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Análisis 22 de abril de 2025

Por María Grazia Sibille (*)

La historia humana está marcada por luchas contra injusticias sistemáticas que en algún momento parecían naturales, normales e incluso necesarias. Durante siglos, la esclavitud sustentada en la “superioridad de la raza blanca” sobre poblaciones africanas e indígenas, así como la exclusión de las mujeres de la esfera pública debido a su “inferioridad” intelectual y moral, se consideraban realidades incuestionables. Hoy, al mirar atrás, nos parece difícil comprender cómo fue posible justificar esas formas de opresión. Sin embargo, si continuamos con esta perspectiva crítica, descubriremos patrones similares en nuestra relación con otros seres vivos, quienes carecen de una voz para oponer resistencia a los abusos a los que son sometidos: los animales.

​De acuerdo con las cifras más recientes, por lo menos 192.1 millones de animales son empleados anualmente en laboratorios a nivel mundial[1]. Aunque las ratas y ratones son los animales más usados para la experimentación, esta cifra incluye a diversas especies, como conejos, cuyes, perros, cerdos, primates, peces y aves[2]. Estos animales son obligados a soportar procedimientos que causan sufrimiento indescriptible, daño severo a sus órganos y funciones vitales y, en muchos casos, la muerte. ¿La razón? La promesa, con frecuencia vaga, de beneficios potenciales para los seres humanos.

El uso de animales en laboratorios —así como toda explotación sistemática de los animales no humanos ya sea para fines de alimentación, entretenimiento, vestimenta, entre otros— se fundamenta en un prejuicio estructural análogo al racismo y al sexismo: el especismo. El especismo consiste en una actitud prejuiciosa y sesgada a favor de los intereses de los miembros de una especie en detrimento de los intereses de otras especies[3]. Esta es una forma de discriminación moral arbitraria, pues el único criterio utilizado para justificar un trato desigual —la pertenencia biológica a una especie— carece de relevancia moral. Esto lo equipara a justificar una jerarquía moral por etnicidad o sexo, lo cual sería inaceptable.

El especismo es reforzado por el antropocentrismo: la convicción tácita de que los seres humanos constituyen el centro moral del universo. Según esta visión enraizada en las ideas de pensadores como Aristóteles y Descartes y extendida en el mundo occidental, el valor de los animales no humanos se mide exclusivamente en función de su utilidad para los humanos: son solo medios para nuestros fines[4]. Esto es especialmente grave tomando en cuenta que, lejos de ser objetos, los animales no humanos son seres multidimensionales capaces de sentir y, por ende, de sufrir. Al cosificarlos, les arrebatamos el status moral que merecen. Esta es la lógica que ha guiado la experimentación en animales, desde Galeno y pasando por la vivisección en el siglo XIX, hasta su uso con fines médicos y cosméticos en el presente[5].

Quienes defienden la experimentación animal suelen partir de una mirada utilitarista que prioriza los beneficios humanos por encima del sufrimiento animal[6]. No obstante, hallamos serias inconsistencias en esta justificación. Una de ellas puede identificarse en el caso de los procedimientos invasivos en monos vervet para simular la enfermedad de Parkinson[7]. Dichos experimentos implican la inflicción deliberada de daño neurológico grave y angustia prolongada hasta la eventual muerte de los monos. La justificación ética se basa únicamente en los posibles resultados terapéuticos para los humanos, los cuales son inciertos o marginales. Este cálculo ignora las complejas capacidades emocionales, cognitivas y sociales que poseen estos animales. Aquí cabe preguntarnos: ¿es realmente ético causar sufrimiento intenso a seres sintientes para obtener beneficios meramente especulativos?

​Por su parte, la experimentación con animales en la industria cosmética representa una práctica no solo sumamente cruel, sino también innecesaria y basada en protocolos desactualizados. Aunque existen métodos alternativos económicos con tasas de precisión superiores al 80%[8], animales como conejos, cuyes y ratones, siguen siendo sometidos a pruebas dolorosas e incapacitantes, como la aplicación, sin anestesia, de sustancias irritantes en ojos y piel. En América Latina, países como México, Colombia, Chile y Brasil han dado pasos importantes al prohibir estas prácticas[9]. En el Perú, recientemente se ha presentado el Proyecto de Ley N.º 7688/2023-CR que, de ser aprobado, convertiría a nuestro país en el número 46 en legislar y prohibir la experimentación con animales en este rubro[10].

