Por: Kathy Subirana Abanto (*)
A pesar de no haberse mostrado sustento técnico alguno, todo apunta a que la fusión entre el Ministerio de la Mujer y el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) propuesta por el Ejecutivo será pronto una realidad. La situación es preocupante por más de un motivo, tal como lo explica en esta entrevista Marcela Huaita, exministra de la Mujer, jefa de la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad (OIGD) de la PUCP e investigadora asociada al IDEHPUCP.
La ciudadanía no ha tenido mayor explicación sobre la fusión de los ministerios de la Mujer y de Inclusión Social. Acudiendo a su experiencia técnica y política, ¿puede usted entender o extraer algún sustento técnico en torno a esa fusión?
De ninguna manera. No hay un sustento técnico porque los mandatos de ambos ministerios son diferentes. Cuando se crea el Ministerio de Inclusión Social su mandato y su administración tienen que ver con disminuir la pobreza, con programas sociales que se administran centralmente y que tienen que ver con transferencias de fondos. Por su lado, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) tiene políticas rectoras que articular con otros sectores. Por ejemplo, tiene la política de niñez, que debe articular con Educación, con Salud, con el propio MIDIS. Adicionalmente, hay una serie de factores de vulnerabilidad que el MIMP atiende y no tienen que ver con la pobreza. La situación de violencia contra las mujeres, por ejemplo, no es un tema de pobreza, como muestran las estadísticas, pues la violencia atraviesa a todo estamento, no discrimina según nivel socioeconómico ni edad.
Ya que no podemos encontrar un sustento técnico, ¿qué mensaje político podemos entender que da el Ejecutivo con esta fusión?
El mensaje político es que no se va a priorizar el tema de los derechos de las mujeres y que tienen miedo a la transversalización del enfoque de género; es un miedo a ver las brechas importantes en la sociedad, pues todavía hay que invertir mucho para llegar a la igualdad de condiciones entre mujeres y hombres y para reconocer el derecho a la diversidad de la comunidad LGTBIQ+.
Usted que conoce por dentro el Ministerio de la Mujer, ¿cuáles cree que serían las áreas más afectadas con la futura fusión?
Yo creo que el Viceministerio de la Mujer es el que puede tener mayor riesgo de desaparecer, pues el otro viceministerio, el de Poblaciones Vulnerables, aborda temáticas de niñez, de personas adultas mayores, de discapacidad, y esos son mandatos sociales que nadie discute. Lo que sí se discute son los temas de igualdad de género y el hecho de reducir las brechas de género en todos los sectores. A lo largo de los años se ha hecho un trabajo sostenido que hoy en día se traduce en que en todos los sectores tienen un comité que mira cómo se están trabajando las brechas de género no solamente en el quehacer del sector, sino también al interior del sector, y esto parece que incomoda.
La idea de desaparecer el Ministerio de la Mujer empezó en los pasillos del Congreso, cuando se voceaba que este se debería reemplazar por un Ministerio de la Familia. Partiendo de esto, y tomando en cuenta que el Ejecutivo y el Legislativo han jugado en tándem en más de una oportunidad con diversos temas, ¿podría significar esta propuesta de fusión una muestra más de esa suerte de alianza entre ambos poderes del Estado?
El hecho de que el Congreso haya propuesto una serie de leyes, no solo en materia de mujer sino en diferentes temas, y que el Ejecutivo tenga tanta anuencia con esas leyes, ya sea promulgándolas o guardando silencio ante ellas en lugar de observarlas, da para muchos comentarios en diversos aspectos. En este gobierno se están dando estas vertientes conservadoras no solamente desde el Congreso, sino del propio Poder Ejecutivo, y para todos es claro que hay una anuencia del Poder Ejecutivo ante las iniciativas del Congreso, y que hay ciertas transacciones que no conocemos. Y esto queda en evidencia por la falta de una exposición de las razones de la fusión de ambos ministerios o la falta de una discusión pública para ver las ventajas y desventajas. Todo nos da indicios de que esto es una negociación más política que técnica.
¿Podríamos decir que esta decisión es sorpresiva o que es una consecuencia de acciones previas del Ejecutivo? En otras palabras, ¿este gobierno ha tenido algún avance en materia de derechos de las mujeres y diversidades o solo contamos retrocesos?
Yo creo que este gobierno ha realizado fuertes retrocesos. Una muestra de ello es que el 2023 desapareció del organigrama del Ministerio de la Mujer la Dirección General de Transversalización del Enfoque Género, una dirección cuyo mandato era articular con todos los sectores y con los organismos constitucionalmente autónomos el tema de género. Que se borre esta dirección del organigrama supuso un fuerte retroceso, pues le quitó la interlocución al Ministerio de la Mujer para la transversalización institucional del enfoque género y creo que ese es un antecedente importante que muestra la posición del Poder Ejecutivo ―no es solamente el Congreso, sino también el propio Poder Ejecutivo― frente a este tema. Teniendo eso en mente, el que se cierre el Ministerio de la Mujer con la excusa de la fusión no llega a sorprender.
Esta desaparición del Ministerio de la Mujer en nuestro país coincide de alguna forma con el avance del conservadurismo en otros países. Por ejemplo, Argentina ha cerrado el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. ¿Qué más podemos esperar de los sectores conservadores en la región?
No solo en Latinoamérica, a nivel mundial se habla de una reacción contra el enfoque de género, una reacción antifeminista. Es decir, los sectores conservadores están tomando iniciativa y estableciendo una agenda que hace retroceder a la temática de género. Esto resulta importante especialmente como un mensaje para las nuevas generaciones, pues no falta quien piense que ya tenemos las condiciones de igualdad ganadas, y que este es un tema sobre el cual ya no es necesario discutir. Lo cierto es que no hemos alcanzado la igualdad y estamos todavía muy lejos de ello, incluso políticamente. Solo mira el gabinete que ha jurado hace unos días: casi han desaparecido las mujeres en el gobierno de la primera presidenta mujer; el Congreso, por su lado, ha promovido retrocesos en el marco normativo que permitía una mayor presencia política a las mujeres. Nadie va a defender nuestros derechos, sino nosotras mismas, y creo que ahí hay una reflexión que tenemos que hacer como sociedad: las mujeres hemos ganado muchos espacios, pero hemos avanzado sin el acompañamiento de los hombres y tenemos que buscar la manera de involucrarlos también en esta lucha.
(*) Periodista y responsable del prensa del IDEHPUCP