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9 de mayo de 2017

Escribe: Iris Jave, investigadora senior y coordinadora del área de Proyectos y Relaciones Institucionales del IDEHPUCP

En esa perspectiva, el consumo y la divulgación de información a través de las redes sociales y la participación cada vez más intensa de los jóvenes en ellas, deja como resultado nuevas formas de intercambio y deliberación de ideas en todos los niveles, tanto para agruparse respecto de sus demandas o búsqueda de identidad, como para acceder a espacios de toma de decisiones donde pueden influir directamente y/o construir una actoría.

En un reciente estudio sobre la participación política de los jóvenes en el Perú, en dos partidos políticos tradicionales[1], encontramos un ejercicio permanente de la política que viene construyendo una militancia activa entre sus jóvenes seguidores, que buscan ganar espacios en sus propias organizaciones. Lo paradójico es que se trata justamente de dos partidos –el APRA y el PPC-, los más antiguos en el país y que afrontan profundas crisis institucionales, de representación, de ideología, de formación, de organización, entre otros aspectos. Esta investigación buscó identificar los incentivos de los jóvenes en la política partidaria; las barreras o limitaciones que encuentran en su trayectoria; y cómo es que los partidos políticos abordan, fortalecen o descuidan, a su militancia juvenil en un contexto de desafección política y cambios en las formas de «hacer política», ya sea como formas de activismo posibilitadas mediante las redes sociales o las movilizaciones sociales por causas específicas en distintas coyunturas políticas.

Participación política: ¿sin partidos?
Las protestas sociales en nuestro país durante los últimos años[2] han evidenciado una activación de la participación política de los jóvenes, reflejada en el interés por la política sin adscripción partidaria. Este fenómeno expresa la profunda desconfianza respecto a los partidos políticos «tradicionales» (Fernández-Maldonado, 2015). Este proceso no ocurre solo en el Perú; por ejemplo, en Europa se señala la disminución y el «envejecimiento» de los padrones de los partidos políticos como un reflejo de la crisis del modelo de partidos de masas.

En el Perú, la participación política de los jóvenes ha sido promovida desde varios espacios, lo que se reflejó en la Ley del Concejal Joven (2006) y la Ley del Consejero Joven (2009); pero los jóvenes aún enfrentan una serie de dificultades para intervenir más activamente en el sistema político peruano. Por ejemplo, las candidaturas jóvenes son ubicadas, mayoritariamente, en los últimos lugares de las listas o que se utiliza las cuotas de género, joven e indígena de forma concurrente en una sola persona, lo que limita las posibilidades de incorporar a más jóvenes en dichas elecciones.

Los estudios sobre las transformaciones de las organizaciones políticas peruanas no han discutido a profundidad cómo ese proceso ha impactado en la militancia juvenil. Algunas agrupaciones políticas como Alianza para el Progreso (APP) y Peruanos por el Kambio (PPK) han reivindicado la «mayor presencia» de jóvenes en sus organizaciones durante las últimas campañas electorales en el país. Algunos estudios señalan un mayor involucramiento de los jóvenes a partir del uso de redes sociales (Rivas, 2014) y otros señalan el incremento de su participación desde las protestas sociales (Fernández-Maldonado, 2015). Pese a ello, la exclusión juvenil parece darse al momento de convertir esta militancia política en postulaciones o en su elección como autoridades.

Conclusiones
Los hallazgos de la investigación confirman que aún en un contexto de desafección política y crisis de los partidos políticos, se encuentran jóvenes que deciden ejercer la política de forma activa, desde un partido político tradicional. Aunque los partidos políticos peruanos se encuentran en crisis severas, no han logrado expulsar la militancia juvenil: aún son un espacio de formación y construcción de identidad entre los jóvenes que pretenden realizar una acción política. A continuación, se presentan algunas conclusiones:

