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Opinión 10 de junio de 2016

El voto reciente, y que posee un fuerte contenido ético, deberá ser visto con atención por el nuevo Presidente. Debe tomar conciencia de que ha ganado con votos prestados teniendo muchos de ellos un fuerte componente moral. Por tanto resulta importante que su gestión se rija por principios fundamentales de transparencia; apertura a la crítica; nula tolerancia frente a la corrupción; duro combate a las actividades económicas ilegales así como respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos defendiendo así una democracia preocupada por la vigencia del Estado de Derecho.

El señor Kuczynski deberá, además, afrontar otros retos importantes: continuar con la senda del crecimiento económico que se ha mantenido en democracia haciendo que sus beneficios lleguen a cada vez más personas: la dotación de servicios básicos como educación, salud, vivienda, protección del medio ambiente y, como asunto especialmente importante el combate integral y eficiente contra las amenazas que enfrenta la seguridad ciudadana.

Además, deberá honrar sus compromisos en materia de derechos humanos. Ello comprende la implementación del plan de búsqueda de personas desaparecidas; una política clara respecto de los derechos de las personas con discapacidad; la continuidad del Plan Integral de Reparaciones para las víctimas del periodo de violencia que vivió el Perú entre 1980 y 2000; el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo así como un conjunto de medidas contra la discriminación bajo cualquiera de sus formas. Finalmente, pero no menos importante, deberá comprometerse de modo radical en los temas de la Educación y la Cultura: camino principal para llegar a ser mejores en todo sentido.

Del lado perdedor, la candidata Fujimori deberá demostrarnos que es real su compromiso con la democracia, liderando una bancada que no sea obstruccionista. Ella desde su posición ha de practicar un ejercicio de fiscalización del poder que no suponga persecución política y más bien debería colaborar en los esfuerzos renovadores que implican, como punto de partida, la severidad frente a los actos de corrupción y criminalidad, sin importar que personas los hayan cometido. No cabe duda alguna: transparencia, diálogo honesto, afirmación de las libertades ciudadanas, crecimiento equitativo, sociedad digna, educada y culta, esas son las metas por alcanzar, Señor Presidente, Señora líder del partido Fuerza Popular.

Escribe: Salomón Lerner Febres, presidente ejecutivo del IDEHPUCP, para La República