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Análisis 7 de mayo de 2024

Por Mariella Villasante (*)

Este 7 de mayo se cumplen 7 meses del inicio de la guerra en el territorio palestino de Gaza, provocada por un atentado terrorista de Hamás (Movimiento de resistencia islámica) que gobierna la Franja de Gaza desde 2007, y que costó la vida al menos a 1,160 israelíes. Como ha señalado el escritor palestino Elias Sanbar, ante este horrible ‘crimen de guerra’ el ejército israelí ha respondido con una sucesión de ‘crímenes de guerra’ espantosos contra 2,3 millones de palestinos de Gaza; asimismo, considera que las acciones del gobierno israelí buscan anular toda posibilidad de reconciliación entre los dos pueblos (Le Monde, 6 de mayo de 2024[1]).

Los bombardeos israelíes y los ataques terrestres de objetivos civiles (hospitales, escuelas, residencias) han destruido más del 60% de las infraestructuras de Gaza y han costado la vida a más de 34 mil palestinos, dos tercios de los cuales eran mujeres y niños. En Cisjordania [territorio palestino ocupado por Israel], el ejército israelí y los colonos israelíes agreden cotidianamente a los palestinos desarmados. El gobierno de extrema derecha de Benjamin Netanyahu ha atacado también la agencia de la ONU que se ocupa de los refugiados palestinos (UNRWA), acusándolos de apoyar el “terrorismo de Hamás”, lo cual ha provocado el retiro de fondos de varios países donadores; recién hace unos días los financiamientos han retornado y las actividades humanitarias han podido ser retomadas. El contexto humanitario actual es catastrófico, la hambruna se extiende desde el norte de Gaza hacia el sur, donde han sido forzados a desplazarse 1,5 millones de palestinos. A pesar de ello, el gobierno israelí se niega a facilitar la entrada de camiones de ayuda humanitaria de urgencia (alimentos, medicinas), y el 1ro de abril ha lanzado misiles sobre los vehículos de la ONG norteamericana World Central Kitchen, que ha costado la vida a siete empleados. A inicios de mayo han retomado sus actividades humanitarias (AFP[2]).

En esta breve nota quisiera llamar la atención sobre la barbarie que se desarrolla actualmente en esta región del Oriente Medio donde se desarrolla una guerra colonial por el control territorial de Palestina, que Israel pretende someter (Elias Sanbar); y sobre las respuestas internacionales y la ola de protestas universitarias pacifistas que se desarrollan en Estados Unidos, en Europa, en Australia y, por ahora, solamente en un país latinoamericano, México. Aunque aparentemente se trate de un conflicto muy alejado de nuestra región, esta guerra inaudita, que nadie pudo prever, tiene y tendrá efectos directos sobre el orden mundial y, en consecuencia, sobre nuestro continente.

La destrucción de Gaza y la ineptitud de la comunidad internacional para imponer la paz

El gobierno israelí desarrolla una estrategia de guerra total en la Franja de Gaza, que no toma en cuenta que los combatientes de Hamás viven en medio de la población civil. El 31 de marzo, tardíamente, Hamás ha pedido perdón a la población palestina por el sufrimiento que ellos les han causado. Sin embargo, los dirigentes han reiterado su voluntad de continuar la guerra que, según afirman, debe permitirles obtener “la victoria y la libertad” de los palestinos (Le Monde, 1ro de abril).

Las fuerzas armadas israelíes han desplegado su poderoso ejército avanzando desde el norte hacia el sur; y actualmente más de 1,5 millones de palestinos han sido desplazados por la fuerza a la ciudad de Rafah, cerca de la frontera con Egipto. Israel se ha negado a facilitar la entrada de los camiones de ayuda humanitaria y desde hace tres meses los palestinos sufren de hambre, de enfermedades infecciosas provocadas por el hacinamiento, y mueren cada día bajo las bombas, los drones guiados con inteligencia artificial, y las balas de los soldados desplegados por doquier.

