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Nacional 29 de agosto de 2019

Difundimos el artículo completo de Cécile Blouin sobre los problemas de los migrantes venezolanos en conseguir un trabajo en Perú.


“La competencia en el mercado laboral informal, la discriminación y la alta rotación laboral son factores que permiten entender que la inserción laboral de los migrantes venezolanos es, en todo sentido, precaria e inestable”.

Informalidad, precariedad y rechazo son los síntomas de la inserción laboral de los migrantes venezolanos en Lima. Síntomas que, si bien no parecen ser sorprendentes, necesitan ser puestos en evidencia. Con este fin, el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Idehpucp), con el apoyo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), realizó una encuesta en nueve distritos de Lima a fin de conocer las condiciones de vida de la población venezolana recién llegada.

El primer dato impactante es su situación laboral: el 88% de los encuestados en marzo trabaja, y el 46% de ellos se dedica al comercio ambulante. La alta empleabilidad de esta población se explica por su edad: el 57% tiene entre 18 y 29 años. Otro dato llamativo es que el 40% de las personas encuestadas cuenta con título superior, y que todos los trabajos reportados –vendedor ambulante, jalador, operador de construcción, trabajadora del hogar, entre otros– no requieren de ningún tipo de formación. En ese sentido, el nivel educativo de la población venezolana parece no influir, por lo menos en un primer momento, en su inserción laboral.

Sin embargo, los motivos detrás de esta inserción en el mercado laboral informal son complejos y deben ser vistos tanto a la luz del contexto de la ciudad como desde la particularidad de la situación de los migrantes. El primer factor está vinculado con las características propias del mercado laboral peruano, en el que cerca del 67% de las personas empleadas en las ciudades trabaja de manera informal. En segundo lugar, no debe perderse de vista la situación de Venezuela para entender las necesidades económicas urgentes de esta población que requiere, además de sobrevivir en la capital, mandar remesas a su país de origen. Así, se encontró que el 68% de encuestados envía remesas a Venezuela. En tercer lugar, los problemas de documentación migratoria y las propias restricciones normativas, tanto laborales como tributarias, dificultan su inserción en el mercado formal. Tal como lo refiere una de las personas venezolanas entrevistadas: “Trabajo en un audiovisual como repartidor en bicicleta con Rappi. Por lo menos Rappi no pide ningún tipo de papeles”.

Esta inserción informal impacta también en los sueldos que reciben. El estudio halló que más de la mitad de las personas encuestadas gana entre S/500 y S/999, mientras que una tercera parte gana menos de S/500. En el caso de las mujeres venezolanas, el 40,9% de ellas gana menos de S/500, frente a un 27,9% de hombres que percibe lo mismo. Esto último evidencia una desigualdad entre las mujeres y los hombres migrantes, la que, lejos de ser una novedad en el contexto de desigualdades estructurales de género en el mercado laboral, se ve reforzada en el caso de las mujeres venezolanas por su doble condición de vulnerabilidad como migrantes y mujeres.

Otra dificultad que encontró el estudio es que conseguir trabajo no es sinónimo de estabilidad laboral. Tal como afirma una mujer venezolana: “Yo llegué hace un mes y he tenido cinco trabajos”. La competencia en el mercado laboral informal, la discriminación (cada vez más común y visible como se puede ver en los carteles de algunos restaurantes que señalan: “Se busca asistente de cocina: solo peruanos, no venezolanos”), la concentración de personas migrantes en ciertas zonas de la ciudad y la alta rotación laboral propia del sector informal son factores que permiten entender que la inserción es, en todo sentido, precaria e inestable.

Es claro que conocer la realidad de la población venezolana que radica en la capital es doblemente necesario. Primero, porque permite acercarnos a una población cuyas necesidades son muchas veces poco comprendidas y tomadas en cuenta. Y segundo, porque aproximarnos a su realidad es finalmente retomar nuestra propia realidad y empezar a discutir temas tan relevantes como las condiciones laborales, la discriminación y el problema de la informalidad en la ciudad de Lima.