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Opinión 13 de julio de 2021

Por: Ángela Acevedo (*)

Hace algunos días, un hecho de discriminación que involucraba a una ciudadana afrodescendiente en un establecimiento de servicio en la ciudad de Lima, puso nuevamente en el debate público la importancia de discutir sobre las actitudes racistas que, a dos semanas de conmemorar 200 años de vida republicana, siguen dándose en el Perú y cuyo abordaje como problema público aún no es atendido con firmeza por la sociedad.

Hechos como los ya conocidos de manera mediática son evidencia de actos de discriminación étnico-racial que aún viven los ciudadanos afroperuanos y que son resultado de estereotipos y prejuicios conscientes o inconscientes. Estas erróneas acciones responden más bien a un conjunto de ideas que tenemos de cierto grupo étnico y que, a pesar del tiempo, asumimos como validadas en nuestra sociedad.

Pero, ¿a qué nos referimos cuando se habla de estereotipos o prejuicios? Los estereotipos son un conjunto de supuestas características asignadas a un grupo de personas basadas en su identidad étnica, sus rasgos físicos, sus costumbres o su cultura, mientras que el concepto de prejuicio se refiere a la conducta que se genera a partir de los estereotipos y que van a predisponer nuestra actitud hacia una persona basada en las características antes mencionadas. Los estereotipos se manifiestan cuando, por ejemplo, algún sector de la población asume que las personas afrodescendientes o indígenas son necesariamente sospechosas de cometer actividades delictivas o las asocia a la criminalidad. Un supuesto así de infundado podría generar un prejuicio y reflejarse en nuestra actitud hacia ellos o el trato que les damos.

Este estereotipo se evidenció en la I Encuesta Nacional “Percepciones y Actitudes sobre Diversidad Cultural y Discriminación Étnico-Racial”, elaborada por el Ministerio de Cultura en el año 2018, donde se señaló que el 60% percibe que la población afroperuana es discriminada o muy discriminada, principalmente por su color de piel, sus rasgos faciales o físicos y porque es asociada a la delincuencia.

Desde el Estado peruano se reconoce que el racismo es un problema público que genera exclusión y violencia, por lo que se han dado pasos para combatirlo que merecen ser continuados en pro del reconocimiento de las culturas que forman el Perú, en particular, aquellas históricamente discriminadas por motivo étnico o racial, como los pueblos originarios o la población afroperuana. Así, en el mes de junio del 2020, el Poder Ejecutivo presentó el proyecto de ley  N.º 5442, que promueve la diversidad cultural, previene  y sanciona el racismo y la discriminación étnico-racial. Esta es una normativa de interés público que merece ser retomada en el próximo Congreso de la República.

A ello se sumará la creación del Servicio de Orientación frente a la Discriminación Étnico-Racial – ORIENTA, del Ministerio de Cultura y que brindará información y acompañamiento a la ciudadanía que reporte algún caso de discriminación étnico-racial, incluyendo las alternativas de denuncia junto a la articulación interinstitucional para la atención oportuna de la misma.

La tarea del Estado, de la mano con la sociedad en su conjunto, es clave para sentar bases sólidas de orgullo por ese Perú diverso en el que vivimos y para que, desde el pleno reconocimiento a los pueblos indígenas, el pueblo afroperuano y las comunidades en las que coexistimos, podamos reconocernos y ejercer una ciudadanía libre de discriminación.

  (*) Viceministra de Interculturalidad.

Las afirmaciones y/o opiniones expresadas por el autor(a) de este artículo no reflejan necesariamente la opinión del Idehpucp y son de entera responsabilidad del autor(a).