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Opinión 21 de marzo de 2018

La última visita del papa Francisco al Perú, y de manera específica a la región amazónica de Madre de Dios, permitió visibilizar aunque momentáneamente la difícil realidad por la que atraviesan los pueblos indígenas del país: nunca antes los pueblos originarios de la Amazonía han visto sus territorios tan amenazados como ahora, mencionó Francisco en su discurso. Y es que a las demandas históricas de los pueblos vinculadas a la titulación de tierras, acceso a servicios básicos que incluyan el enfoque intercultural, e inclusión de representantes indígenas en los espacios de toma de decisión, se le suman una serie de problemáticas que encuentran su origen o bien en la promoción de un marco normativo que trasgrede los territorios indígenas, o bien en la desatención de asuntos que inciden de manera directa en las comunidades. Aquí podemos mencionar la declaración de prioridad de construcción de carreteras en zonas de frontera[1], los derrames de petróleo en comunidades nativas[2], las acciones de violencia sobre defensoras ambientales o los efectos diferenciados del cambio climático en mujeres[3].

Sin embargo, a pesar de los embistes y de la falta de visibilidad que han tenido en la agenda pública históricamente, los miembros de pueblos indígenas no han cesado en su lucha. Por el contrario, han resistido los enfoques asimilacionistas y defendido sus territorios y modos de vida en una sociedad cada vez más globalizada. Con ello, lejos de ser sujetos pasivos de iniciativas externas que penetran en sus territorios bajo la idea de “progreso”, se han erigido como actores activos que confrontan este paradigma y buscan adecuarla de acuerdo a sus propias necesidades e intereses.

Este trabajo de promoción y defensa de sus derechos y demandas, no obstante, no siempre ha venido acompañado de estrategias de incidencia y de relacionamiento con actores de la sociedad civil y del Estado para la consecución de sus objetivos. Hacía falta comprender el aparato estatal y su funcionamiento para así desarrollar sus propios planes, programas y acciones sin que éstas queden supeditadas a un documento de planificación. Es decir, lograr que formen parte de estrategias más amplias locales, regionales y nacionales.

En ese marco, el Instituto de Democracia y Derechos Humanos (IDEHPUCP) ha venido desarrollando desde el 2017, con auspicio de la Obra Episcopal de la Iglesia Católica Alemana para la Cooperación al Desarrollo – MISEREOR, dos Diplomaturas de Estudios en Gobernanza Intercultural para representantes de pueblos indígenas de las regiones Ucayali y San Martín[4]. Este programa de formación, diseñado de manera participativa con las organizaciones y federaciones regionales indígenas, tiene como objetivo brindar herramientas teóricas y prácticas para que líderes y lideresas indígenas puedan involucrarse en espacios públicos y privados y así ejercer una participación política siguiendo principios éticos e interculturales. El resultado al que se aspira llegar es que los participantes actúen dentro de los mecanismos de participación administrativos y políticos delineados por el Estado manejando las herramientas brindadas.

Ambas diplomaturas, en ese sentido, se enmarcan en el desarrollo de capacidades tanto teórico como prácticas, pero siguiendo un enfoque intercultural y una política de intervención horizontal y participativa. Ello se ha visto reflejado en la elaboración de un diagnóstico previo que recoge las principales ofertas y demandas de formación en ambas regiones[5], así como en los procesos de diseño y gestión del programa, pasando por la elaboración de la malla curricular hasta la selección de los participantes.

Sin duda, esta iniciativa no cubre el déficit real en términos de desarrollo de capacidades para la incidencia y participación política de ambas regiones, ni mucho menos de los pueblos indígenas del país. No obstante, constituye una importante y original medida que busca acercar la academia a la realidad de los pueblos indígenas y construir alternativas de progreso conjuntamente sin reproducir viejas taras en esta relación. Una sinergia que debe replicarse.

* Escribe: Eduardo Hurtado, integrante del área Relaciones Institucionales y Proyectos. 



[4] Ambas Diplomaturas se enmarcan en el proyecto Gobernanza intercultural: construyendo ciudadanía desde el fortalecimiento y la incidencia en líderes indígenas

[5] http://repositorio.pucp.edu.pe/index/bitstream/handle/123456789/110621/2017-Diagn%C3%B3stico%20sobre%20experiencias%20de%20formaci%C3%B3n%20en%20los%20pueblos%20ind%C3%ADgenas.pdf?sequence=1&isAllowed=y