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Opinión 27 de abril de 2021

Por: Oscar Vidarte (*)

La política exterior no suele ser un tema de debate en las campañas electorales en el Perú. Salvo pocas excepciones, como fue lo relativo al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos el 2006 o la relación con Chile el 2011, los temas internacionales no han sido de interés para la ciudadanía al momento de tener que elegir un candidato o candidata para la presidencia de la República.

No obstante, los diferentes programas de gobierno sí incorporan un acápite con propuestas en el ámbito de la política exterior. Y es que en un mundo como el de hoy, creerse ajeno a lo que sucede en el exterior es evidentemente un error. Por ello, causa mucha preocupación el bajo nivel de la propuesta en política exterior de las dos candidaturas que han llegado a la segunda vuelta en la elección peruana.

Tratándose del plan de gobierno de Perú Libre, parece ser una propuesta de un partido de izquierda de la década del sesenta o setenta en cualquier país de América Latina. Existe un claro descuido de los procesos que aquejan al mundo y a la región en la actualidad. Al hacer un énfasis excesivo al imperialismo estadounidense y a la importancia de la soberanía nacional en todas sus versiones (discurso que se asemeja al debate autonomía-dependencia), el proyecto en política exterior planteado por el candidato Pedro Castillo parece estar anclado en los años más difíciles de la Guerra Fría.

Por ello no es casualidad que esta propuesta termine siendo rupturista con el orden vigente, ignorando la importancia de procesos globales que obligan al Perú a entenderse inserto en él. El rechazo que muestra a la interdependencia económica, al multilateralismo, a la defensa de los derechos humanos por parte del Sistema Interamericano o al papel humanitario que tiene las Naciones Unidas, son expresión de ello.

Por su parte, si la propuesta de Perú Libre es extensa y muy desarrollada, la propuesta de Fuerza Popular es limitada, por no decir, casi inexistente. Hace referencia a temas interesantes como integración regional y multilateralismo, así como a la idea de recuperar el renombre de la diplomacia peruana, pero lo hace en forma muy general, sin plantear propuestas concretas en política exterior. Es tan pobre que, entre lo poco que propone, se refiere a ampliar el Grupo de Lima como espacio de consulta y concertación política, desconociendo el porqué de su origen y su evidente fracaso. También hace referencia a la política sexta del Acuerdo Nacional, referida a la política exterior; sin embargo, lamentablemente el Acuerdo Nacional no solo ha perdido legitimidad en el tiempo, sino que luego de casi 20 años necesitaría ser revisado para que pueda hacer frente a los cambios que se han dado en el orden internacional.

«Si la propuesta de Perú Libre es extensa y muy desarrollada, la propuesta de Fuerza Popular es limitada, por no decir, casi inexistente.»

Y al igual que la mayoría de los planes de gobierno, la propuesta fujimorista incorpora una sección dirigida a los peruanos en el exterior. Pero, también adolece de propuestas, de ahí que más allá de cuestiones cosméticas como modernizar la gestión de los consulados o iniciar campañas masivas para el registro de los peruanos en el exterior, dice poco o nada.

¿Existen aspectos a resaltar en materia de política exterior en las propuestas que llegan a la segunda vuelta? En el caso de Perú Libre, es positivo su énfasis en entender la integración no solo en términos comerciales, así como su énfasis en la integración sudamericana. Además, plantear un debate acerca del futuro de algunos recursos estratégicos, el papel que cumplen los Tratados de Libre Comercio y la importancia de América Latina como un territorio de paz sin bases militares extranjeras, puede resultar interesante. Mientras que, por parte de Fuerza Popular, habría que resaltar la existencia de cierta continuidad en las líneas generales del discurso de la actual política exterior peruana, lo cual brinda estabilidad y coherencia, características fundamentales para todo país en el ámbito internacional. Es de resaltar que, al igual que los gobiernos de Vizcarra y Sagasti, la propuesta fujimorista también señala la relevancia del papel del Ministerio de Relaciones Exteriores durante la pandemia y en la recuperación económica, un tema ausente en el plan de gobierno de su rival.

En conclusión, si se evalúa según la óptica de la política exterior, ¿es preferible una propuesta que entiende en forma errada la dinámica mundial y regional y por ende el papel del Perú en el ámbito internacional, o una propuesta que muestra un alto nivel de desconocimiento y desinterés por la dinámica mundial y regional, obviando el papel que el Perú debe tener en un mundo tan cambiante, al punto que parece ser más de lo mismo?

(*) Analista internacional y docente PUCP.