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Opinión 15 de diciembre de 2014

Por otro lado, el Perú tiene índices muy bajos de escolaridad y alfabetismo. En nuestro país hay, aproximadamente, 439 391 niños indígenas en edad escolar; sin embargo, 28.87% de niños y niñas indígenas no asiste al colegio y 73.1% de niños y niñas indígenas se encuentra atrasado según su edad escolar[3]. Es así como un gran sector de la población se encuentra en desventaja por el hecho de haber nacido lejos de Lima o por poseer una lengua materna diferente al castellano.

Según la teoría del desarrollo humano[4] el fin último de la vida es la libertad, importa el “ser” y no el “tener”. Para autores como Amartya Sen esto significa realizar todas las potencialidades del ser humano, él habla de desarrollo entendido como el acceso a oportunidades, así como de capacidad de agencia y ejercicio de la ciudadanía. Es por eso que el desarrollo humano involucra un cambio de valores frente a la cultura del consumo que privilegia el “tener”. Así, es necesario generar condiciones y ampliar las oportunidades de todas las personas para que puedan realizarse humanamente y ejercer sus derechos.

En un contexto como el peruano, es importante saber que no hay un solo modelo de realización humana y, gracias a la diversidad, entender que ninguno es mejor que otro. El motor del desarrollo humano es la capacidad de agencia y esta no se puede desarrollar sin libertad cultural y sin respeto por la identidad propia y del otro. En la actualidad muchos pueblos no se encuentran plenamente reconocidos por el Estado de derecho y no pueden ejercer sus derechos ni desarrollar sus capacidades plenamente, no tienen acceso una educación de calidad, entre muchos otros. Es así como se hace necesario, en un país como el Perú, establecer políticas de reconocimiento, políticas que permitan a todos los pueblos tener la libertad de escoger y reconocer su identidad. (Alprazolam)

El modelo de la Educación Intercultural Bilingüe nace hace más de 35 años en nuestro país[5] y trabaja bajo principios de conservación de la identidad, de equidad y reconocimiento de las niñas y niños indígenas en edad escolar. En nuestro país, según López y Sichra: “Hasta principios de los 80 la educación bilingüe tenía como objetivo llevar al alumno hacia la castellanización más efectiva, utilizando para tal fin la lengua indígena en los primeros años de escolarización”[6]. Es en la década del 90 en la que surge la Educación Bilingüe Intercultural (EBI) “(…) como respuesta a modelos educativos de uniformidad lingüística y cultural. Más adelante, cobraría fuerza la denominación actualmente más aceptada del modelo: educación intercultural bilingüe”[7].

En el Perú existe una Política de Educación Bilingüe Intercultural (PEBI) desde 1989, en 1991 se amplió los alcances de este enfoque con la Política de Educación Intercultural y Educación Bilingüe Intercultural (PEIEB) que concibe a la interculturalidad como principio rector de todo el sistema educativo[8]. Además, desde los años 80 ha habido muchos esfuerzos desde la sociedad civil; sin embargo, desde el ejecutivo, la inserción del modelo de educación intercultural bilingüe ha seguido un camino de luces y sombras. Recién en el año 2008 se creó la Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y Rural DIGEIBIR en el Ministerio de Educación. Desde ella se han impulsado iniciativas como la creación de materiales educativos en lenguas originarias y capacitación docente para la implementación de la metodología a nivel nacional. A pesar de ello, hace falta trabajar en el establecimiento de políticas pedagógicas según cada contexto y en indicadores que evalúen su efectividad real; en la descentralización de la implementación de la metodología a nivel nacional; y, en la inserción de las políticas de educación intercultural en la educación básica regular a nivel nacional. De esta manera, el Estado establecería una política de reconocimiento expresada en la garantía de una educación de calidad y apropiada para las y los niños que tienen como lengua materna una distinta al castellano.

Hace falta no solo reconocimiento, sino también visibilización y revitalización de las lenguas y las culturas,  evitar el sesgo indigenista y ruralista, mirar hacia los pueblos originarios como agentes de su propio desarrollo y no como meros beneficiarios. Como señala Mujica “… pasar por el reconocimiento de las diferencias y, al mismo tiempo, por la afirmación y defensa de la dignidad de las personas de las diferentes culturas, permitiendo que participen como ciudadanos en la construcción de la sociedad y que intervengan en los espacios de decisión”[9].

El tema de las identidades culturales en el Perú es complejo y amplio, por eso discusiones como ésta son importantes si la intención es hablar de desarrollo para todos. Se necesitan muchos más esfuerzos desde el aparato gubernamental a nivel de políticas de reconocimiento que no sólo trabajen por la preservación  de las lenguas y culturas de los pueblos originarios, sino que también por la erradicación de los escenarios de discriminación centralistas. Esto implica la implementación de políticas tanto en el sector educativo como en la regulación de los medios de comunicación, en el uso de espacios públicos, en la operativización de las lenguas originarias y en la convivencia social en general. Solo así podremos hablar de progresos significativos en cuanto a respeto y desarrollo real para todos los ciudadanos de nuestro país.

Escribe: Jackeline Velarde, investigadora del IDEHPUCP


[1] ZUÑIGA, Madeleine “La educación intercultural bilingüe: El caso peruano”. Foro Educativo. (2008): 44.

[2] INEI: Censo 2007 en web de la Defensoría del Pueblo: http://www.defensoria.gob.pe/

[3]  VASQUEZ HUAMÁN, Enrique; CHUMPITAZ, Annie; JARA, César “Niñez indígena y educación intercultural bilingüe en el Perú. Estadísticas recientes, preguntas (i) resueltas y tareas pendientes” (2009).

[4] SEN, AMARTYA “Desarrollo y Libertad” (2000).

[5] ZUÑIGA (2008): 10.

[6] LÓPEZ Y SICHRA (2004).

[7] ZUÑIGA (2008).

[8] VÁSQUEZ HUAMAN, CHUMPITAZ Y JARA (2009): 104.

[9] MUJICA, Luis en “Educar en Ciudadanía Intercultural”, Fondo Editorial PUCP (2007).