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Nacional 14 de julio de 2020

Compartimos el artículo publicado por Marcela Huaita, abogada e investigadora asociada IDEHPUCP, en su blog PUCP.


Si pensamos que la violencia es un continuo que amenaza de manera permanente la vida de las mujeres peruanas bajo diferentes manifestaciones como la violencia de pareja, el acoso sexual callejero, el acoso sexual en el ámbito educativo, el hostigamiento sexual laboral, el acoso político, y un largo etcétera., podríamos pensar que el derecho a la vida y a la integridad es el que puede ser más vulnerado. Sin embargo, esta percepción no es la que corresponde a nuestra idiosincrasia. Veamos algunas cifras recogidas en la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos[1].

Los resultados de esta encuesta nos permiten conocer las principales percepciones de la ciudadanía frente a la protección de los derechos humanos en el Perú. Al respecto resulta interesante comparar la percepción sobre los derechos que a los(as) peruanos y peruanas les importan más, y comparar la percepción que se tiene sobre los derechos que se perciben como menos respetados para el caso de las mujeres (Fig. 1 y 2).

Fuente: Informe Analítico de la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos. MINJUSDH. Junio 2020 p. 16 y 48

Si observamos los datos, podemos encontrar una cierta coherencia respecto de los derechos a la educación y a la salud que destacan entre los que más le importan a la población, y también están entre los derechos que más se respetan en el caso de las mujeres.

No obstante, cuando observamos el derecho a la vida y a la integridad, encontramos que nuestra población lo considera como el tercer derecho más importante. Pero, cuando se trata de analizar si este derecho –siendo tan importante- es uno de los más respetados para el caso de las mujeres, vemos que no. El derecho a la vida y a la integridad se encuentra entre los 5 derechos más vulnerados para el caso de las mujeres. Sin embargo, no es ni de lejos el derecho que se considera más vulnerado, antes que este derecho encontramos en primer lugar como derecho más vulnerado, el derecho al trato digno y a no ser discriminada, el derecho al trabajo y al salario digno, así como varios otros; ubicándose el derecho a la vida y a la integridad recién en el quinto lugar en la percepción ciudadana.

Si bien, sabemos que toda forma de violencia es un acto de discriminación (CEDAW RG 19), no nos deja de llamar la atención cómo las diversas formas de vulneración del derecho a la vida e integridad de las mujeres aún no son percibidas ni valoradas como tales. Su vulneración en muchos casos es sufrida por las mujeres como parte de las reglas de juego  de nuestra sociedad, y percibidas por la comunidad como formas de discriminación que las afectan. Esta invisibilización de la violencia, o más bien su normalización, ha sido corroborado por la ENARES 2019, que nos arroja un índice de tolerancia social de la violencia hacia las mujeres del orden del 58.9%. (INEI, ENARES, 2019)[2].  Todo ello nos muestra los retos que aún tenemos por delante y la importancia de seguir trabajando en los cambios sociales, desde las políticas públicas.

Si desean profundizar en los datos que nos trae la encuesta de derechos humanos, pueden revisar el artículo que escribí para el Informe Analítico de dicha Encuesta:

HUAITA ALEGRE, Marcela. Comentarios a la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos. Grupo de Especial Protección: Mujeres.  P. 53 – 55. En: Informe Analítico de la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos.  MINJUSDH. Junio 2020

[1] MINJUSDH. IPSOS. II Encuesta Nacional de Derechos Humanos, realizada entre el 7 y 25 de noviembre del 2019.