En el 2011 tuve que aprender a enseñar (y a vivir) con una discapacidad. El 7 de diciembre del 2010 me amputaron la pierna derecha, a un nivel “AK” (arriba de la rodilla), producto de un tumor cancerígeno agresivo que no dejaba otra alternativa. Gracias al apoyo de la Facultad de Gestión y Alta Dirección seguí dictando y tuve que aprender a manejar un salón de 20 alumnos, de entre 17 y 20 años, ajenos a muchas realidades cercanas que, en muchos casos, no les interesa. Me pareció que debía contarles cómo es vivir con una discapacidad en la PUCP y despertar en ellos algo de conciencia. Ver noticia
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