El enfoque basado en derechos representa una sólida alternativa ética frente a la experimentación con animales. Este marco sostiene que todos los seres sintientes (sean humanos o no) poseen derechos inherentes por su capacidad de experimentar placer y dolor, alegría y sufrimiento[11]. Entonces, si consideramos inaceptable experimentar sin consentimiento en humanos vulnerables por dichos motivos, para ser coherentes éticamente tendríamos que extender nuestra protección a los animales. Este argumento se ve reforzado por avances científicos que cuestionan la validez y necesidad de los experimentos con animales, incluso para fines médicos. Nuevas tecnologías como modelos computacionales y cultivos éticamente responsables de células humanas no causan sufrimiento e inclusive son más precisas y seguras.

Adoptar este enfoque no supone quitar valor a los derechos humanos; por el contrario, implica reafirmar nuestro compromiso por un mundo más justo. Así como aprendimos a reconocer y desmantelar sistemas que oprimían a otros seres humanos, actualmente resulta imperativo ampliar nuestro horizonte ético más allá de los límites de nuestra especie.

(*) Bachiller en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y diplomada en Estudios de Género por la misma casa de estudios.


[1]Cruelty Free International. (s. f.). Facts and figures on animal testing. https://crueltyfreeinternational.org/about-animal-testing/facts-and-figures-animal-testing;Taylor, K., & Alvarez, L. R. (2020).An estimate of the number of animals used for scientific purposes worldwide in 2015. Alternatives to Laboratory Animals, 47(5–6), 196–213.

[2]Mukerjee, M. (agosto de 2004). Speaking for the animals. Scientific American, 291(2), 72–79. https://www.scientificamerican.com/article/speaking-for-the-animals/

[3] Singer, P. (2001). Animal liberation (ed. rev.). Ecco Press. (Obra original publicada en 1975).

[4] Korsgaard, C. M. (2018). Fellow creatures: Our obligations to the other animals. Oxford University Press; Rollin, B. E. (2015). The moral status of animals and their use as experimental subjects. En H. Kuhse & P. Singer (Eds.), A companion to bioethics (2nd ed., pp. 495–509). Wiley-Blackwell.

[5] Guerrini, A. (2022). Experimenting with humans and animals: From Aristotle to CRISPR. The Johns Hopkins University Press.

[6] Brody, B. (2003). Defending animal research: An international perspective. En S. J. Armstrong & R. Botzler (Eds.), The animal ethics reader (pp. 262–271). Routledge.

[7] Gruen, L. (2021). Ethics and animals: An introduction (2da ed.). Cambridge University Press.

[8] Spielmann, H., et al. (2007). The ECVAM international validation study on in vitro tests for acute skin irritation: Report on the validity of the EPISKIN and EpiDerm assays and on the Skin Integrity Function Test. Alternatives to Laboratory Animals, 35(6), 559–601; Alépée, N., et al. (2010). A catch-up validation study on reconstructed human epidermis (SkinEthic RHE) for full replacement of the Draize skin irritation test. Toxicology in vitro: an international journal published in association with BIBRA24(1), 257–266.

[9] ONG Te Protejo. (24 de abril de 2023). Seis países en América Latina ya han prohibido los experimentos en animales para la industria cosmética. https://ongteprotejo.org/mx/articulos/seis-paises-en-america-latina-ya-han-prohibido-los-experimentos-en-animales-para-la-industria-cosmetica/

[10] Stakeholders. (4 de abril de 2025). Industria cosmética sin crueldad: Perú se alista para dar el gran salto en protección animal. https://stakeholders.com.pe/medio-ambiente/produccion-y-consumo-responsable/industria-cosmetica-sin-crueldad-peru-se-alista-para-dar-el-gran-salto-en-proteccion-animal/ ; ONG Te Protejo. (19 de febrero de 2025). Proyecto de ley busca eliminar los experimentos cosméticos en animales llega al Congreso del Perú. https://ongteprotejo.org/pe/noticias/proyecto-de-ley-busca-eliminar-los-experimentos-cosmeticos-en-animales-llega-al-congreso-del-peru/

[11] Arnason, G. (2017). Animal research and the political theory of animal rights. En A. Woodhall & G. Garmendia da Trindade (Eds.), Ethical and political approaches to nonhuman animal issues (pp. 327–345). Palgrave Macmillan.