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Entrevistas 14 de marzo de 2023

Fuente: Universidad del Rosario.

Por Isabel Jave (*)

Esta semana conversamos con Sandra Botero, PhD en Ciencia Política de la Universidad de Notre Dame (EU) y profesora en la Universidad del Rosario (Colombia), sobre el uso del juicio político en América Latina. La especialista en la relación entre democracia y sistema judicial, en la intersección entre cortes y política y en el comportamiento electoral nos da un panorama general del uso de esta herramienta democrática y los posibles peligros que puede generar su mal uso.

Nos puede brindar un panorama general del uso del juicio político sobre altos funcionarios en América Latina que aparentemente se presenta con más frecuencia desde el 2016 y el caso de la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff.

Eso ya venía desde antes. El uso del juicio político se volvió común a principios del siglo XX incluso. Hacia finales de los 90s sucedió en Ecuador y a lo largo de los 2000 vemos distintas instancias de intento o ejecución de esta herramienta democrática en distintos países. Esta primera ola de juicios políticos fue muy importante en el sentido de que se trataba de una señal positiva de la consolidación de las democracias latinoamericanas. Era una muestra de que los países latinoamericanos lograron tramitar sus crisis políticas en el marco de sus instituciones.

Un trabajo clásico es el de Aníbal Pérez-Liñán sobre juicios políticos. Uno de los puntos a resaltar en su trabajo es que los juicios políticos son positivos en la medida en que logran encauzar una crisis política y logran correr a mandatarios corruptos, como fue el caso de Fernando Collor de Mello en Brasil. El problema es cuando se usan mal. ¿A qué nos referimos con esto? Hablamos de casos donde se abusa de la figura y se estiran demasiado los límites legales para el uso de los juicios políticos.

Creo que es importante ampliar el espectro histórico y volverse un poquito para atrás. Recordemos como la “primera racha” de juicios políticos de finales del siglo 20 e inicios del 21 donde fueron señales positivas de ejercicio de la democracia.

Creo que el problema actual radica en el contexto de hiperpolarización que vemos en muchos países de América Latina y el mal uso de algunos diseños institucionales. El caso particular de Perú es que ustedes tienen un diseño institucional muy problemático.

Nos podría decir con mayor detenimiento a qué se refiere cuando señala al mal uso del juicio político.

Sería un uso sesgado. Cuando hablamos de política, nos referimos a conflicto y discusión. Esto no necesariamente tiene que ser malo. Yo entiendo que la política está muy desacreditada y que es muy difícil pedir una apreciación diferente en tu país en este momento por lo que están viviendo. Yo creo que el problema sucede cuando las reglas se abusan y se hace un uso ilegítimo, ilegal y sesgado. Ese es el enredo. Si tenemos a un presidente haciendo horrores, tú quieres que haya un mecanismo para quitarlo del poder. El problema es cuando se usa mal.

Sobre los casos de Ecuador con Guillermo Lasso a punto de decidirse un juicio político a mitades de marzo y Colombia con las intenciones de la oposición de hacer un juicio político a Petro por los presuntos delitos de su hijo, ¿se estaría haciendo uso del juicio político adecuadamente?

Muchos de los presidentes que cayeron, se cayeron bien caídos por casos de corrupción hace unas décadas. Un ejemplo de ello es el caso de Ecuador y la vacancia de Abdalá Bucaram en 1997. Lo que pasó fue terrible. Las cosas ahí estuvieron mal. El problema es la instrumentalización de esas acusaciones. Cuando abusas de las instituciones las llenas de contenido.

Yo no me atrevería poner la situación de Ecuador y Colombia en la misma cartera.  No sé lo suficiente sobre Ecuador para pronunciarme. Pero te puedo decir con certeza que no estamos ni de cerca frente a un juicio político en el caso de Petro. En este momento estamos en una etapa muy incipiente de acusaciones que sin duda son muy graves y deben tomarse en serio. Cabe resaltar que comprometen al hijo del presidente Petro y que todavía tienen que ser probadas. No hay evidencia, en este punto, de que lo que haya hecho el hijo mayor del presidente Petro interfiera o beneficie directamente en términos de peculado. Creo que estamos en un momento muy embrionario todavía. De pronto termina en un juicio político. Sin duda alguna es un problema para el presidente.

Y, repito, si las acusaciones de corrupción son ciertas creo que debe haber un mecanismo para la rendición de cuentas así sea presidente. El problema llega cuando cualquier cosa se convierte en una acusación de corrupción y eso se convierte en inestabilidad institucional o el mal uso de las reglas.

