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9 de marzo de 2021

Escribe: Leah Sacín Gavancho (*)

Una de las primeras cosas que aprendemos cuando estudiamos periodismo es que los medios “construyen una representación de la realidad”. Parece sencillo de entender y quizás no le damos muchas vueltas a la idea; pero un día, luego de escuchar críticas por largo tiempo, me detuve a pensar: ¿qué realidad andamos construyendo para los televidentes aquí y ahora? ¿acaso en el mundo viven solamente un puñado de hombres de mediana edad? ¿qué es aquello que llaman el “elenco estable” y por qué es mayoritariamente masculino? ¿por qué en los medios de comunicación las mujeres expertas son invisibles en tantas ramas del conocimiento?

Debo admitir que como periodista no había reparado demasiado en el hecho. Pero al detenerme a mirar la dimensión del problema pude descubrir que, según el Proyecto de Monitoreo Global de Medios “Who Makes the News” del año 2020, solo uno de cada cinco expertos entrevistados a nivel mundial es mujer. En el Perú no tenemos información tan precisa, pero me gustaría mencionar una imagen que pudimos capturar en Voceras, asociación de la que soy socia fundadora y que busca aportar a cerrar la brecha de representación de mujeres en el debate público, en un monitoreo de un mes de columnas de opinión en tres diarios peruanos: solo el 21% de columnas fueron escritas por mujeres.

Si los medios de comunicación no estamos incluyendo una cantidad significativa de mujeres expertas en distintas áreas entonces estamos faltando a nuestra primera descripción, estamos sesgando la realidad y mostrando una fotografía perversamente incompleta. Estamos fallando en uno de nuestros principios fundamentales. Sin duda el primer paso para cambiar esta realidad es notarla. Muchos periodistas no nos hemos detenido lo suficiente y no hemos calculado el enorme poder que tiene aquello que hacemos visible.

«No se trata de tener mujeres solo en algunos temas que se han fijado como ‘femeninos’; se trata de que estén como están en el mundo, en su diversidad y complejidad, en sus múltiples roles»

Las mujeres expertas tienen poca presencia en el debate público. Pero no todas las mujeres son invisibles. Algunas sí están ahí: en la sección policial cuando fueron asesinadas en “un arranque de celos” o en la sección de espectáculos para recibir opiniones sobre su cuerpo y su vida privada. Entonces las mujeres por fin son nombradas pero el lenguaje, aunque las hace visibles, las daña, las revictimiza y las degrada.

Es entonces cuando a los periodistas nos toca detenernos en el poder del lenguaje. Cada palabra que utilizamos puede ser una herramienta para legitimar las agresiones y reproducir violencia. A través del lenguaje construimos nuestra forma de entender el mundo, cada palabra tiene un valor y una importancia. Entonces deberíamos dejar de leer que a alguna mujer “la mataron por infiel” porque nunca puede estar el crimen en las manos de la víctima. Porque tenemos que aprender a luchar contra la violencia estructural con todas nuestras armas. Que las palabras sirvan para describir con justicia y quizás señalar el camino hacia un mundo mejor.

Cada vez que impulsamos la paridad en nuestras páginas, en nuestras pantallas, estamos poniendo frente a los ojos de miles de niñas y niños una aspiración, un ideal, una representación de la realidad donde la mujer puede tener muchos roles y dejar de ser tan solo la fuerza invisible que se encarga de todo aquello que es importante pero que nadie ve. No se trata de tener mujeres solo en algunos temas que se han fijado como “femeninos”; se trata de que estén como están en el mundo, en su diversidad y complejidad, en sus múltiples roles.

Mientras la realidad nos siga diciendo que estamos muy lejos de eso, no tendremos mucho que celebrar. Según el último Índice Global de la Brecha de Género, serán necesarios 202 años para que la brecha económica mundial entre hombres y mujeres se cierre. ¿Cuánto para conseguir paridad en entrevistas y columnas? Pues dependerá de nosotros, es nuestra responsabilidad traer a más mujeres expertas al debate público. 

Mientras sigamos con la tarea trunca solo podría decir: feliz día de la mujer invisible y que de regalo adquieran un súper poder inverso: que las vean, que las escuchen, que sus voces inspiren y rompan barreras, incluso las que no sabían que estaban ahí.


(*) Periodista Socia Fundadora de Voceras