Entre 1980 y 2000, la selva central, en particular la provincia de Satipo, ha sido el teatro de un ciclo de extrema violencia desatado por el Partido Comunista del Perú (PCPSL), y en menor medida el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), a la cual respondieron las Fuerzas Armadas con medidas contrainsurgentes brutales, acompañadas de liberaciones de miles de cautivos de los campos senderistas.
La “pacificación” de esta región del país ha costado la vida a cerca de 7,000 Ashaninka y Nomatsiguenga, y a cientos de colonos andinos. En el periodo actual de posguerra, persiste una ‘guerra de baja intensidad’ en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM).
En este libro se exponen y se analizan los hechos de violencia de todos los actores armados de una guerra que en esta región fue una guerra civil. En la selva central se opusieron: ronderos nativos (Ashaninka y Nomatsiguenga) y colonos andinos a los senderistas andinos y nativos (Ashaninka y Nomatsiguenga). Las fuerzas del orden participaron en la guerra al lado de los ronderos. Al igual que en Ayacucho, en la provincia de Satipo se sufrió una guerra entre prójimos en la cual las prácticas de violencia concernieron: el reclutamiento forzado en las filas subversivas de adultos y de niños soldados, las torturas, las mutilaciones, los asesinatos, las ejecuciones, las masacres y la instalación de campos totalitarios senderistas. La realidad de estos campos creados por los dirigentes del nefasto PCP-SL es un suceso inédito en el Perú y en América Latina.
Desde la perspectiva de la antropología de la violencia, cuyo factor común es la negación de la humanidad del Otro que se extermina, este libro trata de dar cuenta de los horrores de la guerra entre los Ashaninka y los Nomatsiguenga, teniendo como horizonte de estudio la reconstrucción histórica de los hechos y la búsqueda constante de la verdad. Las fuentes prioritarias son los testimonios recogidos por la autora entre 2008 y 2015, y los testimonios recabados por la CVR entre 2002 y 2003.