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Notas informativas 27 de mayo de 2025

Por: Alexis Manuel Rojas Suárez (*)

El pasado 28 de abril, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) publicó su informe anual sobre migrantes desaparecidos, dando a conocer que, desde el año 2014, las muertes y desapariciones superan las 72,000 (OIM, 2025, “Executive summary”). Esta cifra, aunque alarmante, no representa la tragedia real en toda su dimensión. El aumento de políticas migratorias restrictivas adoptadas por diversos países conduce a miles de migrantes hacia rutas cada vez más peligrosas. En América Latina, la selva del Darién —territorio que se extiende entre Panamá y Colombia— se ha convertido en un espacio de desaparición sistemática de personas que abandonan su país por causas económicas, políticas y de violencia.

El peligro de cruzar la selva

Las estadísticas del Servicio Nacional de Migración de Panamá (SNM) evidencian que, durante los primeros tres meses de este año, 2, 831 personas en situación de migración irregular han transitado por la frontera colombo-panameña (SNM, 2025, Cuadro No. 001). La cifra parece modesta comparada con los 302,203 registrados durante todo 2024 (SNM, 2024, Cuadro No. 001), pero esto no significa que la crisis haya disminuido, sino que posiblemente se ha desplazado o invisibilizado aún más.

El perfil demográfico de quienes atraviesan el Darién evidencia la diversificación de los flujos migratorios contemporáneos. Así, en 2025, el 59% de personas que lo recorren proviene de América del Sur (principalmente venezolanos), el 23% de Asia, el 16% África y el 2% las Antillas (SNM, 2025, Gráfico No. 002). Esta heterogeneidad refleja cómo la ruta se ha convertido en un corredor global para poblaciones que migran por contextos de crisis.

Resulta particularmente preocupante que el 16% de quienes lo cruzan sean menores de edad, incluyendo 300 niños menores de 10 años (SNM, 2025, Cuadro No. 004). Estos menores se exponen a riesgos extremos como deshidratación, hipotermia, ahogamiento en ríos caudalosos, ataques de animales salvajes y la violencia de grupos criminales que operan con total impunidad en la zona.

El informe de la OIM señala que, específicamente en las Américas, al menos 1,189 personas perdieron la vida migrando en 2024 (OIM, 2025, 2024 data on migrant deaths and disappearances). Sin embargo, estos datos reflejan únicamente los cuerpos recuperados e identificados. En el Darién, las muertes ocurren en un contexto geográfico que imposibilita la recuperación de los restos debido a que la densa vegetación, los ríos caudalosos y la fauna local hacen que muchos cadáveres nunca sean encontrados.

El informe de la OIM proporciona datos comparativos relevantes: en general, las muertes por violencia son más frecuentes entre migrantes que provienen de países en crisis (10% de las muertes) que entre aquellos de países sin crisis (menos del 4%). Asimismo, las enfermedades y la falta de acceso a atención sanitaria causan hasta cuatro veces más muertes entre migrantes de contextos críticos: representan el 6% de los fallecimientos de personas provenientes de países en crisis frente a solo el 1.5% de aquellos de países sin situaciones de crisis humanitaria. (ibíd., Missing migrants in crisis-affected countries).

Particularmente grave resulta la situación de los cuerpos no identificados. Como señala el informe, «menos es lo que se sabe sobre las identidades de quienes mueren en contextos de crisis en comparación con países sin crisis» (ibíd., Missing migrants in crisis-affected countries). Esta realidad multiplica el dolor de miles de familias que viven en la incertidumbre, sin poder confirmar el fallecimiento de sus seres queridos ni recuperar sus restos para darles una sepultura digna.

Así se revelan una realidad subyacente: la migración irregular es producto de un sistema que carece de vías legales y seguras para personas que huyen de situaciones extremas. El informe de la OIM es categórico al señalar que «un nuevo sistema que proporcione rutas seguras y legales para las personas en movimiento es la única solución sostenible a la creciente crisis de muertes de migrantes». (ibíd., Missing migrants in crisis-affected countries)

La realidad cara a cara

Durante los últimos años, la respuesta predominante de los Estados a la migración ha sido la securitización de las fronteras, ignorando las causas estructurales que impulsan la migración y desatendiendo las necesidades de protección humanitaria. El enfoque actual solo consigue criminalizar a los migrantes, fortalecer las redes de tráfico ilícito y multiplicar las muertes en rutas cada vez más peligrosas.

La región requiere un cambio de paradigma en la gobernanza migratoria, alejada de la retórica xenófoba y las falsas soluciones basadas únicamente en el control fronterizo. Se necesitan políticas que reconozcan la migración como un fenómeno estructural y complejo, que garanticen el acceso a la protección internacional cuando corresponda, y que establezcan vías regulares, seguras y ordenadas para la movilidad humana.

En este contexto, resulta preocupante observar que, a pesar de los evidentes riesgos, los ciudadanos peruanos continúan formando parte de estos flujos migratorios. Según las estadísticas panameñas, 40 peruanos atravesaron el Darién durante el primer trimestre de 2025 (SNM, 2025, Cuadro No. 005), mientras que en 2024 la cifra alcanzó los 3,374 (SNM, 2024, Cuadro No. 004). Estas cifras, aunque proporcionalmente menores respecto a otras nacionalidades, son inquietantes considerando que Perú no enfrenta las crisis humanitarias de países como Venezuela o Haití. Más allá de las motivaciones económicas evidentes, es necesario examinar la efectividad de las políticas de inclusión social, el acceso a servicios básicos y oportunidades de desarrollo en las regiones más vulnerables del país. La migración peruana a través del Darién es un indicador de que las políticas nacionales de desarrollo inclusivo y reducción de desigualdades aún presentan brechas significativas.

El Darién seguirá siendo una tumba anónima mientras persistan las condiciones que obligan a las personas a migrar y la respuesta regional continúe priorizando la disuasión sobre la protección. Los Estados deben recordar que detrás de cada estadística migratoria hay un nombre y una historia, sueños interrumpidos y familias devastadas por la pérdida. La dignidad del migrante como ser humano debe prevalecer sobre cualquier consideración política o geopolítica si queremos evitar que la selva del Darién siga consumiendo vidas en silencio.

(*) Abogado especializado en Migración Internacional y Política Migratoria


Referencias:

ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL PARA LAS MIGRACIONES (OIM). (28 de ABRIL de 2025). https://www.iom.int/es. Obtenido de https://missingmigrants.iom.int/es/proyecto-migrantes-desaparecidos: https://storymaps.arcgis.com/stories/1098aa8ecb07417ab4276607092149cc/print

Servicio Nacional de Migración de Panamá. (Diciembre de 2024). https://www.migracion.gob.pa/. Obtenido de https://www.migracion.gob.pa/estadisticas/: https://www.migracion.gob.pa/wp-content/uploads/IRREGULARES-POR-DARIEN-2024-2.pdf

Servicio Nacional de Migración Panamá. (Marzo de 2025). https://www.migracion.gob.pa/. Obtenido de https://www.migracion.gob.pa/estadisticas/: https://www.migracion.gob.pa/wp-content/uploads/IRREGULARES-POR-DARIEN.pdf