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Nacional 13 de febrero de 2015
Hace unos días se inició un paro en Pichanaki, luego de que se registraran problemas en la zona a partir de setiembre del año pasado. ¿Qué dio pie a que el conflicto se tornara violento?

Los que están azuzando el conflicto no están dentro del área de influencia directa de las actividades de Pluspetrol. La empresa ha trabajado en la zona lo ha venido haciendo con los directamente afectados, principalmente con indígenas. En el caso del conflicto hablamos de colonos, hay algunos cafetaleros, entre otros, que no necesariamente se verían beneficiados por la actividad extractiva por no ser del área de influencia directa. Cuando en noviembre del año pasado se realizó el primer bloqueo de carreteras, esto quedó evidenciado. ¿Qué es lo que está sucediendo ahora? Da la impresión de que la empresa no ha logrado satisfacer las demandas de este grupo. Las comunidades indígenas han señalado claramente que ellos no están de acuerdo con este tipo de movilizaciones. Información publicada en medios incluso señala que el dirigente principal es un etnocacerista, que estuvo en el Andahuaylazo, y que más o menos tendría intereses vinculados a cocaleros, etc., tomando en cuenta que esta es una de las áreas del VRAEM.

¿Solamente están participando en el conflicto personas que no son del área de influencia directa?

Es lo más probable. Las dirigencias principales de líderes indígenas han desligado antes y después de que comience la violencia. Estas han publicado pronunciamientos y cartas señalando que esto es un problema.

¿Qué demandan las personas que están manifestando?

Beneficios económicos. Cuando la demanda es que se vaya la empresa, es porque hay algo que no está funcionando bien. En una mesa de diálogo se pregunta ‘¿bueno, por qué quieres que se vaya la empresa?’ Y lo siguiente que te van a decir es porque están contaminando. El Estado va a decir: ‘perfecto, vamos a negociar, pero dime exactamente dónde está la contaminación’. En el caso de la mesa que está en el lote 192 (de la misma empresa), los líderes indígenas llevaron a todos los miembros específicamente donde estaba la contaminación, le tomaron fotos y efectivamente sí hay contaminación. En el caso de las protestas actuales en Pichanaki (sobre el lote 108) no es tan cierto.¿Cuáles son esos elementos de evidencia que te dicen efectivamente que hay un nivel de impacto tal y que la empresa debería irse, si todavía no ha estado funcionando?

El ministro Mayorga y la empresa han afirmado que en máximo tres días la empresa saldrá del lugar para poder iniciar las conversaciones. ¿Es usual que esto suceda?

Yo creo que es por seguridad. La información que se tiene es que las personas entraron a la empresa a quemarla. Entonces frente a eso el ministro debe haber conversado con la empresa. No han dicho todavía si van a salir del lote, tampoco han dicho que la actividad se va a detener. Si Pichanaki no quiere que estén ahí, entonces se irán a otra parte.

¿No sienta un mal precedente que se llegue a la violencia en muy pocos días y que la empresa se tenga que ir antes de iniciar las conversaciones?

Sí, es un precedente malo. Ahí, si se hace una evaluación mucho más grande, es un mal manejo de conflictos sociales por parte de la PCM. ¿Cuál es la estrategia de conflictos sociales que tiene el nuevo jefe de la Oficina de Diálogo y Sostenibilidad? A diferencia de Vladimiro Huaroc, con el nuevo jefe, Julio Rojas, no se tiene claridad de qué es lo que está planteando. No ha debido llegar a este nivel de violencia como el que hemos estado viendo. Eso se sabía desde hace semanas, yo sabía que iba a haber este paro porque yo trabajo con líderes indígenas que están preocupados en la selva central porque iba a reventar. Y si yo lo sabía porque me enteré en una conversación de una reunión de trabajo, es muy probable que el Ministerio del Interior también.

A este problema se suma el uso de armas letales sin la autorización del Ministerio del Interior.

Y ellos afirmaron que no se habían usado. Hoy confirmaron que es cierto. O sea, se están desdiciendo a sí mismos. Es un problema, porque entonces significa que no se sigue la línea de mando. El que está en la zona hace lo que le da la gana. Ahí hay un problema que escapa al conflicto en Pichanaki, y tiene que ver más con gobernabilidad y de estrategia política en manejo de conflictos a nivel nacional. Está acabándose la época de la lluvia y si se hace una revisión de los conflictos sociales a nivel nacional.

¿Qué se tiene que hacer para romper este ciclo?

Es un trabajo que junta inteligencia con prevención de conflictos sociales. Si sabes que va a ocurrir, vas a la zona, buscas a los actores, conversas con ellos. Es tomar al toro por las astas. ¿Faltan recursos? Sí, puede ser. Supongamos que faltan recursos. Entonces pides mayores niveles de recursos o, con los recursos que tienes, tratas de recoger información de la zona para trabajar con el gobierno local para que de alguna manera se pueda hacer algo.