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5 de septiembre de 2023

Foto: Iris Jave.

Por Iris Jave  (*)

La Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), la primera organización de víctimas surgida durante el conflicto armado interno (CAI), conmemora 40 años de creación. La fecha es emblemática para sus actoras y actores, y para la sociedad peruana en general, pues reconoce y reafirma las luchas, las resistencias y el desarrollo de una trayectoria en busca de verdad, justicia y memoria, que las ha convertido en un referente para la defensa de los derechos humanos y la democracia en el país. 

El origen de la ANFASEP -fundada en 1983 por la señora Angélica Mendoza de Ascarza, Mamá Angélica, quien buscaba a su hijo Arquímedes, detenido y desaparecido por las fuerzas del orden- se remite a los primeros encuentros de mujeres que compartían historias similares con respecto a la desaparición y secuestro de sus familiares. Las primeras reuniones se dieron de forma espontánea debido a la emergencia. Al principio no contaban con un espacio para ello. Fue otra mujer, Leonor Zamora, entonces alcaldesa de Huamanga, quien les facilitó el patio de la municipalidad para que se reunieran allí.  Así nació la ANFASEP, formada por madres, esposas, hijas y hermanas de las personas detenidas y desaparecidas, unidas por el dolor, con sus proyectos personales quebrados, pero también por una permanente acción ciudadana en alianza con otras organizaciones sociales. 

En ese camino emprendieron otras iniciativas como la creación de un comedor para niños y niñas, que cuyos padres no les podían ofrecer la alimentación necesaria, por la misma dinámica del contexto. En 1984, un año después de agruparse, abrieron el comedor Adolfo Pérez Esquivel en un local cedido por el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Huamanga, donde funcionó hasta 1991, luego de lo cual accedieron al local actual. Varios de esos niños y niñas -hoy adultos- forman la Juventud ANFASEP, que en la actualidad acompaña y sigue el legado de la organización. 

Foto: Inforegión

Los procesos de memoria, verdad y justicia han ocupado la mirada integral de las mujeres de la ANFASEP. En el 2004, se inició la construcción del Museo de la Memoria “Para que no se repita”, un espacio público dedicado a recordar las afectaciones sufridas durante el CAI, la búsqueda de las personas desaparecidas, los procesos judiciales de las violaciones a los derechos humanos, y también al reconocimiento y la dignificación desde la propia mirada de las mujeres de la ANFASEP.  El año 2007, empezaron una demanda integral de reparación, justicia y reconocimiento para hacer del terreno conocido como La Hoyada un lugar de memoria. Allí instalaron la cruz con la inscripción “no matarás”, que las había acompañado en todas las marchas, como un hito para el desarrollo de una serie de gestiones y alianzas con organizaciones sociales y de derechos humanos y con autoridades del estado nacional y subnacional para llevar adelante este monumental proyecto. 

La Hoyada es un terreno de aproximadamente 7 hectáreas ubicado al lado de lo que fue el Cuartel BIM N° 51 del Ejército del Perú, conocido como Los Cabitos, en la región Ayacucho, donde la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) verificó –mediante decenas de testimonios- que se detenía a personas y que después estas no salían del lugar. En el 2005, la Primera Fiscalía Penal Supraprovincial y el Instituto de Medicina Legal, reiniciaron la investigación y posteriormente, entre 2008 y 2011, el proceso judicial incorporó exhumaciones que permiten identificar fosas individuales y colectivas que contenían restos de 109 personas. Se encontró un tanque de combustible y tuberías PVC con cables eléctricos, tubos galvanizados y otros elementos que habrían servido para el almacenamiento, transporte y alimentación de combustible para el funcionamiento de un horno que permitía incinerar a los detenidos. El año 2013, el entonces ministro de Justicia, Daniel Figallo, les entregó simbólicamente el terreno para iniciar la implementación del proyecto conmemorativo. Tras una serie de gestiones más entre la CMAN, el sector Justicia y Economía, el Estado destinó 34 millones de soles para la construcción. Finalmente, el 2022 se inició formalmente la construcción del espacio de memoria. Esta construcción, que está a cargo del Gobierno Regional de Ayacucho, es una respuesta a una demanda largamente sostenida y que expresa la búsqueda de verdad y de justicia y el anhelo de mantener la memoria viva. Desde entonces, durante las excavaciones se han encontrado 7 restos más, lo cual hace un total provisional de 116 las personas halladas en el terreno. Así, la memoria impulsada por AFNASEP desde hacer cuarenta años, sigue abriendo el paso a la justicia y a la verdad, como viene impulsando la ANFASEP desde hace 40 años. 

Mujeres, madres, hermanas han coincidido nuevamente en sus luchas. El legado de Angelica, Lidia, Adelina, Gregoria, Rodomila y sus compañeras de la ANFASEP se entrecruza con la lucha de mujeres como Gisela, Carolina, Carmen o Raida Cóndor, quien al mismo tiempo que otras familiares de las víctimas del caso La Cantuta, ha recibido los restos de su hijo Armando Amaro Cóndor, detenido y desaparecido en 1992. Aunque hubo un juicio que reconoció este crimen como delito de lesa humanidad y llevó a la cárcel al expresidente Fujimori, la justicia no era integral. Después de 31 años, la señora Raida Cóndor ha recibido los restos de su hijo Armando, lo cual representa un encuentro y una despedida, así como un reconocimiento y la dignificación de su lucha. Aún falta encontrar los restos de otras víctimas. Madres, hermanas, esposas siguen juntas en busca de verdad, justicia y memoria. Estas son fechas emblemáticas para conmemorar, para reconocer, para que no se repita.

(*) Investigadora y Coordinadora de las Líneas de Movilidad Humana y Memoria, Democracia y Posconflicto del IDEHPUCP.