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10 de marzo de 2020

Escribe: Andrea Carrasco Gil (*)

Cuando ocurre una violación sexual o feminicidio, la sociedad busca culpar a la mujer de la agresión: se expuso, no se cuidó como debía, se la buscó, es culpa de la mamá por dejarla sola. De esa forma, se desvía maliciosamente la atención del verdadero culpable, el machismo impregnado en nuestro día a día, y se utiliza el componente de género como “chivo expiatorio”. Con la ola migratoria venezolana ocurre una dinámica parecida, la de culpar al “otro”. En este caso, la responsabilidad recae en los victimarios y aquí la nacionalidad se erige, maliciosamente, como el elemento que ha desencadenado el incremento de delincuencia e inseguridad en nuestro país.

Para muestra un botón: en Lima y Callao, ha aumentado sustancialmente la percepción que relaciona la migración venezolana con la delincuencia y el miedo[1], y se han legitimado medidas como la creación de la “Brigada Especial contra la Migración Delictiva”, a todas luces discriminatoria e injustificada. En ese contexto, los medios de comunicación parecen tener una fijación por incluir en sus noticias encabezados como: “Venezolano asesinó…”, “Banda de venezolanos robaron…”, “Ciudadano venezolano secuestró…”, mal usando la nacionalidad de los delincuentes para generalizar y desinformar.

Cuando nos remitimos a las cifras, parece que esta atribución de aumento de criminalidad a la migración venezolana es solo aparente. Y maliciosa, insisto. El Ministro del Interior, Carlos Morán, ha dado innumerables declaraciones sobre el aumento exponencial de denuncias contra ciudadanos venezolanos por hechos delictivos[2]: en el 2019 se reportaron más de 12 mil denuncias contra extranjeros, de los cuales los ciudadanos venezolanos representan el 80%.[3] Así, sin verlo en perspectiva, podemos concluir que la incidencia de delincuencia en esta población es altísima. Sin embargo, las denuncias contra ciudadanos extranjeros en el país durante el 2019 representan menos del 2% del total[4]. Asimismo, de acuerdo al Informe Estadística del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), solo el 2% de la población penitenciaria está compuesta por internos de nacionalidad extranjera, de los cuales los ciudadanos venezolanos representan solo el 30%[5].

En enero de este año, se publicaron los resultados de una encuesta de IPSOS y El Comercio sobre los principales problemas de las y los limeños. Los tres problemas principales identificados fueron la inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer y la migración venezolana, en ese orden. Estos resultados son interesantes pues la migración venezolana y la violencia contra la mujer aparecen en la lista por primera vez[6].

Esta aparición no es gratuita. Son innumerables los titulares de la prensa que vinculan la nacionalidad venezolana del agresor con la comisión de delitos por violencia de género, usando una vez más esta característica para atribuirle una acción negativa y delictiva. Esto produce que se perpetúen estereotipos y se generalicen dichas acciones respecto a toda la población migrante venezolana: el chivo expiatorio. Y de otra parte, cuando las víctimas son venezolanos y los victimarios peruanos, no se hace ninguna mención o vinculación con su nacionalidad. Y no, esto no se debe a un error u omisión de redacción.

Elaboración propia.

Frente a ello, me atrevo a ensayar algunas respuestas sobre la relación entre la visibilización de la nacionalidad de los agresores, la violencia contra la mujer y el temor a la migración. La principal causa, como señalé anteriormente, es la evasión de la responsabilidad por problemas que pre existían a la llegada de las personas venezolanas a nuestro país. La preocupación por la inseguridad ciudadana y la violencia de género frente a la llegada de “los otros” también se visibiliza en el plano laboral, económico y de garantía de derechos sociales de los migrantes. Existe y se refuerza cada vez la percepción de que los y las migrantes nos quitarán los puestos de trabajo, los seguros de salud, las matrículas en el colegio, entre otros temores.

