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Entrevistas 2 de abril de 2024

A pesar de las crisis e incertidumbres políticas que enfrenta nuestro país, Lima ha sido elegida nuevamente como sede de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos para el 2027.  A pesar de que el legado deportivo dejado por los juegos del 2019 ha sido fundamental para esta decisión, nos encontramos ante el desafío de dejar un legado perdurable para la ciudad. Frente a ello, el alcalde López Aliaga ha propuesto la construcción de nuevas pistas rápidas, avenidas y viaductos, destinando más de mil trescientos millones de dólares para su realización. Conversamos al respecto con Cinthya Yamamoto, experta en transporte y movilidad.

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Después de que Panam Sports, responsable de la dirección y realización de los Juegos Panamericanos, retirara a Barranquilla (Colombia) como sede debido a incumplimientos de pago, las ciudades candidatas fueron Lima (Perú) y Asunción (Paraguay). Es así que, en una Asamblea General Extraordinaria que convocó a los 40 comités olímpicos del continente en Miami, Lima ganó con 28 votos. Ello debido, en gran medida, a su infraestructura deportiva, que está lista al 90% para albergar competencias deportivas de ese tipo. 

Lo logrado en 2019, de acuerdo con la experta en transporte Cinthya Yamamoto, se debe a la cooperación entre la Municipalidad de Lima, durante la gestión de Villarán, y la administración del expresidente Vizcarra, que unieron fuerzas para financiar la infraestructura necesaria. “El contrato de gobierno a gobierno, una modalidad nueva para la ejecución de obras, le permitió al Perú llegar a los hitos que eran necesarios para la realización de los juegos en tiempos acelerados y con unos mecanismos de contratación más célere”, comenta Cynthia Yamamoto.

El éxito organizativo de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019 fue reconocido con el premio «Pierre de Fredi, Barón de Coubertin», otorgado por el Club Querétaro de México. Incluso, fueron catalogados como los mejores juegos de la historia por la crítica. “Lamentablemente, el legado que dejó Lima 2019 solamente se concentró en la construcción de la infraestructura deportiva necesaria para los juegos, pero no hubo un legado propiamente para la ciudad”.

Frente a ello, el alcalde López Aliaga propone una meta ambiciosa en cuestión de infraestructura para el 2027, “destinando más de mil 300 millones de dólares en construcción de nuevas pistas rápidas, avenidas y viaductos que descongestionarán notablemente las zonas de alto tránsito”, como mencionó el video de presentación de Lima como nueva sede de los Panamericanos. Y es que, de acuerdo con el TomTom Traffic Index 2022, un estudio que realiza la empresa del mismo nombre para identificar los problemas de transporte a nivel mundial, la capital limeña es la octava ciudad del mundo con peor congestión vehicular y la primera a nivel continental.

“Pero estas obras de infraestructura no se ejecutan en ninguna ciudad moderna”, dice la experta. Priorizar el transporte público, el espacio peatonal y las ciclovías genera mayor eficiencia en materia de transporte. “Desplazas a una gran cantidad de personas, y ocupas el menor espacio público para ello, además generas pocas emisiones contaminantes. Esa es una visión de futuro”, explica. 

Invertir en infraestructura exclusiva para automóviles privados no aborda los problemas de transporte y puede incluso empeorar la congestión. “Ocasiona el problema de la demanda inducida. Si se genera una nueva vía para autos, más gente que antes no utilizaba el automóvil, lo va a utilizar. Esto va a generar mayor congestión, contaminación y mayores accidentes”, menciona. 

Así, de acuerdo con lo que señala Cinthya Yamamoto, los viaductos aéreos que propone el alcalde son proyectos desfasados. Ejemplos como la renovación urbana realizada en Río de Janeiro para los Juegos Olímpicos de 2017 demuestran alternativas más sostenibles. En Puerto Maravilla, lugar donde se realizó la competencia, se derribó un viaducto aéreo para dotar de un espacio público con mejores calles y áreas verdes. También se construyó un tren eléctrico ligero y no contaminante y se amplió una línea de metro para la ciudad de Río. 

“Otro aspecto preocupante es que estos proyectos no pueden ser financiados directamente, sino que van a tener que ser financiados con deuda para los próximos 20 años. Entonces, estamos endeudando a Lima por dos décadas para que sea una ciudad de las carretas, no una ciudad del futuro”, afirma la especialista. 

En efecto, Rafael López Aliaga anunció la emisión de bonos de hasta S/ 4 mil millones para ejecutar proyectos viales. No obstante, la municipalidad ya está endeudada hasta con S/ 1,393 millones 217 mil.

“Es un mecanismo de endeudamiento del Mercado de Capitales. La Municipalidad emitirá bonos que serán comprados por actores del sistema financiero. Con el dinero que se recibe, empezarán a financiar las obras que se van a realizar. El problema es que la Municipalidad no tiene dinero. Lo que pasará es que, en los próximos veinte años, con la recaudación que recibe la Municipalidad de los contribuyentes por el pago del impuesto predial, del impuesto alcabala y de propiedad vehicular, se pagará el bono, o sea la deuda más el interés”, aclara. 

Esto quiere decir que las próximas cuatro gestiones municipales en la ciudad de Lima no tendrán dinero para ejecutar obras. Como afirma Cinthya Yamamoto, el legado que estamos dejando es una gran deuda para una ciudad que aún no mira hacia al futuro.