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Opinión 4 de agosto de 2020

Escribe: Marisol Cuéllar Morales (*)

El último mensaje a la Nación emitido por el presidente de la República fue aperturado con un recuento histórico de lo que fue el gobierno que tuvo a Pedro Pablo Kuczynski como jefe de Estado y el contexto de crisis política en el que el ex primer vicepresidente asumió el mando presidencial, trayendo a colación la crisis de corrupción iniciada con los audios de la vergüenza así como el punto álgido del conflicto de gobernabilidad que concluyó con la disolución del Congreso de la República y la elección extraordinaria de un Parlamento el último 26 de enero.

Todos los sucesos mencionados por el presidente tienen una común procedencia relacionada con la carencia de reformas integrales en el ámbito político, problemática que fue parte fundamental de la línea de acciones impulsadas por el actual gobierno. La más clara de ellas fue la constitución de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política cuyas tareas asignadas fueron la realización del diagnóstico correspondiente a la problemática que aquejaba al país y la formulación de soluciones institucionales.

La reforma política en el mensaje

Durante el mensaje a la Nación, el presidente de la República hizo referencia a los puntos de la reforma política que fueron logrados hasta la fecha como las modificatorias a la normativa que regula la inscripción de partidos, el fomento a la participación política de mujeres y los cambios en la regulación del financiamiento de organizaciones políticas.

Se destacó la necesidad de impulso de los puntos pendientes de la reforma haciendo mención a la urgencia de promover la participación ciudadana en la política partidista y la adopción medidas que garanticen la idoneidad de los candidatos postulantes a puestos de elección popular.

El discurso también hizo referencia al mandato de responsabilidad recaído en el Congreso de la República a quien exhortó a continuar con los puntos aplazados de la reforma, así como a no generar retrocesos, bloqueos o distorsiones que puedan afectar su integridad y sustancia no solo de forma sino también de fondo.

Por el lado del Ejecutivo, el carácter pendiente de la reforma fue acogido al ser incluida como cuarto punto de agenda del denominado “Pacto Perú”, iniciativa que buscará generar acuerdos mínimos con el fin de consolidar la democracia, encauzar el debate político y avanzar como país teniendo al Bicentenario como punto de partida.

Itinerario pendiente

Si bien la reforma política fue incluida en el Pacto Perú y se hizo un pedido de continuidad al Congreso, la lista de puntos por resolver que a la fecha cursamos camino a las Elecciones Generales 2021 es amplia. A pocos meses del proceso electoral está pendiente conocer cuales serán las reglas que regirán para las elecciones internas que realicen los partidos a fin de elegir a sus candidatos a la Presidencia, Congreso y Parlamento Andino. La propuesta del Ejecutivo iba orientada a la realización de un proceso de elección interna abierto y participativo que se vio suspendido por la pandemia y que deberá ser reemplazado por alguna de las disposiciones que anteriormente regían como mecanismos de selección. La aplazada propuesta también fijaba un filtro que permitía tener partidos mínimamente representativos en competencia y no vehículos personalistas que solo se constituyen para una elección. A la fecha tenemos veinticuatro partidos políticos facultados para presentar candidatos a los 148 puestos de elección popular que serán sometidos a elección y que sin consenso para eliminar el voto preferencial pronostica un proceso electoral sumamente desordenado y caótico.

«Si antes era prioritaria la aprobación de una reforma política integral ahora es además urgente, ya que se tiene en juego el desarrollo de un proceso que debe ser realizado de forma ordenada, transparente y democrática.»

Otra materia pendiente deviene en la incertidumbre de saber quienes serán las organizaciones políticas que podrán postular candidatos en vista de la circulación de un pre dictamen que permitiría la inscripción de nuevos partidos hasta setiembre, si bien es poco probable que esto pueda lograrse no deja de ser una acción que genera inestabilidad y desorden en el tránsito del proceso.

Finalmente, puntos como la modificación de la rendición de cuentas de campaña, aumento de la franja electoral y protocolos de salubridad pendientes para el día de la elección, están todavía en el tintero sin ser abordados.

Hubiera resultado importante que el mandatario hiciera explícita la necesidad de acoger estos puntos concretos en el Pacto Perú en respuesta a que no se vienen manifestando criterios unánimes por parte de los actores políticos respecto a las medidas recomendadas por los expertos integrantes de la prescrita Comisión de Alto Nivel.

Si antes era prioritaria la aprobación de una reforma política integral ahora es además urgente, ya que se tiene en juego el desarrollo de un proceso que debe ser realizado de forma ordenada, transparente y democrática a fin de garantizar que las autoridades que gobernarán una de las etapas más complicadas de nuestra historia estén dotadas de legitimidad de origen proveniente de unas elecciones bien organizadas que tengan como punto central la promoción de participación ciudadana acompañada de las correspondientes medidas de protección sanitaria. 

Tenemos consenso absoluto respecto al carácter vital de la atención de la emergencia sanitaria pero también es clave el socorro a la emergencia institucional y crisis de representación que vive el país, nuestra aspiración al Bicentenario debe ser llegar con el camino trazado que nos conduzca a tener un Perú con instituciones sólidas y representativas. Con voluntad política se puede lograr.

(*) Politóloga por la UNMSM. Especializada en partidos políticos, sistemas de partidos, procesos y reformas electorales.