Un posible ejemplo del mal uso de esta herramienta sería Perú, porque con acusaciones solo en etapa de investigación se plantean juicios políticos contra presidentes o altos funcionarios desde el Congreso.

Exacto. Creo que Perú es el peor de los casos en el sentido de preocupante. Este escenario donde el Congreso abusa de las reglas institucionales, que podrían estar mejor diseñadas, genera una inestabilidad política en tu país. Vemos en este momento su situación más complicada de deterioro de la democracia.

Volvamos a la reflexión de los trabajos viejos sobre el juicio político en América Latina. Esta herramienta puede ser muy valiosa para lograr que efectivamente los presidentes que estén involucrados en actos ilegales y en actos de corrupción salgan. No obstante, son un arma de doble filo cuando se convierten en mecanismos sesgados para saldar cuentas personales. Usarlos de esta forma genera mucha inestabilidad, destruyen la confianza de la ciudadanía en las instituciones. Esto genera un ciclo vicioso del cual es difícil salir si no se detiene el uso indiscriminado de esta herramienta por parte de estas instituciones. Y creo que el caso del Perú es el más agudo.

Yo no quisiera que el mensaje de esta entrevista sea que los juicios políticos son malos. No. Creo que los juicios políticos pueden funcionar. El problema más importante es el contexto hiperpolarizado en el que nos encontramos y el debilitamiento de las instituciones democráticas.

¿Qué es lo que deberían hacer los países de América Latina para impulsar el uso adecuado del juicio político para fortalecer y no debilitar la democracia en la región?

Creo que no hay una solución mágica. En general, podríamos decir que es muy importante que los políticos y la élite que se encuentran en esta discusión tengan un compromiso normativo con la defensa de los principios democráticos y la defensa de las instituciones. Se debe tener claro que las reglas están ahí para que se aplique para todos y no están ahí para que yo salde mis cuentas personales o para sacar a alguien que a mí me cae mal o a alguien que yo ya no quiero que esté ahí. Esto sí requiere un compromiso de los partidos políticos, los líderes y lideresas políticas, actores políticos sobre este punto y es central aplicarla en todos los países de América Latina.

Después de este punto, creo que debemos tener claro de qué país estamos hablando. Lo que necesita cada país, la estabilidad de su sistema depende de las características de cada país. Los enredos que está teniendo Lasso son muy diferentes a los que tiene Petro por ejemplo. Esto es otra cosa. Incluso las debilidades que está teniendo Dina Boluarte o que tuvo Castillo en su momento.

Lo que yo te diría que se debería hacer en Perú es diferente a lo que diría sobre Ecuador porque la realidad del Perú es muy particular. No soy peruana y no quiero que se me malinterprete y se crea que vengo a decir cómo solucionar este enredo, pero sería conveniente hacer un ajuste a la forma como está diseñada la posibilidad de vacar a un presidente. Además, ustedes están en el marco de una crisis mucho más amplia y sería iluso de mi parte decirte que el problema es una sola cosa.

Retomando el enfoque de la región, todos los países tienen en común que la defensa las instituciones democráticas en momentos de crisis requiere gente que esté dispuesta a defender esas instituciones y esas reglas incluso si no le convienen a nivel personal, a nivel financiero; sino porque son valiosas porque la democracia es valiosa. Eso no es fácil.

En su último libro. The Limits of Judicialization, vemos que toca el tema de justicia y democracia en distintos países de la región. Nos puede contar un poco más sobre su libro.

Este libro habla de diferentes temas en varios países. No se trata solo de juicio político, pero sí tocamos el tema de Lava Jato en Brasil. Un par de capítulos hablan del lado más oscuro de Lava Jato en el sentido de que pueden tener consecuencias negativas para la democracia. Este tipo de persecuciones judiciales se complejiza cuando el actuar judicial se vuelve perjudicial para el mantenimiento de la democracia misma.

 En el libro también pueden encontrar reflexiones sobre nepotismo en el Poder Judicial en México, el funcionamiento sobre la jurisdicción de paz en Colombia, trabajos sobre Perú y lo que ha pasado con la implementación de fallos sobre derechos reproductivos, entre otros. En el libro tratamos de pensar un poco sobre lo que pasa con la estabilidad de la democracia cuando se llega a extremos en la judicialización de ciertos conflictos sociales, cuando el Poder Judicial se politiza y se sesga en ese sentido.

(*) Encargada de prensa en el IDEHPUCP.