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Entrevistas 4 de abril de 2023

Por Isabel Jave (*)

Esta semana conversamos con Iris Jave, investigadora del IDEHPUCP y docente PUCP, sobre el preocupante cierre del LUM y la importancia de los espacios de memoria para la construcción de una sociedad pacífica, empática e inclusiva.

Recientemente vimos con preocupación la clausura del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) del Ministerio de Cultura del Perú por parte de la municipalidad de Miraflores.  ¿Por qué clausurarlo?

En primer lugar, hay que comprender que el LUM es un espacio de memoria creado por el Estado peruano en el 2016 y que ha sido fruto de un proceso de demanda social y de debate porque no tenemos un consenso en torno a lo que pasó durante el conflicto armado interno. Entonces, el LUM representa, de algún modo, esa memoria que debe tener cualquier sociedad que ha enfrentado esta situación y la recoge de manera museográfica.

En segundo lugar, como tiene esta representación simbólica muy fuerte frente a este debate, siempre hay sectores que no quieren aceptar o que no comprenden el valor que tiene un lugar de memoria. Creo que siempre hay que pensar que los lugares de memoria no solamente nos cuentan una historia o apelan al recuerdo, sino que también tienen un enorme significado pedagógico para las nuevas generaciones. Esto con el fin de que aquello que pasó hace 20 o 40 años no vuelva a repetirse y que las personas o las nuevas generaciones comprendan qué vínculos tienen la memoria del pasado con el presente. ¿Por qué ocurrieron violaciones de derechos humanos en el pasado y por qué todavía pueden ocurrir ahora durante las protestas? ¿Qué significa ser ciudadano en el país? ¿Cómo se adquiere esta ciudadanía, cuáles son sus derechos y cuáles sus deberes? Estas son algunas de las preguntas que se propone interpelar a los visitantes del LUM. Comprender el valor que tiene un lugar de la memoria es fundamental y, por eso, no es tan querido por algunos sectores. Nos recuerda un momento histórico doloroso del país, pero también nos habla de los nuevos desafíos que todavía tenemos como sociedad frente a la democracia, a la participación, a la legítima protesta y al ejercicio de nuestra ciudadanía. Ese valor simbólico y político que tiene el LUM es lo que incomoda a varios sectores de la sociedad peruana.

¿El LUM es el único espacio de memoria en el Perú?

El LUM es estatal, es nacional y está ubicado en Lima. Quizá por eso es que llama tanto la atención. Pero hay otros lugares de memoria en el país. Se han registrado más de 100 lugares de memoria en el Perú impulsados por organizaciones de familiares, por organizaciones de derechos humanos, por iglesias, por gobiernos regionales. Por ejemplo, tenemos al gobierno regional de Junín, que ha creado un lugar de la memoria llamado Yalpana Wasi. Por su parte, la Asociación nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep) tiene un museo de memoria sobre los hechos que ocurrieron en Ayacucho. De igual manera, el gobierno regional de Ayacucho está construyendo un santuario de la memoria ahora mismo. 

Entonces, debemos comprender que no es solo el capricho de instalar un edificio de concreto, sino que ese espacio nos cuenta algo para el presente y para no repetir los hechos. Sirve para que los gobiernos no se comporten como se comportaron en los 80s, para que se entienda el carácter criminal de Sendero Luminoso y para que una organización de ese tipo no vuelva a tener seguidores, y para que la ciudadanía se solidarice y comprenda qué pasó durante esos años. 

¿Cuál es la relevancia de las exposiciones del LUM?

Debemos entender que el LUM es un espacio, como su nombre lo dice, de inclusión y tolerancia. Creo que es un espacio para el diálogo que tanta falta nos hace en estos momentos cuando tenemos una democracia socavada, donde somos testigo de la muerte de más de 70 personas a causa de las protestas por el uso desproporcionado de las fuerzas del orden. Eso que pasó en los 80 y 90 ahora no nos suena tan lejano. ¿Por qué vuelven a ocurrir estas situaciones? ¿Qué está pasando con nuestra institucionalidad? Es LUM es un espacio clave para poder discutir estos temas. Sus auditorios y espacios públicos también sirven para promover estos diálogos y debates.

Por ejemplo, tenemos ahora mismo una muestra temporal sobre viudas y familiares de policías y militares que se enfrentaron a la subversión. Esta muestra del fotógrafo Domingo Giribaldi del Mar titulada Nosotros, los otros, que el IDEHPUCP ha apoyado, cuenta cuál ha sido el aporte que han tenido estos policías y militares valerosos durante el conflicto armado interno. Esos otros aspectos también son posibles en el LUM. Pensar que este es un espacio para todos los sectores es fundamental en un lugar como Lima donde hay muy pocos espacios públicos y donde construir espacios de participación y democracia se hace cada vez más difícil.

Somos testigos de constantes pedidos de clausura de diferentes actores sociales en el Perú desde su inauguración el 17 de diciembre de 2015. ¿Por qué un espacio como el LUM molesta a cierto grupo de actores políticos en el Perú?

Muchos actores políticos como el alcalde de Lima o, antes, algunos congresistas nunca han visitado el LUM. Creo que sería muy importante que lo visiten, que recorran cada uno de sus espacios. Es un ejemplo de prejuicio de ciertos sectores que cuestionan sin conocer al LUM. Se antepone en algunos acores políticos una visión ideológica o ideologizada de lo que son los derechos. Ven como una amenaza el avance de derechos humanos sobre los temas de memoria, reparaciones, de diversidad sexual o de equidad de género. Estamos frente a una sociedad que cada día avanza a la conquista de los derechos. 