a. Militancia activa: los partidos políticos mantienen una vida orgánica en su interior y la militancia juvenil, si bien es poco visible y cuenta con pocos recursos, logra mantener una relación respecto de la estructura partidaria (formal) y una vida activa que se construye desde el propio espacio juvenil (informal). Esa militancia, mezcla nuevas y viejas prácticas políticas, asumiendo distintas estrategias por ejemplo, las ideas sobre las formas de “hacer política”: en el partido conviven prácticas tradicionales de formación política y al mismo tiempo, el uso de redes sociales para el debate ideológico y así se transmite la ideología en nuevos formatos, más accesibles e interactivos con los jóvenes. Igualmente, los jóvenes sufren el estigma de hacer política: se reivindica su participación política y al mismo tiempo, se estigmatiza ese quehacer desde un partido determinado. Esta estigmatización sobre la política en general también influye de forma negativa en la formación de militantes jóvenes.

b. Expectativas, motivaciones y demandas. Entre ellas, figuran la familia y la universidad como espacios básicos de socialización política; segundo, la motivación de hacer política para generar cambios (“pasar de la teoría a la acción”); tercero, la tradición partidaria, debido al peso histórico tanto en la familia como en el espacio estudiantil; los principales incentivos están relacionados con la ideología política, la identidad partidaria (historia del partido y de sus líderes), la formación política o de la doctrina y la posibilidad de acceder a cargos partidarios o postular en campañas electorales.

c. Canales formales e informales. En ambos partidos encontramos que las estructuras partidarias funcionan pero se encuentran debilitadas y, por otro lado, existe una organización informal que también permite el desarrollo de la militancia juvenil. Esta organización informal presenta oportunidades pero también limitaciones para la participación política de los jóvenes. Para la realización de actividades de formación política puede ser más eficiente acceder a algunos dirigentes partidarios o líderes políticos mediante redes personales; sin embargo, estas prácticas también pueden ser evaluadas como elitistas por parte de otros jóvenes militantes del partido político que no cuentan con estas redes.

Los resultados de esta investigación plantean considerar cuáles son los equilibrios mediante los cuales los capitales o incentivos partidarios permitirían potenciar las militancias juveniles en estos partidos políticos; aprovechar las motivaciones y expectativas que mantienen los jóvenes que deciden “hacer política” desde estos y movilizar sus capitales partidarios –ideacionales y administrativos- para fortalecerlos. Igualmente se confirma cómo las transformaciones en la sociedad peruana permean la conformación de una generación de jóvenes que decide participar de la política y hacerla desde un partido político tradicional. Si los partidos políticos se han transformado en sus formas de organización interna, las formas de militar dentro de estos partidos también se vienen transformando.

Un reto crucial para los partidos políticos es cómo afrontar estos cambios en sus militancias juveniles y cómo seguir promoviendo el acceso de nuevas generaciones a espacios de formación y pensamiento (ideología) y de decisión (poder). El reto es mayor en un escenario marcado por el uso permanente de las redes sociales digitales, donde el espacio es tan amplio e ingresan cotidianamente muchos y variados temas que la política se diluye, se deja de producir una deliberación racional al ser la agenda tan amplia (Trejo, 2015). La política adquiere un carácter efímero, y la deliberación racional y constructiva sobre los asuntos públicos da paso a otras formas de deliberación y confrontación donde los ciudadanos colocan sus propias interpretaciones, sus propias opiniones.

(*) Este artículo fue publicado en la edición Nº 269 de la Revista Ideele, del Instituto de Defensa Legal (IDL).

(04.05.2017)


[1] JAVE, I.& Uchuypoma, D. (2016). Jóvenes y partidos políticos. Dinámicas de la militancia en el APRA y el PPC. Lima: IDEHPUCP.

[2]La marcha denominada «No a la repartija», surgió como protesta frente a las negociaciones realizadas en el Congreso de la República para la elección del Defensor del Pueblo y los miembros del Tribunal Constitucional (2013); y la marcha contra «La Ley Pulpín» frente al proyecto de ley 3942/2014-PE (2014).