Esta situación espantosa ha conducido a África del Sur a presentar una acusación formal ante la Corte Internacional de Justicia de la ONU, denunciando a Israel por genocidio contra los palestinos de Gaza [ver Villasante, Boletín del IDEHPUCP, 12 de marzo]. La Corte debe tomar varios meses para dar su sentencia, pero el 1ro de mayo Turquía se ha sumado a la denuncia por crímenes de guerra y genocidio, y debe exponer sus alegatos a breve plazo; además ha roto sus relaciones comerciales con Israel,Colombia hizo lo mismo días después. En febrero de 2024, el presidente de Brasil, Lula da Silva, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, han acusado también Israel de perpetrar un genocidio en Gaza. Este hecho es inédito en la historia de la justicia internacional. Recordemos que el único caso de genocidio verificado fue el que se perpetró en Ruanda entre 1990 y 1994, cuando los Hutis masacraron a más de 800 mil Tutsis, sin que la comunidad internacional haya sido capaz de impedirlo.

El caso de Israel es todavía más chocante, pues se trata de una agresión militar con armas ultra modernas en un territorio poblado de civiles que se transmite casi en tiempo real a todo el mundo, sin que nadie sea capaz de imponer una tregua y empezar las negociaciones políticas. Sabemos que Hamás exige un cese del fuego inmediato —que además ya ha sido votado por el Consejo de seguridad de la ONU sin que Israel se digne respetar el pronunciamiento—, el retiro de las tropas israelíes de Gaza y la entrada de ayuda humanitaria. Pero, el gobierno israelí se niega a aceptar esas condiciones afirmando que van contra el “derecho de defensa de Israel”.

Del mismo modo, es muy inquietante comprobar que el país agresor sea un pueblo perseguido durante milenios, que podría sentirse más cercano al sufrimiento de otro pueblo vulnerable, que ha sido invadido para fundar el nuevo Estado de Israel en 1948. Pero aparentemente la invasión de Palestina, el destierro de cientos de miles de palestinos, han sido “olvidados” e indignamente justificados por la “necesidad histórica” de fundar un “hogar nacional judío” después de la Segunda Guerra Mundial. El “olvido” de la causa palestina ha sido aceptado por los países occidentales, e incluso por los países árabes vecinos y lejanos; Arabia Saudita estaba a punto de “normalizar” sus relaciones con Israel antes del ataque de octubre de 2023. Todo fue suspendido por supuesto. La creación de un Estado palestino ha sido expuesta como condición obligatoria antes de retomar el camino de la “normalización”.

La mayoría de la sociedad israelí apoya las estrategias de extrema violencia, contrarias a la humanidad, que está tomando el gobierno extremista de Netanyahu y aprueba la ola de venganza y de violencia extrema contra los civiles palestinos por las muertes del 7 de octubre. Asimismo, muchos colonos están atacando a los palestinos de Cisjordania, y el gobierno ha reactivado el plan de colonización de esta región ocupada de Palestina, sin tomar en cuenta la ilegalidad de estas actividades. El historiador Yuval Harari ha calificado esta actitud de “síndrome de Sansón”, es decir la tentación del suicidio colectivo pues anular toda posibilidad de reconciliación y de coexistencia pacífica con los palestinos es suicida para Israel (Haaretz, 18 de abril[3]).

Solo una pequeña minoría de israelíes demanda el fin de una guerra que no se puede ganar, dar la prioridad a la liberación de los rehenes [130 estarían en vida, 34 han fallecido], y la creación de una nueva política para una convivencia pacífica con los palestinos de Gaza y de Cisjordania.

En las últimas semanas se realizan muchas protestas en Tel Aviv para exigir el retorno de la centena de rehenes aún mantenidos en cautiverio por Hamás, y para pedir nuevas elecciones pues Netanyahu parece más interesado en mantener la guerra para evitar ir a la cárcel por corrupción.