No solamente los tenemos en términos normativos a nivel nacional e internacional, sino que también hay mayor conciencia de ellos en las siguientes generaciones. Creo que esto es visto como una amenaza para estos sectores más conservadores que ven en el avance de derechos una amenaza para el establishment. Es importante para avanzar como sociedad, y no solamente pensarla como crecimiento económico, que todas las personas, sean de la opción que sean o tengan una identidad indígena o cualquier otra, puedan ser respetados como personas. Creo que eso es lo que a veces no se piensa en esos grupos que lamentablemente tienen unas vocerías importantes. 

Actores políticos usan los medios a su disposición para amenazar o, incluso, sus propias herramientas, como es el caso de la municipalidad de Miraflores, existiendo otros lugares públicos para inspeccionar como las iglesias. Ya se acerca la semana santa y las iglesias a veces son muy pequeñas y tienen un aforo determinado.  Me pregunto si han revisado si las iglesias están teniendo los estándares de seguridad. Me pregunto si han revisado otros edificios públicos con igual rigurosidad.  Como ha señalado el medio Ojo Público, en la Huaca Pucllana, que tampoco ha cumplido con esa normativa que se le exige al LUM, la propia Municipalidad de Miraflores y el alcalde hicieron un evento público. Con esto se puede determinar cómo es que se pone el foco mediante una “medida administrativa” solamente con el LUM porque ciertamente les representa una amenaza para lo que creen.

Percibimos que el cierre del LUM podría tener matices políticos si miramos lo que pasó hace poco con el cierre de la sede de Inppares por parte de la municipalidad de Jesús María.

Podemos mirar este ejemplo también con cierta suspicacia. Inppares es una institución privada que comenzó como una ONG que hoy en día presta servicios médicos de salud sexual y reproductiva y creo que, también, proveer este tipo de servicios es visto como una amenaza. Uno podría pensar que estamos en la época feudal; sin embargo, estamos en pleno siglo XXI con todo este avance de derechos a nivel mundial y en el Perú lo que se pretende es retroceder. 

Son fundamentales los avances que se han obtenido en términos normativos y en políticas públicas desde el Estado peruano. No me estoy refiriendo a Gobiernos, sino al Estado en general. No obstante, ahora algunos pequeños poderes locales pretenden revertir esos avances con este tipo de amenazas y cierres. Esto me parece absolutamente peligroso y debemos decirlo claramente para que esos atropellos no ocurran.

El Ministerio de Cultura es el responsable para la apertura del LUM. ¿Diría que la celeridad para su reapertura es fundamental en este contexto?

Tenemos que aclarar que el LUM es parte de la red nacional de museos que gestiona el Ministerio de Cultura. Las irregularidades administrativas que se han identificado en el LUM son responsabilidad de este ministerio. Como dije, la misma falencia se encuentra en la Huaca Pucllana, que es parte de la red nacional de museos. Es muy importante que el Ministerio de Cultura resuelva esos temas. Es increíble que el propio Estado se encuentre en contradicción. La municipalidad de Miraflores es parte del Estado y le está llamando la atención al Estado Nacional acerca del incumplimiento. Eso es lo que pasa en nuestro país. Es importante que el Ministerio de Cultura cumpla, por supuesto, con los estándares administrativos y de seguridad obligatorios para los espacios públicos. También es importante una gestión célere porque se trata de un espacio abierto, público y muy importante para la memoria de las y los peruanos.

¿Por qué son importantes los espacios de memoria en la construcción de sociedades más dialogantes y empáticas?

Son fundamentales porque nos traen la historia del recuerdo de lo que pasó y tratan de colocar una memoria crítica. No solamente se limitan al relato de lo que ocurrió, a contarnos lo que pasó; sino cuestionan por qué pasó lo que pasó, indaga en las causas detrás de los hechos, interpela a los actores involucrados en los mismos y nos presenta la pregunta de por qué no deberíamos repetir estos hechos. Además, nos hace pensar en otras formas de cómo incorporamos a los ciudadanos y ciudadanas en general o cómo generamos políticas públicas de memoria vinculadas a ese pasado, pero también a una conexión con la ciudadanía. 

Por ejemplo, en la escuela se habla de democracia, se habla de representación, se habla de derechos. Eso implica hacer una conexión con la ciudadanía para que se comprenda que no es una amenaza que haya un grupo que viene desde Puno para hacer una protesta en la ciudad donde vemos a mujeres con polleras cargando a sus hijos. Eso no tiene por qué ser una amenaza. Son mujeres peruanas como nosotras, son hombres peruanos como nosotros. No los tenemos que ver como los otros lejanos. Esas distancias sociales que colocamos se pueden acortar cuando tenemos estos espacios de memoria que permiten discutir, debatir, mirar, acompañar y dialogar acerca de esa experiencia. Creo que eso es fundamental y claramente nos falta en el país diálogos, debates, una mirada crítica. Eso nos lo dan los espacios de memoria y por eso son fundamentales. Debemos pensarlos como una memoria viva que nos da cuenta del presente y de los desafíos que tenemos hacia el futuro.

(*) Encargada de prensa.