Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Internacional 20 de mayo de 2025

Este martes, 20 de mayo, la doctora Elizabeth Salmón, exdirectora y miembro de IDEHPUCP, participó en la reunión plenaria de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas en su calidad de relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en la República Popular Democrática de Corea. En su exposición enfatizó, entre otros temas, las graves consecuencias que tienen para la población norcoreana el prolongado aislamiento internacional del país y la creciente militarización. A continuación, presentamos el texto de su exposición.


Durante más de cinco años, la población de la República Popular Democrática de Corea ha estado viviendo en absoluto aislamiento. Las medidas excesivas del gobierno impuestas durante la pandemia de COVID-19 han agravado la ya grave situación de los derechos humanos en el país.

El cierre de fronteras, la falta de asistencia humanitaria de la ONU y otras organizaciones, y el acceso limitado a la información han empeorado las condiciones de vida. En los últimos años, la RPDC ha restringido aún más el derecho a la libre circulación, al trabajo y a la libre expresión mediante nuevas leyes y castigos más severos. Estas leyes contemplan la pena de muerte, juicios y ejecuciones públicas para infundir miedo en la población. Al mismo tiempo, el aumento de los controles fronterizos ha hecho casi imposible la huida.

Impacto de una mayor militarización en los derechos humanos

Si bien se mantiene aislada de la mayor parte del mundo exterior, la República Popular Democrática de Corea ha fortalecido su cooperación militar con Rusia en 2024. El gobierno ha admitido haber desplegado a sus soldados en el conflicto ruso-ucraniano. Esto genera varias preocupaciones referidas a las precarias condiciones de derechos humanos de sus soldados durante el servicio y a la explotación generalizada que el gobierno ejerce sobre su propia población. A medida que la RPDC expande sus políticas de militarización extrema, exacerba la dependencia generalizada del trabajo forzoso y los sistemas de cuotas, lo que demuestra la estrecha interrelación entre la paz, la seguridad y los derechos humanos.

a. Implicaciones de la militarización

Con el pretexto de la militarización, el gobierno ejerce una vigilancia extrema sobre sus ciudadanos. Incluso los jóvenes que ven y escuchan medios de comunicación extranjeros o las mujeres que han escapado y han sido repatriadas por la fuerza son considerados criminales o traidores, y se enfrentan a severos castigos.

b. El papel del trabajo forzoso

En segundo lugar, la militarización de la RPDC se basa en la explotación de su fuerza laboral a través de un sistema controlado por el Estado que financia sus operaciones militares. La RPDC exporta mano de obra al extranjero, generando divisas, y también ha comenzado a «exportar» a sus soldados con el objetivo de obtener beneficios políticos, económicos o técnicos.

c. Privación socioeconómica

En tercer lugar, la priorización del gasto militar ha provocado una inversión insuficiente en bienestar social, lo que ha provocado que grandes segmentos de la población carezcan de necesidades básicas como alimentación, atención médica, agua y saneamiento. La ONU estima que, en 2023, la tasa de mortalidad de menores de cinco años en la RPDC se situó en 18 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Este es el segundo año consecutivo en que esta cifra aumenta, dada la tasa de vacunación significativamente baja debido al cierre de fronteras. Más del 45 % de la población está desnutrida. Más de la mitad de los hogares carecen de saneamiento adecuado, lo que provoca diarrea y muerte infantil, además de agravar la desnutrición.

d. Disparidades de género

En cuarto lugar, la militarización de la RPDC afecta desproporcionadamente a mujeres y niñas. Su ya infravalorado estatus socioeconómico dificulta su capacidad de protegerse y limita su participación política.

El papel de las personas desertoras

Desde el inicio de mi mandato, me he centrado en las experiencias vividas por las víctimas-sobrevivientes de violaciones de derechos humanos en la RPDC, especialmente mujeres y niñas. Comprender lo que han vivido nos permite abordar mejor sus derechos, necesidades y deseos. También subraya la urgencia de restaurar su dignidad y reparar el daño que han sufrido. Insto encarecidamente a los Estados de acogida y a la comunidad internacional a que defiendan el derecho de las víctimas a recibir reparaciones, incluso si las violaciones no son causadas por ellas.

Si bien un enfoque centrado en las víctimas implica múltiples medidas, amplificar sus voces es una de las más cruciales. El panel de hoy nos brinda la oportunidad de escuchar sus experiencias de escape de la RPDC. Algunos desertores tienen un alto nivel de participación política tanto en la República de Corea como en Estados Unidos. Otros han actuado como una sociedad civil alternativa, realizando investigaciones y actividades de incidencia. Su papel es particularmente importante cuando no existe un espacio cívico en la RPDC. En la situación única en la que no podemos comunicarnos con la población de la RPDC, las personas que han escapado pueden ayudarnos a identificar sus deseos, trazar las líneas rojas y allanar el camino hacia una paz sostenible.

Paz – Derechos Humanos

Este año se conmemora el 75.º aniversario de la Guerra de Corea. La paz es fundamental para los derechos humanos. Estos no pueden prosperar sin paz. En este clima político en rápida evolución, debemos actuar juntos para evitar que las tensiones geopolíticas socaven la estabilidad de la península de Corea.

Las graves violaciones de derechos humanos en la RPDC continúan y se agravan en este aislamiento sin precedentes. Miles de personas se encuentran separadas –estando unas en  la RPDC y otras en la República de Corea—sin posibilidad de comunicarse entre sí. Otros miles de víctimas de desapariciones forzadas desconocen el paradero de sus seres queridos.

Permítanme señalar esto con claridad: el diálogo y las negociaciones de paz no implican que dejemos de lado la rendición de cuentas y la justicia. Al contrario, deben llevarse a cabo en paralelo. Los mecanismos internacionales de derechos humanos existentes ofrecen múltiples herramientas para apoyar estos procesos, desde visitas periódicas de expertos independientes u organismos de vigilancia de los derechos humanos hasta cooperación técnica para mejorar el sistema de protección de los derechos humanos y brindar apoyo a la implementación de las recomendaciones formuladas en el Examen Periódico Universal.

Finalmente, recordemos que cualquier diálogo y diálogo futuro con la RPDC debe ser para el pueblo de la RPDC y para sus ciudadanos en el extranjero.