Reforzar la idea del “otro” como responsable de los males de nuestra sociedad, legitima y justifica la implementación medidas aislacionistas y discriminatorias como la creación de la “Brigada Especial contra la Migración Delictiva”

Lo que se debe cuestionar, bajo estos supuestos, es la incapacidad de respuesta y adaptación del Estado peruano frente a una situación que no es nueva, que ha echado raíces y que más que una crisis temporal, es el nuevo escenario de nuestra región. La incapacidad del Estado de garantizar los derechos a la salud, trabajo, educación, de erradicar la violencia hacia las mujeres, de proteger a sus ciudadanos frente a la violencia y delincuencia en general no ha aparecido con la migración venezolana. Solo hemos caído en cuenta de la misma.

Reforzar la idea del “otro” como responsable de los males de nuestra sociedad, legitima y justifica la implementación medidas aislacionistas y discriminatorias como la creación de la “Brigada Especial contra la Migración Delictiva”, entre otras. En ese sentido, puede servir como “chivo expiatorio” para no asumir obligaciones, en el caso del Estado peruano, pero también es funcional a discursos políticos xenófobos, que pueden trasladar sus ideas en políticas que pongan en riesgo los derechos humanos de las personas migrantes venezolanas.

Asimismo, culpar al “otro” no es solo una práctica estatal, sino que ha calado en todos los rincones de nuestra sociedad. Hoy en día es innegable que la violencia de género es consustancial a todas las relaciones de poder en una sociedad con un modelo patriarcal, como la nuestra. Sin embargo, resulta más sencillo considerar que este tipo de violencia es importada, sin “Marca Perú”. Considero, siguiendo a Samir Nair, que esto se debe a la existencia de un sentido de solidaridad nacional y colectiva, a la necesidad de reforzar un vínculo frente a una sociedad debilitada y muy enferma. Frente a ello, resulta conveniente buscar a un culpable, buscar al enemigo en el extranjero para que el sentimiento de culpa no se agudice[7].

Este vínculo entre xenofobia y machismo, frente a la construcción del “otro” como el gran responsable de todos nuestros males, es un campo que necesita ser explorado desde diferentes perspectivas. El lugar de origen y el género son dos categorías que sirven para explicar la situación presentada en esta nota, sin embargo, puede no ser suficiente frente al reto de entender nuestra sociedad y cómo funciona.

Trasladar la culpa y la responsabilidad parece ser el sello característico de nuestra sociedad. Así como la xenofobia y el machismo. Todo junto resulta la receta perfecta para justificar vulneraciones a los derechos humanos de las personas migrantes y las mujeres, no solo de manera individual o aislada, sino también sistemáticamente. Ahora parece más sencillo delegar la culpa que hacerse cargo, pero a largo plazo nos costará más.

(*) Asistente e investigadora del Área Académica y de Investigaciones del IDEHPUCP.


[1] De acuerdo a los resultados de la encuesta “Cambios en las Actitudes hacia los Inmigrantes Venezolanos en Lima-Callao 2018-2019”, realizado por Instituto de Opinión Pública PUCP en coordinación con IDEHPUCP, el 81% de los y las encuestadas manifestaron que “son muchos los venezolanos que se están dedicando a actividades delictivas en el Perú”, mientras que el 68%, manifestó “desconfío mucho de los venezolanos que llegan al Perú.” En: http://repositorio.pucp.edu.pe/index/bitstream/handle/123456789/169459/IOP_1119_01_R2.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[2] Es preciso señalar que, es más de una oportunidad, el Ministro del Interior se ha referido al estudio de la Policía Nacional del Perú “Impacto de la migración de extranjeros en la incidencia de la criminalidad en el Perú” para presentar cifras que justifican la creación de la Brigada Especial, sin embargo, no hemos encontrado referencia ni el propio estudio.
[3] Perú 21. “Cifra de delincuentes extranjeros crece exponencialmente en el país”. En: https://peru21.pe/peru/inseguridad-ciudadana-cifra-de-delincuentes-extranjeros-crece-exponencialmente-en-el-pais-noticia/?ref=p21r
[5] Instituto Nacional Penitenciario. Informe Estadística Diciembre del 2019. En: https://www.inpe.gob.pe/normatividad/documentos/4295-informe-estadistico-diciembre-2019/file.html
[7] El País. “Échele la culpa al inmigrante, es bien fácil”. En: https://elpais.com/internacional/2019/01/18/actualidad/1547828751_843284.html