Lenguas, extraña que este PNDH solo haga referencia a estos dos ámbitos. Si la idea era no repetir, quizás encontrar una fórmula para hacer conversar ambos instrumentos ayude a darle más fuerza a este gran trabajo que tiene que hacerse.

Quizás una de las cosas que más llama la atención es que si bien la presencia del enfoque basado en derechos a lo largo del PNDH está, el plan se enfoca en el acceso a los servicios que el Estado brinda dirigido a estos pueblos. Sin embargo, una cosa es acceder a un servicio, y otra esclarecer cuál será la calidad de ese servicio, o si efectivamente se brinda con enfoque intercultural, y que en efecto esté garantizado.

En resumen, estamos ante un plan que, si bien establece avances con respecto al anterior, aún posee limitaciones posiblemente debido a que la temática de pueblos indígenas resulta aún reciente en el trabajo estatal.

*Gustavo Zambrano, es coordinador del área Académica y de Investigaciones e investigador senior del Idehpucp. 



[1] Objetivo estratégico: Asegurar, con la implementación estatal mecanismos legislativos y administrativos indispensables en el marco de la normativa y jurisprudencia nacional e internacional, el ejercicio de los derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas y sus integrantes.

Indicador de impacto: Número de sectores del Poder Ejecutivo que han realizado la identificación de medidas administrativas a ser consultadas de acuerdo a sus respectivos componentes.