Ante esta nueva guerra, cuyas víctimas son civiles y no combatientes [como en el caso de la guerra en Ucrania/Rusia], la comunidad internacional se muestra incapaz de imponer la vía de la negociación y el retorno de la paz. El 25 de marzode 2024, luego de muchos esfuerzos diplomáticos, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó con 14 votos a favor y la abstención de Estados Unidos, “un cese del fuego inmediato durante el mes de Ramadán [ayuno musulmán], respetado por todas las partes, que conduzca a un alto al fuego sostenible y duradero.” También “exige la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes, así como la garantía de acceso humanitario” a Gaza (Noticias ONU, 25 de marzo[4]). Recordemos que el Consejo de Seguridad está compuesto de 15 países, la Comisión permanente está formada por los cinco países que poseen la bomba atómica, Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido, y 10 miembros no permanentes. Sin embargo, la Resolución no sirvió de nada. Israel declaró que no aceptaba ese voto y que continuaba con su plan de “destrucción de Hamás”.

El gobierno de Netanyahu se comporta como si estuviera por encima de las leyes internacionales por el hecho de haber sufrido un ataque terrorista. No reconoce que está usando el arma del hambre contra poblaciones civiles, que sus bombardeos están decimando a miles de inocentes y que la Shoah [destrucción de judíos] no puede justificar sus crímenes contra la humanidad.

Francesca Albanese (ONU)

Un Informe independiente presentado ante la ONU por Francesca Albanese ha explicitado que Israel está perpetrando un genocidio en Gaza. En efecto, “cuando la intención genocida es tan conspicua, tan ostentosa como lo es en Gaza, no podemos apartar la vista, debemos hacer frente al genocidio, debemos prevenirlo y debemos castigarlo.” Durante la sesión ante el Consejo de Derechos Humanos, Albanese consideró que “Israel ha cometido tres actos de genocidio con la intención requerida: causar grave daños físicos o mentales a miembros del grupo; infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial; imponer medidas destinadas a impedir nacimientos dentro del grupo.” (Noticias ONU, 26 de marzo[5]). En ese contexto, interesa resaltar que, de acuerdo con el historiador Daniel Goldhagen [Worst than War: Genocide, Eliminationism and the Ongoing on Humanity, 2009], los Estados modernos han desarrollado cinco tipos de “eliminacionismo”: las masacres, la transformación (en los campos totalitarios), la prohibición de reproducción, las marchas de la muerte y la hambruna. Israel perpetra exterminios, desplazamientos forzados, y usa el hambre como arma de guerra contra los palestinos de Gaza.

Ante estos crímenes, la Corte Penal Internacional (CPI) está estudiando la posibilidad de emitir orden de captura internacional contra Netanyahu y los principales dirigentes de su gobierno. Una posibilidad que está causando mucho temor por sus consecuencias sobre la continuación de la guerra de Israel contra Gaza. Los Estados Unidos no aceptan las prerrogativas de la CPI, no les conviene hacerlo pues no quieren someterse al arbitrio internacional; no obstante, están tratando de presionar a la CPI para que no emita una orden de captura. El 3 de mayo, el procurador de la CPI Karim Khan ha exigido que “todas las tentativas que pretenden intimidar o influenciar a los funcionarios de la CPI deben cesar inmediatamente.” (Le Monde del 4 de mayo). La advertencia se dirige a Netanyahu y a sus aliados occidentales.

Las protestas de los universitarios en el mundo occidental

Las estrategias de extrema violencia desarrolladas por Israel contra Gaza han suscitado protestas a nivel mundial desde el inicio del conflicto. No obstante, las protestas se han hecho masivas desde mediados de abril, cuando la situación de hambruna ha empeorado las condiciones de sobrevivencia de los palestinos. Muchos analistas observan que el movimiento juvenil es similar a los que tuvieron lugar contra el apartheid en África del Sur y contra la guerra en Vietnam.

En Estados Unidos, los jóvenes universitarios de las grandes universidades de Columbia, Berkeley, UCLA, Harvard, entre otras, desarrollan actividades de protesta denunciando la política del presidente Joe Biden, que sigue apoyando al gobierno de Netanyahu y continúa con los envíos de armas y de municiones, a pesar del comportamiento irrespetuoso de las leyes internacionales, y simplemente de la moral humana que Israel está desplegando desde hace 7 meses.

