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Entrevistas 7 de noviembre de 2017

El confundir la labor de iniciativas como la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) con apología al terrorismo es una acusación que podría tender a ser una infamia en contra de la asociación dedicada a defender la memoria y participar del proceso de justicia transicional.

Una acusación como la descrita, es justamente la expresada por el congresista de Fuerza Popular, Octavio Salazar. Ante esto, la presidenta de ANFASEP, Juana Carrión, ha manifestado su rechazo. Mientras que la abogada de APRODEH, Gloria Cano, considera que “hay una campaña de personajes, dolidos por el fallo en el caso Cabitos y la apertura del caso el Frontón, para atacar a las madres de ANFASEP que desde hace 34 años luchan por verdad y justicia. No vamos a permitirlo”, afirmó para el diario La República.

ANFASEP fue creado en 1983 de la mano de Teodosia Cuya Layme, Antonia Zaga Huaña y la recordada Angélica Mendoza de Ascarza, «Mama Angélica». Con el apoyo de la Alcaldesa de Huamanga, Leonor Zamora, y el apoyo jurídico y espiritual del abogado Zósimo Roca fueron creciendo y en pocos meses aglutinaron a 800 madres, esposas y familiares de secuestrados.  En el 2005 se crearon el Museo ANFASEP, el cual exhibe las causas, los acontecimientos y las secuelas del conflicto armado interno con la intención de recordar y dignificar a las víctimas. Actualmente, la asociación  cuenta con unos 200 integrantes.

En esta edición de Tiempo Global, Mercedes Crisóstomo, antropóloga con experiencia etnográfica en la región sur andina, Magíster en Estudios de Género en la PUCP y estudiosa de asociaciones como ANFASEP, explica el valor de esta organización y cómo acusaciones como la del congresista Octavio Salazar, perjudican los procesos de Justicia Transicional y Memoria.