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Notas informativas 3 de mayo de 2022

Foto: Andina

El cambio climático generado por la actividad humana es un tema urgente en el mundo pues sus impactos en el medio ambiente y en la población empeoran cada día y podrían volverse irreversibles dentro de poco. Desde la revolución industrial, las emisiones de gases de efecto invernadero, producidas principalmente por el uso de combustibles fósiles, se han incrementado a un nivel sin precedentes en la historia. Se sabe que estos atrapan el calor, incrementando la temperatura en la superficie terrestre, estos cambios de patrones climáticos tienen consecuencias como sequías, inundaciones, incendios forestales, el incremento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, entre otros.

A pesar de lo preocupante de estos efectos del cambio climático en la naturaleza, la tendencia actual parece indicar que las emisiones globales de gases de efecto invernadero no disminuyen; más aún, podrían incrementarse en un 15% durante esta década.

No obstante, el cambio climático causado por la actividad humana no solo está provocando una disrupción generalizada en la naturaleza y en los ecosistemas, sino también está afectando la vida de millones de personas a nivel global. El cambio climático es un problema fundamentalmente social pues repercute en el bienestar de las personas, en sus derechos humanos y en sus posibilidades de desarrollo: expone a miles de personas a situaciones de inseguridad alimentaria e hídrica y pone en situación de vulnerabilidad a distintos grupos poblacionales. De una manera más urgente y radical a las comunidades indígenas, pues ellas tienen una estrecha relación con el medio ambiente con otros matices, ya que se sirven de él directamente para reproducir sus medios de subsistencia, además del valor que este tiene en su cosmovisión.

Un ejemplo claro es la situación de la región amazónica del Perú, donde las sequías e inundaciones, los cambios en el ritmo de las estaciones y la desaparición de la biodiversidad ya están afectando a su alimentación y salud, así como sus prácticas culturales. Este contexto de inseguridad alimentaria, mayor exposición a enfermedades y dificultad de acceso a agua potable se suma a otros problemas enfrentados por las comunidades indígenas como son la deforestación, y la tala y la minería ilegales. Por otro lado, muchas comunidades indígenas han sabido desarrollar prácticas de adaptación para resistir al cambio climático y conservar actividades que han sido siempre importantes en sus culturas y que, además, han significado el centro de su estabilidad económica en muchos casos.

No se trata, entonces, de comunidades que solo sufren las consecuencias de este fenómeno, sino también de ciudadanos/as con capacidad de acción y conscientes de que esta situación debe ser atendida con urgencia. En esas respuestas de las comunidades, las mujeres han tenido protagonismo asumiendo nuevos liderazgos y participando en puestos decisivos.

Para conocer más sobre estos procesos de empoderamiento y adaptación, el IDEHPUCP está desarrollando actualmente el proyecto Pueblos Indígenas y Cambio Climático: Reconociendo las prácticas ancestrales y sustentables de mujeres indígenas para la adaptación al cambio climático. Este proyecto es implementado en alianza con la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú – ONAMIAP y financiado por la Obra Episcopal de la Iglesia Católica Alemana para la Cooperación al Desarrollo- MISEREOR.

Este se propone hacer más visibles los impactos diferenciados del cambio climático en mujeres indígenas, incluidas jóvenes y de su rol en el proceso de adaptación climática, y también emplear los conocimientos adquiridos como herramientas de capacitación según las necesidades de las comunidades de Satipo y Puno.

El cambio climático es uno de los más acuciantes problemas a escala global. Ha traído consigo retos que han modificado dinámicas culturales en la población, y esos retos,  su vez, han significado oportunidades para replantear roles, cuestionarlos, adquirir nuevos saberes y rescatar saberes tradicionales para preservar el bienestar. Es importante conocer estos procesos, así como también evidenciar las necesidades particulares de las comunidades indígenas y reconocer su agencia ante el desalentador panorama climático.