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Reseñas 8 de noviembre de 2022

En esta edición invitamos a Eduardo Dargent, graduado en Derecho en la PUCP, máster en filosofía política por la Universidad de York, doctor en ciencia política de la universidad de Texas en Austin, docente del Departamento Académico de Ciencias Sociales PUCP y miembro de la Asamblea del IDEHPUCP, a compartir con nuestros lectores un comentario sobre libros que son de su interés en la actualidad.

Estoy leyendo sobre radicalismo y polarización política, un tema que siempre me ha interesado pero que no he trabajado antes a profundidad y que espero abordar tras concluir algunos proyectos actuales. Busco entender mejor las causas por las que ciertos grupos radicales surgen y se hacen relevantes electoralmente, así como estudiar las dinámicas que produce la polarización en una sociedad. Me interesa conocer tanto las antecedentes históricos de estos grupos como sus nuevas formas en el mundo contemporáneo. Por ahora estoy enfocado en leer sin elaborar todavía un aterrizaje en el caso peruano, aunque posiblemente este consistirá en un estudio sobre los votantes y grupos que apoyan a candidatos radicales de ambos lados del espectro político.

El libro de Kahhat es ideal para iniciar la lectura sobre los movimientos de derecha radical. El autor se pregunta por las causas del surgimiento (o resurgimiento) de la derecha radical en el mundo contemporáneo y para ello revisa la enorme producción académica producida al respecto. Nos ayuda a entender la discusión conceptual sobre qué es derecha radical y para conocer las explicaciones planteadas para entender el crecimiento de estos grupos. También nos sirve para conocer distintas aproximaciones metodológicas para estudiarlo. La conclusión del libro es que es difícil llegar a una conclusión sobre las causas de esta renovada fuerza: se trata de una combinación de factores estructurales y políticos donde las oportunidades creadas por una serie de fenómenos contemporáneos son aprovechadas por grupos radicales en unos países, pero no en otros. Concluye con algunas ideas sobre cómo enfrentar electoralmente este tipo de grupos radicales, en particular entendiendo que la lucha contra sus líderes no debe llevar a ignorar sus demandas o menospreciar a sus votantes.

A través de miles de entrevistas en pueblos pequeños del Estados Unidos rural, Wuthnow explora las razones por las que en esos lugares han crecido la rabia y la frustración, que ha nutrido un voto radical en los últimos años. Estos pueblos vienen declinando en bienestar económico y posibilidades de desarrollo desde hace años. ¿Por qué ahora, y no antes, ha surgido este tipo de votante con más fuerza? Wuthnow propone que las enormes frustraciones y bajas expectativas de futuro en estos pueblos, a los denomina “comunidades morales”, lleva a una preocupación comunitaria renovada por lo que perciben como nuevas y mayores amenazas, entre ellos proyectos políticos de Washington, las “élites” y el “gran gobierno”, que afectarán su futuro. Estas amenazas trascienden consideraciones económicas, son identitarias. Una virtud del trabajo es que escucha y mira en profundidad las demandas que están en la base de este tipo de actores políticos radicales.

El libro de Cramer se parece al anterior en su aproximación y trabajo a profundidad en áreas rurales de Estados Unidos, pero vinculando más el tema a un caso político concreto, el del ex gobernador de Wisconsin Scott Walker y su base de apoyo en dicho estado. La paradoja que se presenta es que los votantes de Walker están necesitados de apoyo estatal y políticas redistributivas para afrontar su creciente degradación económica, y sin embargo votan entusiastamente por políticos que rechazan ese tipo de medidas. La autora propone que lo que denomina la política del resentimiento ayuda a explicar esta paradoja. Como en el libro anterior se muestra de qué manera percepciones muy arraigadas sobre la comunidad y lo que se considera distingue a un “nosotros” de un “ellos” (la élite liberal, los políticos nacionales, los grupos supuestamente “beneficiados” por estos políticos, etc.) lleva a desconfiar del gobierno, un gobierno que nos hará trampa y seguirá perjudicando si se le da más poder. Los políticos que representen ese nosotros, que sean percibidos como entendiendo esos dilemas y preocupaciones, recogerán el apoyo más allá de otras características. Como en el caso anterior, se trata de una mirada más cercana a la demanda que ayuda a entender estas preocupaciones y creencias, algunas fantasiosas, violentas y desagradables, pero otras más comprensibles y razonables.

Pasando al Perú, el libro de Rénique es un viaje erudito por la historia de lo que llama la “nación radical”, definida como “un continuum de ideas articuladas (…) en torno a una radical convicción: que para ser una nación modera e integrada el Perú requería de una revolución. Una revolución de base indígena que, sin renunciar a los avances del mundo moderno, significara recobrar los fundamentos de su glorioso pasado. (…) Una opción de pretensiones refundadoras que deviene, a través del siglo pasado, en fuente ideológica para la formulación de proyectos políticos de diversa orientación”. Esta idea de una nación virtuosa, subordinada y menospreciada por la nación oficial, representada por Lima, ayuda a entender los discursos de una serie de movimientos que han visto en este antagonismo la piedra de toque de nuestra política. Discursos de distintos grados de radicalidad dentro de su radicalismo de familia, como señala el autor. La versión más dura sería la maoísta totalitaria de Sendero, pero también hay muchas otras. Uno puede ver en el populismo de Pedro Castillo (aquí también toca leer a Oliart y Portocarrero y su “El Perú desde la Escuela”) y el leninismo de Vladimir Cerrón muchos de estos elementos radicales y entender mejor por qué la forma radical que tomó parte de la reacción contra ellos (limeña, racista) termino renovando esta división política.

Conocí el trabajo de Alvarado en su versión de tesis de maestría de ciencia política. Ese texto, con algunas actualizaciones, será pronto un libro de nuestra serie Zumbayllu. El trabajo explora el surgimiento y la naturaleza del etnocacerismo, sus primeros años y cómo fue incorporando nuevas ideas y temas en su discurso. Este movimiento es definido como un populismo radical con características modernas y arcaicas para construir la distinción entre “los cobrizos” y “la élite blanca” o criolla. Es un movimiento político que surge como rechazo a las políticas antisubversivas de los años ochenta para reivindicar este conflicto étnico. Esta dimensión étnica y arcaica está en el centro del discurso, y permite distinguirlo de otras versiones más ideológicas y foráneas de la nación radical que estudia Rénique. Nos dice Alvarado en su tesis: “este factor étnico pasará a ser el elemento distintivo del etnocacerismo, combinando el nacionalismo étnico, el marxismo y el darwinismo social en un discurso que sostiene que es necesario recuperar la identidad de la etnia cobriza para fortalecerla, ganar la lucha contra los blancos y poder construir una verdadera nación”.

Nos falta investigación sobre grupos radicales, cada vez más presentes en la política electoral como en la política de la calle. También necesitamos conocer más sobre los distintos tipos de votantes en todos los sectores sociales para saber si están votando (o podrían votar) por estas opciones radicales como mal menor o con entusiasmo. Se precisa conocer más sobre la oferta y la demanda por este radicalismo, las nuevas dinámicas a las que lleva la polarización y sus costos, y otros temas. Ojalá la elección del 2026 (si no ocurre antes) no sirva de laboratorio para contestar estas preguntas.