Por Isabel Jave (*)
Conversamos con Iris Jave, magíster en Ciencias Políticas por la PUCP y licenciada en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), sobre los avances de su investigación titulada Fortalecimiento de los procesos de transición de liderazgos en organizaciones de la sociedad civil en Perú y Colombia. Este trabajo se enmarca en el Proyecto de Apoyo para Fortalecer los Procesos de Transición de Liderazgo en Organizaciones de la Sociedad Civil en Perú y Colombia, que se encuentra a cargo del IDEHPUCP, con el apoyo de la Fundación Ford.
¿Cuáles son las principales hipótesis que plantea en su investigación?
En la investigación que estoy realizando he planteado tres hipótesis principales. En primer lugar, he visto cómo se han ido transformando las experiencias institucionales y personales de los liderazgos de las organizaciones de la sociedad civil sean Think tanks, ONGs u organizaciones sociales de base. En segundo lugar, se identifica cómo esos cambios y esas transformaciones se dan en medio de tensiones y debates, pero también hay algunos aprendizajes en estas organizaciones para producir esos cambios. En tercer lugar, estas organizaciones han adquirido nociones y estrategias de incidencia política; es decir, han intervenido en procesos de discusión pública.
Algunas de estas instituciones se han profesionalizado más en sus estrategias, otras no tanto y otras han tenido que aprender a partir de problemas internos. Reaccionaron frente a conflictos relacionados a derechos humanos, coyuntura política o de acoso incluso. Es aquí donde se incorpora el tema de cuidado hacia los miembros de la organización como parte de este cambio.
Lo que estamos planteando es básicamente que se ha adquirido una experiencia en este proceso de recambio de liderazgos. Por un lado, tenemos el componente generacional. Es decir, las personas fundadoras de estas organizaciones tenían un tipo de liderazgo que estaba más vinculado a ideologías o a partidos políticos de los años 80, 90. Por su parte, las nuevas generaciones que están a cargo de estas organizaciones están más enfocadas en vincularse con los temas nacionales, pero también globales. Se presentan ahora temas internacionales como el cambio climático, la afectación a las poblaciones indígenas, los problemas ambientales o la problemática de las mujeres y sus demandas de igualdad y equidad son vistas en un espacio local y, también, un espacio internacional.
En ese sentido, las organizaciones de la sociedad civil han desarrollado una serie de relaciones con otros actores, tanto nacionales como internacionales, y con otras instituciones sociales. En este punto cabe señalar que también han tenido algunas dificultades de cooperación dado que Perú es, desde el año 2006, un país considerado de renta media y varias agencias de cooperación se retiraron para ir a apoyar países del África o de Europa del Este. En este sentido, varias de esas ONGs han visto reducido su financiamiento y eso les ha quitado un campo de acción. Sin embargo, algunas de ellas han encontrado nuevas estrategias para poder intervenir y participar. Algunas se han hecho una especie de corporación nacional-regional, otras han creado sus afiliadas o sedes en las regiones y otras pasaron al mundo de las consultorías con el Estado o con otras instituciones para poder generar fondos. Finalmente, en términos de incidencia, creo que ha sido interesante mirar como varias de estas organizaciones han conectado con el Estado ya no solo como demanda, sino como formas de cooperación y colaboración. No necesariamente a través de una consultoría, sino con sus estudios e investigaciones, aprendizajes que han permitido influir en algunas de las políticas públicas que se han formulado en los últimos años.
En relación con los procesos de transformación en el cambio de liderazgos por líneas de carreras, ¿cómo podemos saber cuánto se ha ganado o perdido?
En cuanto a eso, vemos que en algunos casos se ha profesionalizado el ingreso y el acceso a estos centros de investigación. Antes, cuando estaban más vinculadas a organizaciones políticas con una ideología determinada, el acceso era casi directo. Eran las personas que estaban alrededor, los militantes o las personas simpatizantes. Sin embargo, cuando digo profesionalizar, es que algunas incluso han contratado empresas de búsqueda de talentos para poder convocar a sus nuevos directores o directoras. También, han empezado a desarrollar una línea de carrera al interior de sus organizaciones diferenciando, por ejemplo, las organizaciones de base entre lo que son equipos técnicos y lo que son los equipos propiamente de los liderazgos indígenas.
En el caso de otras ONGs, han fortalecido a sus profesionales que entraron por convocatoria pública o que entraron por algún proceso de selección. ¿Cómo los han fortalecido? Les dan las facilidades para que concluyan sus estudios profesionales, estudien otro idioma o para que puedan mejorar sus capacidades de interlocución con procesos de vocería, media training, etcétera. Entonces promueven distintas habilidades para profesionalizar a sus propios integrantes contando así con unas vocerías más calificadas o, también, con otros enfoques en sus intervenciones sean estas de investigación o de acción en el campo.
¿Qué diferencias y qué similitudes se pueden encontrar entre los think tanks, las ONGs y organizaciones sociales de base peruanas y las colombianas?
Ese es un buen punto porque, a pesar de que los dos países han tenido procesos disímiles, tienen algunas semejanzas. El tema del conflicto armado interno acompaña a ambos países, aunque con distintas características. También el que haya habido una serie de gobiernos democráticos en los últimos 20 años es común para ambos países. Sin embargo, en el caso de Colombia se puede observar que hay una participación de estas ONGs, de estos centros de pensamiento mucho más activa porque ellos tienen ahora el foco de la atención mundial y, por lo tanto, de la Cooperación Internacional en el seguimiento a los acuerdos de paz. En ese sentido, tienen toda la tensión financiera, técnica y política de otros sectores. En el caso de las organizaciones peruanas, como ya decía, habían perdido gran parte de estos fondos de cooperación. Esa creo que es una gran diferencia. Sin embargo, siguen existiendo aquí las organizaciones no gubernamentales (se han reinventado varias de ellas) y las organizaciones indígenas de base que han adquirido un protagonismo y una agencia que les permite poder obtener fondos directamente.
Creo que otra diferencia tiene que ver con los procesos participativos en ambos países. En el caso de Colombia hay varios canales de participación que se han mantenido en el tiempo, las propias organizaciones han replicado estos procesos de participación. Por su parte, en el caso de Perú, esa participación se sigue dando, pero es más desarticulada y no corresponde necesariamente a una convocatoria a una demanda de estas ONGs. Son otros nuevos actores jóvenes, urbanos o rurales, que surgen y son los que producen esas convocatorias. No estoy diciendo que haya mayor participación en Colombia y menor participación en Perú, sino que las convocatorias y sus articulaciones son distintas.
Encuentra más información del proyecto y conoce las motivaciones de los investigadores en el canal de Spotify del IDEHPUCP.
(*) Encargada de prensa del IDEHPUCP.