En Francia, los estudiantes de “SciencesPo” —Instituto de estudios políticos muy reputado en el país—, y de otras universidades como la Sorbonne, están tomando los locales para protestar contra la incapacidad de imponer la paz en Gaza. Los jóvenes exigen el alto al fuego, el cese del envío de armas a Israel, y el reconocimiento del Estado palestino. Sin embargo, las fuerzas del orden están reprimiendo con brutalidad ese movimiento que sigue expandiéndose fuera de Estados Unidos, a Canadá, Francia, Alemania, Suiza, Italia, Reino Unido y hace poco a México.

Las juventudes de países occidentales parecen despertar sus sentimientos de defensa del orden pacífico, contra las violencias extremas de la guerra, en defensa de los derechos humanos y de la paz en general. Quizá por temor a un avance incontrolable del movimiento juvenil, los gobiernos están reaccionando de manera muy negativa. En Israel, Netanyahu acusa a los jóvenes que protestan de ser “antisemitas” y este argumento es retomado en Estados Unidos y en Francia. La acusación es inadmisible pues lo que reclaman los jóvenes es la paz, y su crítica del gobierno israelí que perpetra crímenes contra los palestinos puede ser tildada de anti-extrema derecha y/o de anti sionista, pero en ningún caso de “racismo contra los judíos”. Dicho esto, ciertos grupúsculos extremistas se mezclan a veces en las manifestaciones para propagar sus ideas inmorales, pero ello no se puede generalizar o tomar como pretexto para condenar las protestas justas.

Reflexiones finales

• Debe quedar claro que la guerra que está desarrollando Israel contra los palestinos de Gaza es una guerra colonial y territorial, que intenta apropiarse del suelo palestino para imponer su poderío político, y que no retrocede ante ninguna estrategia militar de extrema violencia para conseguirlo, aunque ello cueste la vida a decenas de miles de civiles. No se trata de una “guerra de religión”, pero la extrema derecha israelí está instrumentalizando la Shoah y el “antisemitismo” para justificar lo que no tiene ninguna justificación legal ni moral: la destrucción de los palestinos de Gaza.

• A pesar de que la comunidad internacional sea incapaz de imponer la paz y salvar las vidas de los palestinos de Gaza, la justicia internacional tendrá la posibilidad de imponer su arbitraje y, llegado el momento, juzgar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por Israel contra los palestinos. Si ello no se realiza, la impunidad quedará como una posibilidad que pueden aprovechar otros Estados autoritarios y antidemocráticos —como China y Corea del Norte— en el futuro cercano. Después de la invasión de Ucrania por Rusia, el 22 de febrero de 2022, los Estados cercanos temen que el gobierno ultranacionalista de Putin trate de anexarlos. Vivimos en efecto una coyuntura internacional muy compleja por el retorno de contiendas bélicas que se pensaban enterradas en Europa, y luego de 79 años de pacifismo todos los países europeos están retomando las políticas de rearmamento militar. En nuestro mundo interconectado las guerras tienen consecuencias importantes en todos los países, desde hace dos años la guerra en Ucrania/Rusia ha llevado al encarecimiento del trigo, y la guerra en Oriente Medio puede aumentar dramáticamente el precio del petróleo.

• Finalmente, considero que es saludable que los jóvenes universitarios de los países occidentales se sientan comprometidos en la defensa de poblaciones vulnerables que sufren de una guerra de extrema violencia; esperemos que sean escuchados, que las conciencias ciudadanas se despierten en defensa del orden democrático y de los derechos humanos, contra la irracionalidad de las guerras y de la barbarie humana.

(*) Investigadora asociada al IDEHPUCP


[4] Noticias ONU, 25 de marzo, Israel-Palestina: el Consejo de seguridad aprueba una resolución que pide el alto al fuego durante el mes de ramadán, https://news.un.org/es/story/2024/03/1528586

[5] Francesca Albanese, Noticias ONU, 26 de marzo, Relatora acusa a Israel de estar cometiendo genocidio en Gaza, https://news.un.org/es/story/2024/03/1528636