Por José Alejandro Godoy
La conmoción que produjo el resultado se traslució en dos tipos de respuesta. La primera, más serena y analítica, apuntaba a las reformas sociales e institucionales pendientes que el saliente presidente, Alan García, no ejecutó y al excesivo entusiasmo que buena parte de la clase política, empresarial e incluso intelectual sentían por las altas tasas de crecimiento registradas durante la última década, olvidando con ello las importantes brechas económicas y sociales que existen en el país.
Pero la segunda reacción manifestó rabia, descontento y, sobre todo, mucha agresividad hacia quienes no pensaban de manera similar. Cientos de comentarios racistas en contra de las personas que votaron –o se creía que simpatizaban– por Humala o Fujimori fueron registrados en redes sociales como Facebook y Twitter.
El racismo en las anteriores campañas electoralesNo es la primera vez que la discriminación a partir de estereotipos étnicos se presenta en una campaña electoral peruana. En 1990, ciudadanos descendientes de japoneses fueron hostilizados por simpatizantes del entonces candidato Mario Vargas Llosa –a pesar que el hoy premio Nobel de Literatura rechazaba este tipo de expresiones –a partir del pase de Alberto Fujimori a la segunda vuelta electoral.
En el 2001, la frase “auquénido de Harvard”, proferida por el padre de la candidata Lourdes Flores, le costó a esta perder la primera vuelta electoral, mientras que la esposa del candidato Alejandro Toledo aludía a los “pituquitos de Miraflores” como supuesto mecanismo de defensa frente a los ataques que recibía quien luego sería presidente. Mientras que en plena campaña de la segunda vuelta de la elección presidencial de 2006, tanto el periodista Jaime Bayly como el entonces presidente del Consejo de Ministros Pedro Pablo Kuczynski, manifestaron que la falta de oxígeno en las regiones altoandinas del país explicaban el voto a favor de Humala.Lee el artículo completo en la nueva edición de Derechos Humanos en línea.